Entendimiento

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Todos ahí se la estaban pasando en grande. Había tacos, muchas bebidas y todos estaban completamente en el ambiente festivo, menos él, que en lugar de apreciar la música, estaba que se lo llevaba el diablo mientras buscaba al dueño de la casa: Clyde.

Llevaba buscándolo y preguntando por él por lo que a él ya le parecía una eternidad. Nadie parecía saber dónde estaba y sentía que ya había buscado por todos lados, cuando entonces lo encontró: estaba borracho y dormido en el sofá, con tacos tirados alrededor y un pene con bolas dibujado en la cara. Lo tomó de la chamarra y lo sacudió. Clyde abrió los ojos con dificultad.

-Bebe...

Alzó los brazos en su dirección. Parecía que quería besarlo. Lo empujó de vuelta al sillón y molesto golpeó con el puño en la mesa. Se volvió a ir con prisa.

Tenía la sensación de que ya había pasado mucho tiempo. De verdad que tenía prisa. Se preguntó qué estaría pasando.

Recordó a Butters: su cuerpo flexible que solía acomodarse a su gusto. Recordó específicamente la última vez que lo había tenido con él, su sonrojo mientras se lo hacía, su voz y su mirada. Recordó cómo al final, Butters sostuvo su rostro y lo besó con ternura. Nunca se había sentido tan mal recordando ese tipo de cosas, y el motivo era obvio: Butters estaba por estar del mismo modo con una persona que no era él.

Regresó a la carrera a la misma habitación. Ya que Clyde estaba borracho y no se hacía cargo de lo que pasaba en su maldita casa, derribaría la puerta. La pateó dos, tres veces. Nada... Necesitaba ayuda. Bajó de nuevo y pronto los encontró. Stan estaba con Wendy, pero los dos lo siguieron rápido. Cartman y Kyle estaban peleando, como siempre. Les planteó el problema a la carrera y los jaló de la manga, en medio de su prisa.

-¿Qué pasa, Kenny? ¿Temes que le partan el culo a tu noviecito Butters? ¡Kenny es maricaaa, y está enamorado de Butteeeers! Ñañaña, ñañaña -comenzó a cantar y a bailar Cartman.

Kenny terminó con su diversión dándole un puñetazo en la cara.

-¡Ouch! -gritó Cartman-. ¡Hijo de puta!

-Cállate, Cartman -le dijo Kyle-. Es importante para Kenny, así que vas a venir con nosotros para ayudarle.

-Bien -aceptó rodando los ojos con fastidio.

Todos corrieron a excepción de  Cartman, que se retrasó especialmente en las escaleras.

-¡Apúrate, culo gordo! -le gritó Kyle una vez que estuvo ante la puerta y le pidió a Wendy un pasador. Ella se lo dio y con eso, él pudo abrir la puerta en menos de un minuto, pero se quedaron congelados cuando miraron al interior de la habitación.

-Ah... ¿Estás seguro de que los viste entrar aquí, Kenny? -finalmente preguntó Stan.

No había nadie ahí.












Butters llegó con Michael a una de las habitaciones. Estaba tratando de lidiar con su nerviosismo y pensar mejor las cosas, cuando Michael lo besó. Fue muy repentino, apenas y le dio tiempo de reaccionar y corresponder, pero a Michael no le sorprendió ni pareció molestarle, de modo que pasaron y el mayor cerró la puerta.

No podía sentir otra cosa de sí mismo, además de sus rodillas temblando y su inmenso sonrojo. Michael no tardó en inclinarse de nuevo y besarlo. Sentía su gabardina a sus costados, y percibió su aroma a tabaco. El aroma de Kenny era diferente, mucho más ordinario: el aroma a suavizante de su ropa. Muy tímidamente, correspondió el beso. Sus labios eran mucho más delgados y un poco fríos, y pese a lo suaves que eran las caricias  de sus manos sobre su cintura y cadera, sus labios se sentían de cierta forma rígidos.

Mi butterscotch (BUNNY)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora