¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Seúl, 2020.
Jin trató de levantarse por tercera vez y de nuevo, Yoongi lo jalo a la comodidad de su cama.
–Es enserio, Yoongi, tengo que ir a trabajar–Regañó a su novio, pero Yoongi no le prestaba atención a sus palabras, solo se dedicaba a llenar de pequeños besos su cuello–No puedo llegar tarde otra vez. La última vez el doctor Chae me regañó y ya no se cree mi mentira de culpar al tráfico.
Yoongi comenzó a desabotonar la pijama de su novio.
–Solo una vez más y prometo dejarte ir–Pidió mientras sus manos acariciaban el abdomen suave de Jin.
–Eso dijiste hace una hora y mírame, sigo aquí–Quitó las manos de su novio–Entro en cuarenta minutos y son treinta de camino, debo de irme ya.
Su novio plantó un último beso en los labios de Yoongi antes de brincar de la cama y correr directo al baño para evitar que Yoongi lo convenciera de llegar tarde. En menos de diez minutos, Seokjin salió del baño con el cabello mojado y en ropa interior, se vistió rápidamente con su uniforme quirúrgico y la bata blanca por encima, después miró a Yoongi, quien continuaba acostado.
–¿Te espero para cenar?–Preguntó Jin.
–Claro–Yoongi asintió–Estaré aqui a las ocho.
–Bien, no llegues tarde–Pidió–Me voy, te amo.
–Te amo.
Yoongi observó a su novio irse de la habitación e incluso espero a escuchar el cerrojo de la puerta principal para volverse a acostar, sin embargo no podría volver a dormir, estaba demasiado feliz. Llevaba tres años viviendo con Jin y cuatro de relación, a pesar del tiempo, para Yoongi le seguía pareciendo irreal su vida actual, aún pensaba en como un solo momento bastó para cambiar toda su vida...
Cuatro años atrás, Yoongi tuvo que ser llevado de emergencia al hospital, en su trabajo algo salió muy mal, dando por resultado una puñalada en su estomago bajo, la sangre salía a borbotones y ninguno de sus subordinados se atrevía a sacar el cuchillo por miedo a que la hemorragia empeorara. Yoongi, con muy poca sangre en su sistema, no estaba en condiciones de decidir lo que se haría, por lo que sus subalternos decidieron que lo mejor seria llevarlo a algún hospital y en la marcha inventarse una buena historia que sustituyera la verdad. Podría ser fácil dejarlo morir, pero no era lo que ninguno de ellos quería en ese momento, debido a que sin un jefe, cualquiera podría serlo y las peleas por el poder nunca acaban bien, preferían seguir siendo la poderosa pandilla del norte de Seoul antes que tener otra guerra por el poder de la pandilla.
Así que todos se subieron en sus autos y se encaminaron al hospital mas cercano. El grupo de hombres tatuados, con ropa mal acomodada y ensangrentada entraron al hospital sin valer atención a las miradas aterradas y sorprendidas de las personas, en ese momento no eran de importancia, lo único que importaba era salvar a su jefe a toda costa. Llegaron a la zona de emergencias en donde rápidamente llamaron la atención del personal médico.
