CAPÍTULO 36:

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Eran las 4 de la tarde. Nos fuimos en ómnibus en busca de la casa.

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Es un barrio muy tranquilo.

Estábamos caminando a la dirección exacta que habíamos encontrado.

Vi la casa a lo lejos.

Era moderna y grande, probablemente tenga piscina y de todo.

Todas las casas eran algo parecidas, y estaban separadas por rejas. La típicas.

Nos detuvimos en frente a la casa. Esta no tenía reja en el frente, pero si en los costados de la casa.

Caminamos hasta la puerta. Inspiré profundo, preparada para volver a verla. A hablar, y que me dé unas explicaciones por lo que nos hizo. Y que se disculpe, si, que nos pida perdón.

(Parece una niña pequeña xD)

-Vamos, tu puedes- me alentó mi hermano.

(Tampoco son las malditas olimpíadas para tocar la puerta, no?)

Tomé el valor y golpeé la puerta tres veces. Nadie contestó. Toqué de vuelta, nada.

Entonces toqué el timbre, es que soy bien boluda por no haberlo visto antes.

Solo habíamos venido Santiago y yo. Mirta se quedó en casa.

Escuchamos la cerradura y en seguida una chica de unos 14 años aparece en la puerta.

-Hola- dice. Me mira mas de cerca y su expresión cambia rotundamente a una mezcla de sorpresa, felicidad extrema, y emocionamiento (no existe la palabra emocionamiento, Nose que mas poner[analfabeta] ok?)

-Sos ______?!??- dice casi llorando de la emoción. Y se me dibuja una sonrisa.

-En vivo y en directo- digo y me abraza, y yo la abrazo también.

-O DIOS MÍO- dice con lagrimas en los ojos- QUE HACES EN MI CASA?- me pregunta muy emocionada.

-Cariño, quien es?- pregunta una voz de mujer a lo lejos, y veo que se esta acercando.

Y ahí aparece.

La miro a los ojos y no parece comprender nada. Luego de eso se le empiezan a escapar las lagrimas. Yo la miro sin sentimientos. No sé como reaccionar.

Entonces vé a mi hermano y rompe en llanto. Y nos hace llorar a nosotros.

Me cago en la puta.

La niña esta no entendía nada, entonces se metió para adentro de la casa.

-Hijos- nos dice. Su voz ha cambiado desde la ultima vez. Es mas suave y dulce.

Va a abrazar a Santiago, quien la abraza mas fuerte.

Ambos lloraban. Yo lloraba, pero me hacía la fuerte. Intentaba que mis lagrimas no cayeran. Estaba con una mezcla de sentimientos impresionante. Pero me dominaba el enfado.

-Hijo- dice separándose de Santiago.

-Madre, te amo, lamen-- dice Santiago llorando pero ella lo interrumpe.

-Luego hablaremos- dice volteándose hacia mí.

-Hija- dice con su dulce pero rota voz (por llorar) acercándose lentamente a mi.

Nos miramos a los ojos, pero en un momento desvío mi mirada.

Ella me abraza. Siento que no debo corresponderle el abrazo. Siento que debo vengarme y hacerle sentir lo que nos hizo sentir a nosotros.

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