NINGUNO CONSIGUE LO QUE QUIERE

PRÓLOGO

Una noche en París como cualquier otra, el superhéroe Chat Noir saltaba de tejado en tejado huyendo de aquellos que lo perseguían, su trabajo estaba hecho pero nunca imaginó que las cosas tomaran otro rumbo.
Tenía que llegar rápido a su casa, ver a su novia Lila y hacerle el amor hasta que perdiera el conocimiento y la verdad es que la amaba, el sexo era bueno y era obediente, como le gustaba que fuera.
Pero entre más pensaba en como será la noche de hoy cayó en un balcón y rápidamente intentó reincorporarse pero unos ojos celestes lo detuvieron a penas cruzó mirada con ellos.
Sabía que venían tras él así que tomó de la cintura a la bella joven en pijama y la adentró al dormitorio cerrando la puerta tras él.
La chica no sabía que decir, abrió y cerró los ojos creyendo que era una ilusión suya causada por la noche de fiebre que tenía pero no, era real, había un chico en traje negro delante de ella.
Y no cualquier chico, sino el superhéroe de París, era como tener a una celebridad en sus aposentos.

—Disculpa—dijo el héroe quitando sus manos de la pequeña cintura de la menuda mujer

Ella se sonrojó y agradeció que las luces estén apagadas pues sería vergonzoso que la viera reaccionar a su tacto.

—No hay problema—dijo ella nerviosa

—Que bien—le sonrío sensualmente aunque en la oscuridad solo se notaba la intensidad de los ojos verdes del hombre

Entonces se filtra la luz de la luna por la ventana de la habitación, iluminó a penas pero fue suficiente para verse los rostros.
Aunque Chat Noir ame a su novia no pudo evitar sentirse atraído hacia la joven que tenía delante, su rostro era delicado, pálido color crema, labios brillosos con la proporción exactas para decirles carnosos... y sus ojos, aquellas iris no las encontraría en ningún otro lugar eso lo tenía seguro.
Por otro lado la chica no dejaba de admirar la belleza que portaba el joven héroe, ella sabía que era guapo por varias noticias que había visto pero no entendió lo que le causaba estando tan cerca, sin el antifaz seguramente tendría el rostro tallado como los mismos dioses.
Ambos no apartaron la vista del otro.

—Tengo que irme—dijo finalmente el héroe rompiendo el silencio

—Ajá

Se pusieron de pie, ella evitó mirarlo  y Chat Noir se dispuso a irse por donde había entrado pero se detuvo, dio la vuelta, tomándola del brazo la hizo girar y le plantó un beso profundo en los labios.
Aquella imagen que tenía de una noche de sexo con su novia ahora había sido reemplazada por la de esta chica bajo su cuerpo.
La deseaba.

—Dime tu nombre—le preguntó él, tomo su nuca y volvió a besarla

—Ma-marinette—tartamudeó ella respirando hondo e intentando seguirle el paso a los habilidosos labios del héroe

—Hermoso nombre, ahora te diré el mío, soy Chat Noir

—Pero ya lo sé...

Él la interrumpió metiendo sus manos bajo el camisón, ella se sobresaltó.
Cierto era que mayor de edad ya es, tiene alrededor de veintitrés así que ya tuvo su primera vez, no era virgen, pero para ella todo le resultaba nuevo pues solo ha estado sexualmente con alguien una sola vez en su vida.
El héroe la dirigió a la cama.

—¿Te gusta mi nombre?—Marinette asintió afirmando presa de la excitación ¿En verdad iba a serlo? Recién lo acaba de conocer, solo son las hormonas—. Pues si tanto te gusta vas a gemirlo toda la noche

Aquello encendió algo en la chica y se dejó guiar por el placer.
Mientras que él la descrita su subconsciente quería decirle que estaba mal, tenía novia, la amaba, pero los planes de Chat Noir eran otros aparte de solo saciar el deseo que tenía por la chica de ojos celestes.
Iba a ser ella el señuelo.