CAPÍTULO 6

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Dolor...

Despierto  por el inmenso dolor que siento en la espalda, me levanto de la cama y siento como si el fuego quemara mi espalda.
Veo una luz proveniente del medallón en mi pecho, lo toco y está brilla aún más.
El dolor aumenta más y más, me retuerzo en la cama de dolor y escuchó un estruendo y seguido una luz, quizá esté lloviendo.

Un pitido doloroso escucho en mis oídos y los relámpagos empiezan  a suceder con más frecuencia, ¿qué demonios pasa?
Una luz cegadora me hace cerrar los ojos con fuerza mientras me retuerzo de dolor.

—Alex, escúchame.— Como puedo abro los ojos y el rostro de Peter aparece en mi visión. Su camisa está rasgada y en todo su cuerpo había heridas que comienzan  a sanar. Intentó tocarme pero algún tipo de electricidad que emana de mí lo hace salir volando hasta que se golpea con la pared de enfrente.

Tarda un poco pero se pone de pie, mis gritos de dolor lo hacen abrir los ojos de más y vuelve a intentar acercarse.

—Está bien, respira.—Puso sus manos enfrente y las subía y bajaba como si intentase que lo siguiera.

Trate, juro que no hice pero el dolor era insoportable. Sentí morir, sentí los huesos de mi espalda romperse. Me senté de prisa y cerré mis ojos con fuerza después de eso no supe más.

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Jason

—No puedes pasar, los rayos te matarán.- Will me sujetaba del brazo como si dudara de mi cordura en ese momento.

Toda la academia había despertado por los repentinos rayos que comenzaron a caer. Salimos de nuestras cabañas y pudimos ver que la cabaña de Alex formaba un círculo de electricidad a su alrededor.
El cambio está sucediendo, la piedra al fin había roto el bloqueo que le fue impuesto a ella.
No imagino el dolor por el que estaba pasando, el cambio es muy  doloroso y a su edad debe  serlo aún más.

Todos corrimos al lugar, algunos más por curiosidad que por otra cosa.
Theodore llegó y nos pidió a todos volver a nuestros dormitorios, claramente nadie lo obedeció, y es que algo como esto no se ve todos los días.

—Voy a entrar, alguien debe explicarle el cambio. Ayudarla a calmarse o destruirá la academia.—Insistí.

—Yo lo haré.—Peter camina intentando entrar entre toda la multitud y me tenso solo de pensar que el este con ella y no yo.

—No.—No permitiré que él se le acerque a ella.

—Jason, él puede atravesar el escudo.—Will me tomó del hombro tratando de persuadirme.

—Si, eso es. Entra y detenla.—Ordena Theodore y por más que no  quiera que  entre, ellos tienen razón.

El cuerpo de Peter se sacude al cruzar la energía y después de ser lanzado dentro, cae al suelo, pasan unos minutos en los que dudamos si se levantará, pero lo hace y se pone de pie. Gira a nuestra posición y después de alzar el pulgar en señal de que está bien entra a la cabaña.

Cepillo mi cabello con los dedos en frustración y camino de un lado a otro, debo ser yo el que esté  con ella, después de todo soy yo su Alma.
Aún no estoy seguro de si quiero reclamar y poseerla, está la cuestión de Caroline pero el solo hecho de pensar que está sufriendo y que no estoy con ella me afecta.

Un Rayo cayó muy cerca de nosotros y unos gritos de susto de los presentes llamaron mi atención. Esto debe parar si no podría dañar a alguien.
De pronto todo cesó, la barrera cayó y fue la señal que necesito para entrar a la cabaña.

La encuentro tirada en la la cama, en medio de un charco de sangre en señal que sus alas han brotado y vuelto a su lugar. A su lado Peter que al percatarse de mi presencia, solo asiente y sale  de la cabaña.
Sentí la necesidad de acercarme, me senté a su lado y acaricié su cabello. Una chispa de electricidad me recorrió el cuerpo pero era soportable. Así que ese es su poder, la electricidad, igual que su padre.

—Zeus debe saber esto.- Theodore acomoda sus gafas, no me di cuenta que había entrado detrás de mí. Se giró y salió, supongo que a llamar a Zeus.

—Así que Electricidad eh.—Miro a Will.- Podría matarte cuando la hagas enojar.

— Cállate.- Le ordenó.

—Sabes que Ares estará realmente feliz cuando se entere que su hijo favorito es el Alma de la Princesa.— Will se sienta en un sofá que estaba frente a la cama.

Lo miro y luego a ella. Claro que había considerado eso, mi padre estará feliz. Siempre sirviendo a Zeus, siempre a su lado, su fiel escudero. Que Alex sea mi Alma significa gran unión entre las dos familias, pero no es  algo que yo quisiera, no si eso afecta a Caroline, yo la amaba, la amo. Estoy seguro de eso. Entiendo que la marca en nuestras muñecas significa que ella sería la mujer perfecta, engendraremos hijos de sangre pura pero no significa que estoy  obligado a estar con ella, a lado de Caroline también sería muy feliz.

— No voy a dejar a Caroline.— Me levanto de la cama y camino a la puerta.

— ¿Estas diciendo que le darás la espalda a tu Alma?.— La pregunta de Will me hizo detener mi andar. Me giro y lo miro

—No puedo dársela a Caroline.

— Espero no te equivoques.

Un quejido me hace apartar la mirada de la cara decepcionada de Will, Alex frunce la cara demostrando el dolor que le causaba moverse.
Abre los ojos de golpe y el  color de sus ojos ya no son  avellanas, miré a Will quien contemplaba al igual que yo los electrizantes ojos de la chica.
Parpadea y vuelven a su color normal.

—¿Qué... Qué pasó?.—Su voz ronca pregunta, Will y yo nos miramos preguntándonos quién de los dos le dará la noticia.

— El cambio pequeña.—Es él quien habla, ella parece recordarlo todo.

—Petter, él...—Intentó levantarse pero Will se acercó con intención de evitarlo.
Una luz emanaba de ella y Will sale lanzado a una de las paredes de la cabaña, mi reacción es  correr tras de él. Levante su cabeza.

- Will, Will.- Lo abofeteó esperando que reaccione pero no lo hace.

- Yo, yo lo siento.- Escucho la voz de Alex asustada a mis espaldas pero no le hago caso, mi atención está en mi hermano que no reacciona.

- WILL.- Mi hermano abre los ojos, parpadea  y me mira.

- Estoy bien.- Intenta sentarse y lo ayudó levantandolo.

- Lo siento.- Me permito  mirarla, mira sus palmas que emana esa electricidad. Soy consciente que ella no entiende lo que pasa en este momento, su mirada de confusión me lo dice.

- No es tu culpa, debes aprender a controlarlo.- Will se puso de pie y continuó.- No te preocupes.

Se sienta a su lado y le sonríe. Paso saliva intentando tragar el nudo en la garganta que se me hace al verla tan débil, tan frágil.

Me afecta tanto sentirme así, Caroline no se lo merece.

Sacudo mi cabeza para tratar de eliminar esos pensamientos de mi, respiro y salgo de la cabaña, es lo mejor que puedo hacer en estos momentos.

La Guardiana de la piedra doradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora