· póker; llegada

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"El strip poker es una variación del juego de cartas póquer en el que los jugadores se quitan prendas de ropa cuando pierden sus apuestas". 


Jazmin se echó a reír. Muy fuerte y muy exagerado.

Ha de ser por el Fernet.

Se tapó la boca con una mano mientras agarraba el vaso para seguir bebiendo con la otra. Valentín la miraba desconcertado.

-¿Vos crees que yo estoy lo suficientemente ebria como para decir que sí a cualquier cosa?- largó entre sorbos.

Él se puso algo pálido, intentando descifrar cual era la respuesta correcta para no meter más la pata.

-Eh...estaba jodiendo, no er...

-Porque por supuesto que sí, mi ciela- se auto-respondió sin siquiera escuchar lo que su vecino había tratado de decir.

Su mano fue directo al mazo de cartas, mientras él la miraba anonadado, como si no hubiese caído en el chiste aún. Sin embargo, no opuso protesta, sería un gil si lo hiciese- y jugó con las fichas en su mano mientras esperaba que Jazmín dispusiese todo.

La mesa ahora estaba cubierta por un mantel de terciopelo verde pizarrón, típico del Poker. Cada uno tenía repartido varias fichas redondas de colores. Jazmín repartió las cartas -dos para cada uno- y esperó a que su contrincante haga la primera apuesta.

El muchacho empezó tranquilo, acercando dos fichas rojas que tenían un valor de diez "pesos" cada una. Jazmín imitó el movimiento y la cantidad. Ambos compartieron una mirada antes de que el dealer (en este caso, Jazmín) desenvolviera las primeras tres cartas en la mesa.

2 de tréboles.

8 de corazones.

6 de tréboles.

Jazmín curvó su labio pero lo reprimió rápidamente, para que Valentín no notase que efectivamente, está teniendo suerte. Observó su 8 negro de picas y sabía que tenía un par de base para empezar a apostar en serio. Valentín pasó de apostar y Jazmín sintió esa mano un poquito más suya.

A diferencia de otras veces, estaban sentados en lados opuestos de la mesa, de manera que quedaban enfrentados. Sus caras estaban ligeramente opacadas, escondidas detrás de la pequeña lamparita de la cocina y el alejado farol callejero, cuya luz se colaba por el ventanal que daba a la calle. Wos había dejado en reproducción automática su celular, lo que daba la sensación de estar en esos antros que la cuarentena los había obligado a abandonar.

Jazmín colocó dos monedas más frente a ella, y ante la negativa de su vecino de doblegar la apuesta, repartió una carta más sobre el tapete verde: una reina de picas. Dio otro sorbo más al vaso mientras Valentín apostaba tres monedas azules. Ella hizo lo mismo, no era momento de achicarse.

Luego de barajar la última carta de la ronda -un 9 de tréboles- destaparon su juego. Jazmín se quedó con la boca en su ano cuando se dio cuenta que su contrincante le había ganado. El par de reinas de Valentín destruyen al par de ochos de ella, que seguía sin entender como se había dejado confiar tanto.

-¿Qué? ¿Te pensas que era un borrego jugando a esto?- ironizó Valentín al verle la cara todavía sorprendida.

Rodando los ojos, Jazmín juntó las cartas sin responder y las empujó junto con las fichas apostadas hacia el lado opuesto.

Valentín, ni lento ni perezoso, trajo el tema inicial a la mesa:

-Muy bonitas tus fichas, pero mepa que es momento de que te saques la campera- la muchacha, que efectivamente se estaba haciendo la boluda, insultó para sus adentros.

cuarentena || wosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora