Hoy me siento triste, yo sé que existes y no te puedo encontrar.
Hitoshi había tenido lo que muchos llamarían golpes de suerte alrededor de su vida, pero él no estaba tan seguro de si realmente eso habían sido.
No podía recordar su vida antes de los 5 años, pero alguna vez había escuchado hablar a Aizawa, o había alcanzado a leer en los papeles de adopción, había sufrido maltratos por parte de sus padres, y era algo extraño porque pese a que no lo recordaba, cada vez que veía alguna foto de su padre biológico quedaba paralizado por el miedo, con un extraño sentimiento de temor que se apoderaba de él cada que alguien mencionaba aquel hombre.
De alguna forma que desconocía termino siendo adoptado por Aizawa Shota, el trabajador social que lo había rescatado y a partir de ahí su vida se tornó muy feliz, si bien no tenía unos grandes lujos, si tenía cariño y vivía una vida muy tranquila y pacífica.
Pero cuando tenía 10 años su abuelo biológico se apareció, reclamo su custodia y al ser un hombre de mucho dinero gano el juicio.
Al principio fue difícil adaptarse a los cambios que tuvo en su vida y más siendo un niño, pero su abuelo no era malo, al menos no con él, era un hombre muy frio y poco demostrativo con el cariño, pero jamás lo trato mal y siempre trato de darle todos los lujos posibles.
Era extraño, pero ambos se llevaban bastante bien, Hitoshi siempre fue buen alumno en la escuela, y nunca se quejó de ninguna de las clases a las que abuelo lo inscribía, además de que era bastante limpio y tranquilo, no se metía en problemas, ni molestaba de más a su abuelo cuando trabajaba.
Crearon una conexión extraña, en donde ninguno de los dos hablaba mucho más allá de lo estrictamente necesario, pero eso era más que suficiente para ambos.
No había una sola cosa en el mundo que Hitoshi pidiera y no se le diera, su abuelo lo llenaba de regalos caros, viajes, libros, toda la vida de lujos que quisiera a sus pies, pero pocas cosas eran las que realmente pedía.
Entre ellas era ver a Aizawa en vacaciones y algunos fines de semana, en los que volvía a convivir con quién consideraba su padre y eran los mejores días de su vida, los días que amaba, hasta que eso cambio.
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Hitoshi era bastante solitario, al igual que su abuelo, así les era un poco difícil comunicarse, pero su abuelo insistía en tenerlo en las juntas y enseñarle a tratar políticamente a las personas, pero aún así era bastante solitario en la escuela, le costaba desenvolverse con los otros niños.
De todas formas, no es como que tuviera mucho tiempo libre para hacer amigos, pero a veces ver a otros niños interactuar e ir por ahí corriendo, lo hacía sentir solo.
Su abuelo le decía que no necesitaba amigos, pero a veces el tener alguien con quién compartir algo sonaba bien, él también era un niño después de todo.
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Aizawa seguía visitándolo los fines de semana, a veces incluso iba por él a la escuela y pasaban la tarde juntos.
Esos eran los mejores días en su vida, aquellos días disfrutaba la compañía del hombre al que seguía llamando "papá", incluso lo llevaba al parque para que interactuara con otros niños, pero el resultado siempre era el mismo, Hitoshi prefería leer un libro sentado a su lado, que ensuciarse los pantalones de arena.
Aizawa no veía bien aquello, así que discretamente le preguntaba acerca de la escuela y de los tratos de sus amigos. Shinsou mentía sobre aquello, cosa que no pasaba desapercibida para su papá.
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Universos Paralelos [ShinKami]
RomanceShinsou Hitoshi vive solo en una cabaña, alejado de la civilización, una noche a su puerta toca un chico que no deja de llorar, ambos sin saberlo son universos paralelos a punto de colisionar, para cambiar la vida del otro.