46. ERIK

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No comprendo muy bien lo que pasa, o por qué pasa tan rápido. Solo sé que me estoy moviendo, que corro bajo una enorme capa de polvo y tierra que amenaza con sepultarnos en el olvido.

Mi poder resuena fuera de mi como un mar dorado, enfurecido, potente, tan vivo como nunca creí verlo. Recapitulo en mi mente los sucesos que me llevaron a este momento, mi batalla con el hombre de la máscara y la sensación de poder en mis dedos, tras ello. El dorado lo cubrió todo, embriagó mis sentidos, mi mente, incluso mis sentimientos.

Deje de ver las cosas, las formas de tierra y a las personas. Llegado a un punto todo lo que alcanzaba mi vista era pura energía, pequeños bultos de fuerza vital que Eran palpables ante mis manos. No podía ver nada con mis ojos, aún así podía saber dónde estaba todo. Como si mi mente fuera omnisciente. Podía sentir los cuerpos de Roy y Silica a mí espalda. Podía sentir el peso de sus cuerpos bajo las alas de mis mariposas. También palpaba la densidad de la tierra y la capa del aire.

Me crucé con Aurora en medio de mis sentidos alterados, no la veía, pero sabía quién era ella. Reconocía su energía, su alma. Aunque no entendía como. Tampoco podía pensarlo mucho, mi cerebro procesaba todo muy rápido. En un segundo intentaba alejarla del peligro, en otro estaba llorando. Sin notarlo mi poder se desbordó por el lugar, no era nada parecido a mí controlada herencia. Era como si mi propio ser quisiera salir y obrar por su cuenta.

Mi energía destruyó a la primera bestia, no podía ver su rostro solo una mancha negra que emitía una sensación de peligro. Mi cuerpo se tenso. Quise alejarla de Aurora y mi magia me obedeció, voló sobre ella y carbonizo a la críatura. Yo solo quería alejarla. Pero mi poder quería erradicarlo todo.

Mi energía Floto sobre las demás monstruisades y tuve que usar toda la conciencia que me quedaba para evitar que descendiera en un mar de muerte. Aurora ayuda. Hablé con ella, aunque no recordaba ningúna de sus palabras.

Luego, los temblores. La capa de tierra que sepultó a las energías oscuras. Para ese momento. Yo no sabía nada, no entendía nada, como si mi mente simplemente hubiera abandonado mi cuerpo. Aurora me está hablando, no le entiendo. También escucho mi voz, de alguna manera le estoy respondiendo. Incluso éstoy llorando, ella me consuela, aunque no se por que lo hace. No entiendo nada.

Ella me estira la mano, se ve confiada, también se ve increíblemente mejor. Sus músculos lucen fuertes, su cabello castaño vibra con fuerza, sus pómulos, sus labios, incluso su piel tienen ese brillo saludable. Como si en un segundo su cuerpo se hubiera recuperado. Yo lo hice, yo la sane. No solo eso, la hice más fuerte. La hice como yo.

Mi mente lentamente recupera las piezas del rompecabezas mental. Los recuerdos se acoplan y siento que me tranquilizó. En mi cerebro escucho todas las palabras que Aurora me dio, yo estaba asustado, yo quería que mi poder se apagara y no causará daño.

Pero ese no era yo, no era mi yo raciónal. La persona que hablaba era mi yo solitario, la pequeña parte de mi corazón sin voz. Llena de miedo.

Dejo de correr y me planto en medio del camino, parpadeó y siento como si hubiera despertado. Por fin mi mente es mía. Estuve alucinando.

Aurora me mira confundída, trae una nueva lanza de roca en sus manos y por su expresión podría ponerla en medio de mi rostro si no me apresuraba.

- Quiero intentar algo. - Es una idea ridícula que mi mente ideó. Aún así, mi herencia había resultado ser un sin fin de imposibilidades. Usarla como arma había funcionado, como muleta también, incluso como un escudo. Ya no podía asegurar nada de ella. Aurora se detiene y deja la lanza en el suelo, está cruzando los brazos y levantando una ceja. Aunque su rostro diga "te pateare si te demoras" su mente está ansiosa por ver lo que haré. Tal vez sea el hecho de que ambos seamos herejes o el hecho de que estuvo a mi lado, cuando yo mismo me abandone, pero sentía una ligera conexión con ella.

Hérederos: Dorado Ardulian.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora