37. ERIK

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Sombras se mezclan en mi cabeza, no siento mi cuerpo y me cuesta respirar. No puedo ver nada con mi ojo derecho y el izquierdo solo me muestra una sustancia negra que se esparce en una capa humeante de color púrpura.

Intento reaccionar, pero las sombras me detienen. Me atan como grilletes de hierro enterrándose en mi piel, siento como si pequeñas agujas se hundíeran en mi carné, entrando hasta mis pulmones, como si mi propia sangre me rechazara hirviendo entre mis venas, burbuejando de calor. El dolor es intenso, empiezo a perder la conciencia nuevamente cuando siento dos manos en mi pecho.

Son frías, no son manos. Son huesos, metal, algo me está pasando, algo está entrando en mi pecho, siento que algo presiona mi corazón, impide que lata como de costumbre. Apretando con fuerza, casi hasta el punto de destrozarlo. Me desmayó.

Despierto nuevamente con la misma sensación de aprisionamíento en mi pecho, giró con suavidad, es imposible, no puedo moverme. Escucho voces, pero no las entiendo, están distorsionadas, son más como ruidos que palabras un idioma extranjero tal vez. De nuevo las huesudas manos en mi cara están pasando sus punzadas sobre mis ojos, la sensación es extraña como si me estuvieran pellizcando las pupilas. Creo que vomitaré en cualquier momento y a la vez siento que mi estómago no está dispuesto a obedecerme.

Mi ojo empieza a arder, a resentir la constante presión en el. Pero también se siente más ligero, puedo sentirlo bajo las constantes punzadas, están brillando, resplandeciendo. Por un segundo recobró la vista, estoy en la cueva, pero no en la habitación llena de oro donde Ronald me emboscó. Parece diferente, mi ojo empieza a apagarse, la niebla púrpura sofoca mi visión.

Alcanzó a ver grilletes,< ¿Estoy en una jaula?> También puedo ver más de cerca una silueta negra, mi visión está apuntó de perderse en la oscuridad, me concentró en mi vista incluso cuando siento un cuchillo en mi espalda baja, están tratando de abrir mi cuerpo.

Ignoro el dolor e intento opacar las sombras púrpuras que apañan mi vista, la silueta no tiene forma, es un manto negro bailando sobre el suelo, <¿Esta levitando?> No tiene cuerpo, es solo una túnica flotando sobre la nada. Veo puntos plateados, es como ver el cielo nocturno, infinidad de estrellas se ciernen en su túnica, parecen constelaciones.

La sombra nota que estoy despierto y pone una de sus manos sobre mi rostro, es diferente a todo lo que he sentido antes, no es carne ni piel, tampoco es metal. Por alguna razón pensé que así debía sentirse el humo si este fuera sólido. También tiene un tacto ligeramente frío, pero no es como el del hombre de la máscara. Aún en su heladéz, se puede sentir la vida. Es una persona o por lo menos un ser vivo.

Siento sus manos rosar mis mejillas, limpiar mis lágrimas con suavidad. <¿Son mis lágrimas?> Mi cuerpo y miente parecen dos entes distintos, mi cuerpo aullaba de dolor y mis ojos lloraban como prueba de mi sufrimiento, pero mi mente estaba tranquila, dispersa en la nada. La sombra recorre con suavidad mi rostro, pasando sus dedos por mis mejillas llegando a la comisura de mi ojo derecho.

Me siento tranquilo, a salvo, como si estuviera protegido por su tacto, la sombra se siente calmada, casi fraternal, nunca sentí la caricia de una madre, así que no podría asegurarlo. Pero aquel era el sentimiento más amoroso que jamás hubiera presenciado.

Sus manos pasan por mi frente y alejan los mechones manchados de sangre, siento un ligero dolor y recuerdo los constantes golpes contra la roca, la risa y el llanto de Ronald. Mi mente se cierne sobre si misma, su solo recuerdo me estremese, sus manos sucias en mi rostro, tomando mi cabello y estrellando continuamente mi cabeza contra el suelo.

La sombra nota mi miedo y se acerca, puedo escuchar nuevamente las extrañas voces distorsionadas, parece que estuvieran cantando. Por alguna razón esa incomprensible melodía me calma, relaja mi mente. Siento que algo entra por mi espalda, están hurgando bajo mi carné. La sombra baja su cabeza hacia mí y besa mi frente, entonces el dolor deja de importarme, tampoco me importa lo que le están haciendo a mí cuerpo; Por qué ahora mismo me siento en paz, feliz, me siento amado y nunca creí llegar a sentir algo así.

Recuerdo las noches solitarias y los regaños de Eloise, recuerdo la sonrisa de mi hermana, los abrazos de Ilumia. Todo ello se siente vacío, incomparable al amor que estoy sintiendo en estos momentos. Siento como la sombra acerca su cuerpo hacia mí y me abraza, también siento como mis huesos se quebrantan y no me importa. No puedo mover mi cuerpo, aún así intento estirar mis brazos hacia la sombra. Ella estira su manto nocturno hacia mí al tiempo que pierdo por completo la vista.

No puedo ver nada, pero lo siento a mí alrededor. Su abrazó es como si la noche misma me protegiera, veo los puntos plateados, las estrellas en constate cambió, veo las constelaciones y los cuerpos celestes. La noche me acobija y pierdo la conciencia.

Hérederos: Dorado Ardulian.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora