Prólogo

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Nueva York, 2011
Un Audi R8 de color negro recorría las calles de Nueva York a una velocidad más alta de la permitida, sus dos pasajeros eran dos jóvenes que festejaban el inicio del nuevo año lo cual también significaba que cada vez faltaba menos para su graduación. Ambos jóvenes de casi 18 años se dirigían a otra fiesta para seguir celebrando.
-Kol, creo que estás muy tomado -se burlaba el chico de ojos azules llamado Damon.
Kol bufó -No digas estupideces, así conduz...conduzco mucho mej...mejor. -Era obvio que no estaba en condiciones para manejar.
Damon frunció el seño. -Lo digo enserio, Kol. Detente un momento, mejor yo conduzco. -Intentaba convencerlo ya que él no había tomado, y estaba mas consciente del riesgo que corrían ambos estando Kol al volante.
-Ya te dije que no -le respondió con dificultad ya que se le cruzaban las palabras. -Este es mi coche y soy él unico que puede manejarlo.
Damon no quiso insistirle más ya que si lo hacía Kol perdería la concentración y podría ocasionar un accidente, además ya faltaba poco para llegar a su destino y las calles estaban prácticamente vacías.
Kol empezó a aumentar la velocidad, lo cual preocupó a su amigo.
-¿Qué demonios estás haciendo, Kol? ¡Baja la maldita velocidad, nos vas a matar!
-Deja de preocuparte, se supone que tú eres el divertido, solo quiero ver hasta cuánto puede ir este bebé. -Se giró a mirarlo quitando la vista del camino.
De repente, los dos quedaron paralizados al ver que un cuerpo se estrellaba fuertemente contra el parabrisas provocando que el cristal se destrozara cayendo trozos de vidrio a Damon y Kol. En un acto reflejo Kol frenó y el cuerpo cayó al suelo dejando manchas de sangre en lo poco que quedaba del parabrisas.

Virginia, 2014

Por fin había llegado el día en que Elena Gilbert cumpliría la mayoría de edad, cumpliría 21 años y sería oficialmente una adulta.

Ella se encontraba en la habitación que compartía con sus dos mejores amigas: Caroline y Bonnie, en la Universidad de Whitmore, recostada en su cama aun sin ganas de abrir los ojos.

Cuando por fin se decidió a hacerlo, sus dos amigas la sorprendieron con un desayuno sorpresa, todo encima de una bandeja que también contenía un pequeño pastel con una vela en forma del número veintiuno.

-¡Feliz cumpleaños! -dijero al unísono con una sonrisa en sus rostros, Elena al instante se cubrió de nuevo con las sábanas.

Caroline no iba a permitir que Elena empezara con el pie izquiero en su día especial, asi que dejó la bandeja sobre una mesita y retiró la sábana con la que su amiga se tapaba.

-¡Vamos, Elena! ¡Levántate! -la jalaba del brazo para que se acomodara y quedara sentada en la cama.

Elena se frotó los ojos con sus manos y aun un poco adormilada dijo -Les dije que no prepararan nada.

-Y nosotras te dijimos que lo haríamos de todas formas. -le recordó Bonnie sentandose junto a ella.

La chica Gilbert dio un gran suspiro, conocía a sus dos amigas y sabía que era inútil discutir con ellas cuando de algún propósito se trataba asi que cedió. -Está bien, está bien, iré a ducharme, me arreglaré un poco y las veré en la caferería.

-No teníamos planeado ir a la cafetería. -le comentó Caroline mirando a Bonnie con una sonrisa cómplice.

-Así es, hicimos planes para todo el día, mejor apresúrate, Elena.

A ella no le quedó mas que alegrarse por todo lo que sus amigas hacían y lo último que quería era que se sientieran mal por no haber logrado sacarle una cara de felicidad.

-Si no estuviera hecha un asco, juro que las abrazaría. -les dijo Elena divertida y lo más sincera posible.

Ambas chicas rieron, Caroline agarró el pequeño pastel y lo colocó en frente de Elena para que esta pudiera soplar las velas -Pide un deseo.

Creo en ti (Delena)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora