17. Indecisión

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Lake se recargó contra el lavamanos, sintiendo el frío cerámico en su piel como un ancla a la realidad. La visión de la sangre en el lavabo era un recordatorio contundente de que su lucha interna no solo era emocional, sino física. Se preguntó cómo había llegado a este punto, donde el amor se había transformado en un campo de batalla y su propia mente era el enemigo más feroz.

—Esto es solo una fase... —murmuró, tratando de convencerse de que la tormenta en su interior se calmaría. Pero las palabras se sintieron vacías. Alicia había sido su refugio, la chispa de luz en su mundo sombrío, y ahora, sin ella, todo se sentía oscuro.

Después de un rato, Lake respiró hondo y se alejó del lavabo. Sabía que no podía dejar que su dolor lo consumiera. Tenía que actuar.

Decidió que lo mejor sería hablar con Alicia, enfrentar sus miedos y aclarar lo que había entre ellos. Tal vez era el momento de dejar de lado las inseguridades y abrirse por completo. Con ese pensamiento, se preparó para el día siguiente en la secundaria, donde la vida continuaba su curso.

El lunes amaneció con un cielo nublado, reflejando su estado de ánimo. En la escuela, cada pasillo estaba lleno de risas y murmullos, pero para Lake, todo se sentía distante. Mientras se dirigía a su casillero, sus pensamientos giraban en torno a la conversación que debía tener con Alicia.

Al llegar al aula, se sentó en su lugar habitual y notó que ella aún no había llegado. Su corazón latía con fuerza a medida que el tiempo avanzaba. Cuando la puerta se abrió, su rostro apareció, y el mundo alrededor de Lake se desvaneció. La sonrisa de Alicia lo iluminó, pero también trajo consigo la ansiedad que había sentido.

—Hola, Lake —dijo ella, su voz alegre como siempre. Sin embargo, él pudo ver una sombra de preocupación en sus ojos.

—Hola... —respondió él, tragando saliva—. ¿Podemos hablar un momento?

Alicia frunció el ceño, pero asintió. Se alejaron del bullicio del aula hacia un rincón más tranquilo en el pasillo.

—¿Qué sucede? Te veo diferente —dijo, mirándolo a los ojos.

Lake sintió que el nudo en su garganta se apretaba. Era ahora o nunca.

—No estoy bien, Alicia —comenzó, sus palabras temblando con la carga de su verdad—. He estado lidiando con muchas cosas, y necesito ser honesto contigo sobre lo que siento.

A medida que hablaba, el aire se volvió pesado entre ellos. Lake se sentía vulnerable, pero también liberado al expresar sus emociones.

—Siento que el amor no es simple... y que hay cosas que me asustan. Como lo que pasó con Lucas. No puedo ignorar eso. —Se detuvo, buscando las palabras adecuadas—. Me doy cuenta de que te amo, pero también tengo miedo de perderte.

La expresión de Alicia cambió a una mezcla de sorpresa y comprensión.

—Lake... —dijo suavemente—. No sabía que te sentías así. También he estado lidiando con mis propios miedos. Pensé que quizás era mejor alejarnos un poco, pero en realidad, quiero luchar por nosotros.

Lake sintió una oleada de alivio al escuchar sus palabras. La tormenta en su interior comenzaba a calmarse, y la conexión que creía perdida parecía renacer. Aquel día en la secundaria se convirtió en un nuevo comienzo, uno donde ambos estaban dispuestos a enfrentar sus miedos juntos.

Aunque el futuro seguía siendo incierto, Lake supo que tenía que seguir luchando, no solo por su amor, sino también por sí mismo.

El Monstruo Eras Tú{Mejorada}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora