El Hijo del Candidato [Gay]

Capítulo 8 | El Álamo.

¡Hola, chicxs! ¿Qué tal va todo? Espero que bien ♥. Hoy les traigo este capítulo y si me siguen en Twitter pudieron darse cuenta de que avisé que esta semana también habrá capítulo nuevo de "Promesa de Hierro" #PDH ♦. Si aún no me siguen, pueden hacerlo: twitter.com/_strayalover (doy follow back a TODXS) 😉 ¡VOTEN! 🥺

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—¡Gracias por asistir y apoyar este proyecto! ¡Buenas noches a todos! —lanzó efusivo mi padre a la multitud que se había congregado para escucharle y verle en nuestro primer día.

 La primera asamblea política de papá había concluido. En resumidas cuentas, estábamos oficialmente en campaña. McAllen es la principal ciudad fronteriza de Texas con México y casi toda la población tiene origen latino, como nosotros. Un mitin un tanto fácil dado que Peter había señalado con total certeza que el Rio Grande Valley —toda la región— era demócrata seguro.

—¡Aquí obtendrás más del sesenta por ciento de los votos, Esteban!

 Fueron las palabras exactas que utilizó un excitado Peter Goldberg ya en el camerino y tanto el equipo que apoyaba la campaña y mi familia gritaron con emoción. Todos, incluido yo. La hora de ser un chico universitario inmiscuido en la política había llegado. Durante todo el día, desde que descendimos del jet del Partido, pasando por la pequeña presentación de Sandra, la conductora de nuestro gran autobús de campaña, había pasado rápido.

 Durante la comida, un par de fotógrafos irrumpieron en la escena y no pude disfrutar del todo mi chili con carne. Esteban, Ana y Monica sonrieron con total naturaleza a excepción mía. Después, papá se dirigió en compañía de su asesor a dialogar con los empresarios de la localidad.

—No comprendo cómo llevar a Monica a esa charla ayudará a mi padre en algo.

 Solté ya en el autobús y mi madre no se dignó a responder. Llevábamos más de doce horas sin cruzar palabra y parecía que esta vez se lo iba a tomar en serio. Ouch. Me puse de pie de la silla reclinable y fui a hacerle algo de compañía a Sandra.

—¿Qué tal todo, Sandra? —dije, rezando que mi lado sociable saliera bien.

—S-Sr. Alex, ¿sucede algo? —respondió claramente nerviosa tratando de mantener todos sus sentidos en la autopista. Nos dirigíamos al Best Buy más cercado dado que mi dulce hermanita había olvidado el cable de alimentación de su portátil.

—Tranquila, no le daré órdenes. Sólo busco alguien con quien conversar. Mi madre está enfadada conmigo por ser un capullo y no quiero morir de aburrimiento.

 Juré haber visualizado una leve sonrisa en sus labios. La morena no se dignó a decir mucho, no al menos en su expresión corporal. Me senté en el asiento del copiloto y coloqué los pies cerca del gran parabrisas.