Maratón 3/3 CAPÍTULO 35:

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-SANTIAGO!!!!!- le grito al oído.

-HERMANA!!!!- me grita abrazándome mas fuerte.

-OSEA? Como?!? Cuando?!?! Porque?!?!?- le pregunto separándome y agarrándolo de los brazos.

-Me tomé un avión para venir contigo- me dice.

Santiago. Su pelo se había vuelto mas claro o era mi imaginación? Era de color caramelo y el tiene los ojos marrones verdosos (Como los de Rubius) es mucho más alto que yo y su peinado no es el típico que usan todos los tipos ahora ese con el pincho pa'rriba' es el típico de Agh, nose como describirlo, digamos que el de Justin bieber pero con mas ondas, ósea no lacio. Es como un bowl(? O algo así.

-Como estas??- me pregunta.

-Bien, y mejor por verte- le digo sonriendo.

-Que esta pasando acá?- dice Samuel desde el pasillo.

-Dios mío- digo - Santiago, Samuel. Samuel, Santiago. Mi hermano- dije señalando a Santiago- Mi novio- Dije señalando a Samuel.

-Novio?!?!?- pregunta sorprendido.

-Sepp,- le digo sonriendo- tampoco soy tan fea- digo "ofendida" y reímos todos.

-Un gusto- dice Samuel presentándose con mi hermano- Samuel De Luque- termina con una sonrisa. Agh, que tierno y formal y ahhG.

-Santiago González- responde mi hermano- igualmente.

-Bueno,- digo interrumpiendo un momento incomodo que se había generado. - Vamos a recorrer la ciudad con Santiago- digo agarrando del brazo a Santiago.

-Vale, nos vemos- dice Samuel saludándonos y yendo a su habitación.

Salimos del hotel y comenzamos a caminar y a hablar. A ponernos al día y esas cosas.

-Y que es de tu vida?- le pregunto.

-Me falta poco para graduarme en el curso de cocina- dice. Si, mi hermano quiere ser un Chef

-Ah, que bien- le digo sonriendo- hace un calor de la gran pucha. -digo.

-Si- dice riendo. -Pasar de la nieve a este calor es algo raro.

-Y te vas a enfermar.- le digo regañándolo.

Caminábamos por una calle que me parecía curiosamente familiar.

Continuamos caminando sin decir palabras, solo nos mirábamos de vez en cuando y sonreíamos.

-Ay, como te extrañéeeeee- le dije abrazándolo.

-Yo también- me dice.

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-Eh, ______?- me dice.

-Si, que pasa?- le pregunto.

-Tengo que decirte algo- dice haciéndome parar de caminar.

Pero su gesto cambia y creo que reconoce algún lugar o algo y queda shockeado.

Señala detrás mío y vemos la casa...

La casa en la que hemos pasado toda la infancia. La casa de nuestro padre. Una lagrima baja por mi mejilla.

Nos detenemos a pensar.

Pero ningún pensamiento pasa por mi cabeza, solo memorias, y memorias y memorias.

Comenzamos a cruzar la calle.

Llegamos hasta la puerta y me armo de valor para golpearla suavemente.

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