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[...]

La visita al reino de los Amakati había sido gratificante para ambas chicas, despejar su mente un momento de la vida que llevaban en el antiguo reino, conocer una nueva raza y, sobre todo, tener una buena relación con la reina era algo bastante beneficioso.

Al momento de irse, los habitantes del reino junto a su reina despidieron con agradables y calidas palabras tanto a Umi como a Kotori, quienes llevaban en sacos, de finas telas dados por la gente un sin fin de especias y alimentos originarios del lugar.

- Es un placer que hanyan estado con nosotros - Habló Rin de forma enérgica - Pueden volver cuando quienyan - Sonrió de forma alegre.

- El placer fue nuestro - Habló Kotori - Gracias por habernos recibido - Igualmente sonrió.

- Kotori - Habló Umi, quien se encontraba atando los sacos al caballo - Es hora de irse - Alegó al terminar de atar el último de los sacos - Jamás podré pagar todo lo que hicieron por nosotras - Una pequeña sonrisa se formo en el rostro de la peliazul.

- ¡Oooh~! - Rápidamente la pelinaranja se acercó a la azulada y comenzó a tocar su cara - Así que sanyes sonreír - Mencionó de forma burlona - Esa es una perfecnya paga - Finalizó con un fuerte y caluroso abrazo.

Umi, sin decir una palabra, dirigió su vista hacia el hermano de la reina, el cual solo estaba avergonzandose por la actitud de la misma.

- ¡Abrazo~! - En un acto inesperado, Kotori se unió al abrazo también, Umi cedió a tales acciones y también las abrazo.

Al ver eso, el joven castaño solo se limitó a ver la escena con felicidad y mostrar una sonrisa que mostraba la alegría y la paz que sentía.

[...]

La princesa y la guardia se encontraban ya en camino, nuevamente, hacia el nuevo reino, el camino era tranquilo, los suaves rayos solares de la tarde, el viento, causado por los rápidos movimientos del caballo, moviendo los largos y sueltos cabellos grisáceos de la princesa, los prados tan llanos que surcabab, los verdes pastos y árboles; era un lugar hermoso.

- Te amo... - Susurró la grisácea, rodeando la espalda de la guardia entre sus brazos, causando que esta misma enrojeciera.

- Y... Yo también te amo... - Respondió sonrojada.

[...]

En cuestión de minutos, la pareja había llegado a un pequeño pueblo, en el centro del mismo se encontraba un gigantesco monumento de una extraña chica de largos cabellos y un cuerpo perfecto, la gran estatua, hecha de lo que parecía ser plata pura, resaltaba y contrastaba totalmente con el resto del pueblo.

- ¿Quién es ella? - Preguntó Umi bajándose del caballo - No la reconozco para nada - Entre cerro sus ojos, intentando ver al maravilloso momumento con mas detalle.

- ¡Es la legendaria reina de las hadas!, ¡Es la Gran Hada Hanamaru! - Gritó la princesa bajando del caballo con una notoria emoción, sin pensarlo, se colocó frente a la estatua, contemplando en su totalidad aquélla maravilla - Leí mucho sobre ella cuando era niña, jamás creí encontrar esto - Sus ojos se agrandaban con cada segundo que pasaba, la emoción, felicidad y nostalgia que sentía no se podía medir - Umi ven aquí - Llamó a su guardia, la cual se encontraba rodeando el monumento con una obvia mueca sorprendida en su rostro - ¡Umi! - Exclamó, sacando del trance en el que esta estaba.

- ¡S... Si! - De forma inmediata se colocó a un lado de la princesa - ¿Qué necesita? - Preguntó con un tono potente pero respetuoso.

- Qué hagas esto conmigo - Dobló ambas piernas, quedando postrada frente al gran monumento, Umi, estando confundida, imitó sus acciones, quedando también postrada - Reza conmigo - Sonrió con un notorio sonrojo - ¿Si? - Su sonrojo se intensificó, pero esta vez no por la vergüenza, sino por el frío que la noche comenzaba a causar. Umi, sin decir una sola palabra asintió y ambas comenzaron a dar sus plegarias a la estatua - Gran hada Hanamaru... - Habló en voz alta, al hacerlo, Umi abrió uno de sus ojos, mirando con este mismo a Kotori - Te pido que protejas a Umi, corre un gran peligro al cuidarme siempre, por eso, suplico por que le permitas tener una larga vida, llena de salud, paz y seguridad - La peliazul al oír esto no pudo evitar soltar pequeñas lágrimas - Y, en un futuro, me permitas ser la madre de sus hijos - Al escuchar esas palabras su rostro se tornó rojizo.

- Hanamaru... - Comenzó a hablar Umi - No sé que tan real seas, pero... Te ruego que me permitas permanecer junto a Kotori en todo momento, anhelo el poder estar con ella por el resto de mi vida, por eso, te pido que le permitas vivir una vida sin complicación alguna y, a mí, me permitas vivirla completamente a su lado -

- Se los consedo a ambas~ -

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Aaaaaaaah! Tarde mucho lo sé, lo siento, pero pues que se le va a hacer, así soy yo xd

Bueno, si alguien está leyendo esto, quiero aclarar una cosa un tanto sentimental y personal lo cual no es crucial así que si deseas salir ya, adelante.

Las "plegarias" que escribí, son una "adaptación" de las mismas que mis abuelitos paternos se dijeron cuando, en el pequeño pueblito que vivían, se "casaron", las palabras de Kotori las dijo mi abuelita (Que en paz descanse) y las palabras de Umi las dijo mi abuelito y pues... Quise "inmortalizar" de alguna manera a mis abuelitos, esto podrá ser un poco estúpido para algunos, pero yo ya estoy llorando x'D.

Bueno, eso es todo, nos vemos tomatitos fantasnyales uwu

La Princesa Y El Guardia | KotoUmi {AU}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora