El Alma Perdida de Xiao XingChen (Songxiao)

A-Qing

Song Lan recorrió sus alrededores. En Caiyi, a diferencia de Wusheng, los habitantes estaban acostumbrados a escenas como éstas, un joven y apuesto cultivador, intrigante y melancólico, era el día a día en la ciudad, que era frecuentada por los cultivadores del clan Gusu Lan y personajes curiosos y escandalosos que siempre revoloteaban alrededor de los primeros.
Aquella atmósfera de comprensión tácita y completa tranquilidad, acompañada de voces tenues y del sonido acuoso del canal, era el ambiente propicio, para que la gelidez del rostro de Song Zichen desapareciera suavemente.

Song Lan fijó su mirada en una figura que se asomaba en el sendero. Era un hombre alto, de hombros anchos y piernas largas, vestido por túnicas blancas con patrones azul cielo, que bien podrían pasar como ropa de luto, sus botas blancas sin atisbo de suciedad avanzaban firme pero lentamente por el camino, dejando a su paso un aura etérea y un ligero olor a sándalo. A medida que se acercaba sus facciones lograban distinguirse mejor, el hombre llevaba una cinta en la frente con patrones de nubes color cielo, su rostro era pálido, como rociado por la escarcha y la nieve, sus ojos color dorado eran tan brillantes como el sol en el reflejo del agua, dándole a su rostro una expresión en extremo rígida y severa y su cabello, largo en demasía, caía hasta más allá de su cintura resaltando su apariencia, semejante a la del jade pulido.
Lan Wangji notó la mirada y se acercó esbozando una reverencia, Song Lan devolvió el respeto y desvainó de nuevo su espada para escribir en el suelo.
“Joven maestro Lan, necesito que alguien hable con esta alma, ¿podría usted ayudarme? No conozco a muchos más”
Han Guang-Jun asintió y guió sin palabra alguna a Daozhang Song hasta una claro alejado, allí, se sentó correctamente, apoyó en la grama una jarra de la sonrisa del emperador y colocó en sus piernas el delgado Guqin, la enérgica bolita de luz se acercó y al cabo de un momento empezaron a resonar suaves melodías.

-Dice que es A-Qing, que hace mucho puede ver, entender e intentar hablar, pero que sólo hasta hace unos días se recuperó completamente. No sabe nada más, pero recuerda todo.

Ni más ni menos palabras fueron pronunciadas, sólo las justas, Song Zichen expresó sus respetos, guardó el alma de la joven, y se alejó lentamente, de alguna manera, abatido.
Lan Wangji frunció levemente el ceño, aún si Song Lan no podía sentir apropiadamente, Wangji lo comprendía mejor que nadie, desesperación, melancolía, arrepentimiento, nostalgia, aquellos sentimientos iban a estar presentes en cada uno de sus actos, ni siquiera un atisbo de felicidad podría ser visible en esas condiciones. Él sabía lo que era perder al ser más amado y vivir el eterno castigo, de por impotencia, no haber podido salvarlo. Justo cuando su expresión pasaba de preocupada a melancólica el viento sacudió sus cabellos y lo despertó de aquellos recuerdos, sus ojos cristalinos reflejaron la sonrisa del emperador, su rostro se enterneció y desapareció por los cielos fugazmente.

La joven de la posada había esperado por Song Zichen toda la semana, se sentaba en el portón por largar horas antes de que la llamaran de nuevo a trabajar o a resolver asuntos en su casa, su cuerpo era menudo y frágil, su rostro fino, su cabello llegaba un poco más abajo de los hombros y siempre se peinaba con dos trenzas. Sus ojos color verde se iluminaron cuando divisaron a la distancia la figura majestuosa y fría de Song Lan.

-Daozhang Song, por qué te has ido tan derepente? Wusheng se volvió muy inseguro sin tí, aquella montaña suelta demonios todos los días, te extrañé mucho, ¿vienes a la posada?

Zichen no amaba esta atención y menos que la jovencita quisiera todo el tiempo tocarle aunque fuera una manga, pero era refrescante, entendía ya a Xiao XingChen y miraba con suavidad a la bolsita esmeralda que colgaba de su cintura.
Al llegar a la posada todo estaba preparado para él, cómodo, se sentó en la mesa y empezó a juguetear con las bolsitas como siempre.

La joven, luego de hacer su trabajo salió a altas horas de la noche de la posada, las calles estában vacías y ni un alma se asomaba por las ventanas de las casas, la doncella siempre salía a esas horas y antes de volver a su hogar  recorría el pueblo pintado por la bruma. Al llegar a casa una mujer de rasgos preciosos la esperaba acostada en el suelo, la mayoría de veces con el hanfu (1) desorganizado y manchado, la niña lo recogía y limpiaba todas las noches, después claro, de ponerle ropa decente a su madre. La vida de mujeres así, que vendían su cuerpo para sobrevivir un día más, y que aún peor, le transferían esa carga a su descendencia, no tenía otra opción más que ser miserable, así pensaba la joven doncella.

- MingXi, que haces, ayuda a tu madre a levantarse, me duele la espalda.

La niña le sonrió frívolamente, la levantó y ambas cayeron en un largo sueño.

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(1) vestimenta tradicional china es la que se observa que usan las cultivadoras de la historia original

-la imagen no es mía todos los derechos al autor que corresponda.
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Hola, gracias por leer, no he actualizado en mucho tiempo por qué el colegio me está matando, muchas gracias a los que siguen la historia 💕

Escribiré otro capítulo hoy mismo, para compensar estos días jeje.

Anime_2808