Celos.

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Mientras Butters sufría pensando en dónde podía estar en ese momento, Kenny se mantenía en uno de los balcones, aislado, fumando... Algo muy poco frecuente en él, lo cual quedaba demostrado por las miradas extrañadas que recibía desde lo lejos. Varios eran los que se preguntaban qué tenía.

Ciertamente sus pensamientos no eran felices, y todo había sido gracias a Cartman, como siempre. En esa ocasión no se había tratado de burlas y chistes malos sobre pobres. No... El maldito gordo lo sabía: sabía lo que había iniciado y mantenido con Butters desde que eran niños. Se lo había hecho saber con una de sus usualmente crueles burlas y lo había declarado un marica. Se preguntó cómo lo había sabido, pero luego, golpeándose con la palma de la mano en la cara, adivinó quien se lo había dicho.

No se lo había preguntado nunca... Se había fijado en Butters por ser el niño más dulce que había conocido. Era el más bonito y el más delicado. Era muy parecido a una niña. Siempre le había agradado estar cerca de él, a gusto, tranquilo, seguro. No tenía por qué temer a la muerte: el niño dulce no se la pasaba haciendo tonterías y estupideces que, por muy divertidas que fueran, siempre solían conducirlo a su muerte. Además, Butters siempre había mostrado consideración y preocupación por su bienestar cuidándolo, llevándole comida, atendiendo sus heridas o tan solo dándole unas suaves palmadas en la espalda... Butters era la persona más dulce que conocía. ¡PERO NO LE GUSTABA! Era cierto que desde que había empezado a acostarse con él no había vuelto a tener interés por hacerlo con ninguna chica, ni había vuelto a tener novia. Acostarse con Butters se había vuelto suficiente y no le había apetecido nadie más. ¡PERO NO ERA PORQUE LE GUSTARA! ¡NO ERA MARICA! Lo único que pasaba era que Butters era muy lindo. Era más lindo que muchas de las niñas que conocía en ese entonces, y eso no había cambiado en el presente.

No solo era su amable trato, su trasero era redondito y generoso, bonito; su piel tersa, hermosa, suave. ¿Cómo no le iba a gustar Butters para tener sexo con él? El chico era precioso... De rostro bonito y expresiones adorables. Cada vez tenía los mismos ojos expresivos que parecían contradecirse en las peticiones de que parara o que siguiera. Cada vez podía escuchar su dulce voz diciendo su nombre... Y aunque el acto significara que sus ojos se humedecieran y terminara agotado, sorbiendo la nariz... ni siquiera eso impedía que cada vez, Butters fuera suyo. De hecho, el pequeño y dulce Butters había empezado a entregársele cada vez, y aunque aún era demasiado tímido para desempeñar bien un rol activo, lo disfrutaba... como él... Teniendo eso, ¿cómo coño iba a pensar en chicas? ¡Con Butters no había nada más que pudiera desear! Pero eso no significaba que le gustara, no significaba que fuera gay... No, simplemente Butters era tan bonito y marica que podía cumplir todas sus fantasías sexuales con él. Lo había tenido bastante satisfecho. Pero no... no le gustaba.

Se pasó los dedos por su ya duro miembro. La erección se había vuelto incómoda, y como siempre que eso pasaba, pensó en hacer aquello que le gustaba más... La primera persona en la que pensó, fue Butters. Sabía que estaba en la fiesta: le había contado que iba a ir... Y se había puesto en marcha, directito a buscarlo, cuando recordó lo que Cartman le había dicho: "Marica"... Sacudió la cabeza. Él no era marica y lo iba a demostrar.

Con un suspiro resignado paseó su vista por las chicas que habían ido a la fiesta. A muchas no las conocía, pero había aprendido a identificar, con algo de certeza, qué chicas podrían darle una oportunidad y qué chicas no. Vio a un grupo de amigas riendo y platicando. Se le quedó viendo a una de ellas: lindo cuerpo, lindo rostro y con confianza en sí misma, muy extrovertida y muy coqueta. Cuando notó que la miraba, le dedicó una sonrisa. Ahí estaba su luz verde y con eso, se acercó.

En menos de lo que esperaba, ya se dirigía en compañía de esa chica a una de las habitaciones. Ella iba enfrente, de modo que podía pasear su mirada por su cuerpo con libertad. Realmente tenía un cuerpo bonito, tenía buen trasero, y disfrutó de verla por un rato, pero entonces de nuevo apareció Butters en sus pensamientos. Era un chico, por supuesto, pero aún si no tenía la figura y las tetas de una chica, podía apreciar que su cuerpo era bonito, apetecible. De hecho, era bastante delicado y su trasero sí que le gustaba. De hecho Marjorine era la chica más bonita que Kenny había visto jamás. Pero solamente era Butters, y él lo sabía. Sin embargo, aún sin vestirse de chica, se veía encantador. Se había dado cuenta de que en realidad, eran pocos detalles los que cambiaban. En esencia, Butters y Marjorine eran iguales. Y aún con los años ganados, Butters seguía siendo tan bonito y adorable como antes.

Mi butterscotch (BUNNY)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora