Imagina: Casualidad ~ Christopher Vélez

Parte 4

Narra tn
Llevo casi dos meses trabajando en este restaurante de mesera, es realmente agotador, aunque gano un buen dinero con las propinas. Termino mi turno y salgo por la puerta trasera, al tan solo dar un par de pasos escucho esa bonita voz que me vuelve loca, aunque él no lo sabe.
-¿Qué clase de mala gente eres que no me saludas?, ¿vas a ver a alguien que vas tan apurada?- dice y me entra la risa.
-No te saludé porque no te había visto, idiota- le digo y me acerco a él, beso su mejilla- ¿qué haces aquí?.
-Vine por tí- dice Christopher obvio- te envié unos 50 mensajes y nisiquiera los has visto.
-Creo que nisiquiera traje mi teléfono- río un poco, nunca sé donde lo tengo y Chris siempre me regaña.
-Pues toma el mío, llama a tu abuela y dile que estarás conmigo para que no se preocupe- dice el muy mandón y ruedo los ojos.
-Ok jefe- digo con ironía.
Demoramos solo 10 minutos en llegar al departamento de Chris, el muy maldito maneja veloz. Hace un mes sus padres le regalaron este departamento por su cumpleaños, es hermoso y lujoso. Aún nosé como no se avergüenza de ser mi amigo si yo no tengo nada, pero no niego que me divierto mucho y agradezco haber coincidido con él, se a convertido en mi soporte y mejor amigo.
-¿Quieres que pida algo de comer?- me pregunta y yo asiento, tengo un hambre del demonio.
Luego de comer nos hechamos en su cómodo sofá a ver una película.
-¿Te quedarás hoy verdad?- pregunta Chris y me pongo nerviosa. Las veces que me eh quedado a dormir con el, por la noche me abraza y tenerlo tan cerca es una tentación que nosé cuánto tiempo pueda callar.
-Creo que hoy no- le respondo y él me mira serio. De a poco se va acercando a mí.
-No seas aburrida- me hace cosquillas, mi debilidad- vamos, quédate conmigo- hace tiernos pucheros y ruedo los ojos.
-Ya dije que n...
-Tn no seas amargada- dice y me vuelve a hacer cosquillas. Debo parecer foca epiléptica porque me desespera, ambos terminamos en el suelo, él arriba de mí y afirmandome ambas manos encima de mi cabeza. De pronto él me mira fijamente y mis nervios ascienden- ¿te puedo besar?- me susurra y asiento inconscientemente. Sentir sus suaves labios es como estar en la puta gloria.