Un lindo noviazgo... Al fin.

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Era un nuevo día. De hecho, algunas semanas habían pasado, y ahí estaban, en la casa de Kenny, un fin de semana durante el cuál, no había nadie en casa.

Habían progresado mucho desde la última vez, y para gusto de Butters -y también, sorpresivamente, para gusto de Kenny-, habían incorporado a su relación actividades mucho más ordinarias, propias de las relaciones de amigos y pareja. Sin embargo, obviamente, también conservaban las actividades que compartían desde que eran tan solo amigos con derechos.

-Mmm... Kenny... Ahí...

Sonidos húmedos se oían mientras Kenny estaba entre sus piernas.

-Mmm... ¿Aquí? -dijo haciendo una breve pausa.

-¡Sí!

Continuó. Butters movía su cadera para estimularse según le apetecía. Hasta que finalmente se vino.

Su mente quedó nublada. Trabajaba lento mientras aún disfrutaba de los agradables espasmos restantes de su orgasmo, cuando, con su vista nublada, notó que una mancha había quedado en la mejilla de Kenny. Que éste le mirara satisfecho no impidió que se incorporara con prisa.

-Oh, no... Kenny...

No veía papel o paño alguno, de modo que se fijó en su playera. Se había salpicado también, de todas formas, así que no vio problema en limpiarlo con ella. Aunque... aún si no la hubiera ensuciando ya, lo hubiera hecho de todas formas.

Jaló su manga, y con cuidado frotó la mejilla de Kenny hasta dejarla limpia.

-Eres una lindura...

Su novio le besó la mejilla justo debajo del ojo. El que lo cerrara le provocó aún más ternura a Kenny, que se quedó con una sonrisa soñadora.

-Eres el novio más tierno del mundo... No sé qué hice para que estuvieras conmigo.

Butters se frotó los nudillos y se mordió el labio.

-Kenny...

-¿Sí, amor? ¿Quieres hacérmelo tú? -le dijo, tocándose. Butters se sonrojó y su tic aumentó.

-Es tarde...

Kenny volteó a ver su viejo reloj y maldijo por dentro. Sí... se les estaba haciendo tarde. Ya no podría recibir un oral de Butters antes de irse.

Suspiró, resignado, y entonces miró la desastrosa playera de Butters. Sin decir nada, fue hacia su armario y sacó varias playeras.

-No... No... -decía ante la mirada curiosa de Butters, mientras las descartaba, hasta que dio con una que pareció convencerlo-. ¡Ésta! -igual de rápido que antes, sujetó la playera de Butters y tiró de ella.

Butters balbuceó un poco mientras se la quitaba. Igual, no duró mucho sin playera, porque de la nada, la de Kenny lo cubría.

Finalmente, Kenny terminó de ponérsela. Lo miró pensativo, mientras Butters levantaba sus brazos. Las mangas holgadas le cubrían por completo las manos.

-Oww... ¡Te ves adorable! -le besó la frente-. Saldré en un momento, ya casi nos vamos.

Y con eso, entró al baño. Butters, mientras tanto, contempló las mangas largas de la playera blanca. Las llevó a su cara, feliz, y entonces, salió Kenny.

-¡Vamos, Butters!

-Ah... ¡Sí!

Tan rápido como Kenny dijo que sería, ya estaban afuera. Era tarde y aún había sol. Kenny pasó su brazo por encima de sus hombros.

Cuando divisaron a sus amigos, Kenny se quedó detrás de él. Butters se preguntó por qué, hasta que sintió algo duro presionar en su trasero.

-Tendrás que hacerlo cuando estemos de regreso, butterscotch...

Mi butterscotch (BUNNY)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora