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LA MAGNITUD de lo que acababa de preguntarle hizo que la cabeza empezara a darle vueltas. KyungSoo parecía tan aturdido como él.
- ¿Irme contigo?
-Sí-contestó, riéndose al tiempo que le acariciaba le mejilla con el dedo índice-. Creo que lo he dicho en voz alta, ¿no?
KyungSoo asintió, conmocionado. Aunque probablemente no estaba más abrumado que él. En un arrebato de emoción, se lanzó a sus braz0s, riendo y llorando a vez.
El trató de calmarlo, de entender lo que estaba ocurriendo.
KyungSoo. Su impulso vital, la fuerza que le hacía levantarse por las mañanas, su sol y sus estrellas, el cuerpo alrededor del cual orbitaba y del que obtenía la energía para vivir.
Mas no podía olvidar los lazos que lo ataban a Blossom, a sus alumnos, a su madre. ¿Lo amaría suficiente como para sacrificar la vida que había vado hasta entonces?
Durante un segundo, sintió pánico. ¿Qué haría si él aceptaba? ¿Se habría precipitado al pedírselo? ¿Y si sus sentimientos no eran más que el síntoma de un apasionado encaprichamiento? ¿Qué pasaría si, tras apagarse la llama de los primeros momentos, dejaban de amarse, como habían hecho sus propios padres?
La voz velada de KyungSoo vibraba contra su pecho.
-La verdad es que no me esperaba esto.
¿Iba a decir que no? En caso de que así fuera, ¿porque se sorprendía? KyungSoo no pertenecía al mundo desarraigado y proletario de la feria ambulante. Él había visto dónde vivía y sabía que merecía mucho más de lo que él podría nunca darle.
Sin embargo, ardía en deseos de que él aceptara su oferta, de que le hiciera más fácil pronunciar las palabras «te quiero».
-Me imagino que no debería pedirte que dejaras tu casa, tu familia, tus amigos-y, haciendo acopio de todo el valor del que fue capaz, añadió-: Pero si sientes por mí lo mismo que yo por ti, nada debería interponerse entre nosotros.
Ya lo había confesado. Acababa de darle a entender lo que sentía por él: amor. KyungSoo lo abrazó con más fuerza aún, como si no pudiera soltarlo.
Por cada segundo que tardaba KyungSoo en responder, desaparecía uno de los sueños de JongIn.
¿Estaría KyungSoo esperando a oír la palabra «amor»? ¿Un compromiso concreto? Le costaba tanto decirlo en voz alta...
Invitarlo a irse con él había sido una idea demasiado impulsiva, pensó para amortiguar el golpe.
Una locura. El amor no era mágico. Había que cultivarlo, y ellos no lo habían hecho durante suficiente tiempo.
Cuando KyungSoo alzo el rostro para mirarlo tenía los ojos llenos de lágrimas. ¿De felicidad o de tristeza? Intentó esbozar una sonrisa.
-Estaba tratando de imaginar Blossom sin mí. Ya ves, como si todo girara alrededor de mi persona. Tendrían que buscar a un nuevo profesor. Y éste habría de saber que Britanny, la hermanita de Tommy Burks, tiene que esperar a su hermano para volver a casa todos los días, y que los padres de Stefania Richie no quieren que ésta beba leche. Y tendría que persuadir a alguien para que me sustituyera en el comité de la biblioteca. Y mi madre...
JongIn sintió dentro de sí la batalla interior que libraba KyungSoo. Le dolía verlo sufrir. JongIn sabía de la devoción que KyungSoo sentía por Bitsy, de cómo era el único que podía apaciguarla cuando sufría pesadillas sobre su difunto marido, de cómo KyungSoo se había prometido a sí mismo que su madre no volvería a sentirse abandonada tras la devastadora muerte del señor Do.
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Arriésgate en la pasión. (KaiSoo)
Roman d'amourNada más ver a Kim JongIn, Do KyungSoo supo que aquel hombre temerario con aspecto de guapísimo pirata no le causaría más que problemas. Un buen doncel como él debía seguir los pasos de su madre y no desear una vida de aventuras como la que tendría...