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Ocho años atrás.

El cansancio acumulado en su cuerpo estaba pasando factura a Ochako. Ella siempre creía que podía seguir siendo héroe y atender a su familia. Y en estricto rigor lo estaba logrando, pasaba tiempo con su familia, era héroe y rendía bien siendo soporte. No era que le molestara ser soporte, su esposo era más un peso pesado que ella, y agradecía que no tuviera su trabajo, a Ochako le gustaba más proteger y cuidar a los desvalidos. Y no solo eso, también le gustaba ser amable con las personas a las cuales ayudaba día a día.

Iba sumergida en sus pensamientos mientras caminaba. Pensó en ir a comprar un poco de carne para hacer miso con fideos de arroz para sus hijos, Katsuki y un poco de pescado para el gato. Ingresó a la tienda, tomó una pequeña cesta para empezar a sacar cosas para cocinar.

Se detuvo en seco en su tarea en cuanto escuchó gritos. Alzó la cabeza y miró al dependiente, el cual se notaba muy nervioso y asustado.

—¿qué es lo que está sucediendo?

—E-están atacando la agencia de héroes que está a dos calles.

Ochako se horrorizó, era su agencia. Específicamente suya e incluso registrada a su nombre. Los nervios la invadieron, su agencia no era con héroes con quirk de defensa, eran quirk de apoyo, entrenados por años para ser apoyo y ayudar civiles.

Soltó la cesta, y salió corriendo en dirección a su agencia. Descubrió con horror que el edificio que tanto le había costado construir y hacer, estaba destruido y en llamas. Miró hacia el costado, viendo a algunos de los héroes pasantes que estaban en el suelo, sangrando y desmayados. Ella activó el casco con uno de los botones del cuello y logró hacer que cubriera su rostro. Le dio tiempo de correr y tocar a seis de sus pasantes, para alejarlos del peligro. Vio a lo lejos que habían seis... no, ocho infractores de la ley.

Y descubrió con horror, que era un atentado. Buscó a Mina con la mirada, aterrada de que su amiga hubiera sido atacada, y también aprovechó para buscar a Kaminari, el cual también trabajaba ahí. Los vio a lo lejos. Kaminari había sido atacado y Mina estaba intentando ponerlo de pie. Ochako corrió hacia ella e hizo flotar a Kaminari para aliviar la carga de Mina.

—Hoy venías con tus hijos, ¿dónde están? —ver el rostro de Mina estaba demasiado compungido y cuando hizo esa pregunta, se echó a llorar. —Mina, dónde están. Tranquilízate, y dime donde están.

—Ellos, ellos me atacaron y me los quitaron. No sé en dónde están. Estoy desesperada, Ochako.

Los pequeños sólo tenían tres años y habían sido secuestrados. La muchacha sintió demasiada rabia. Se hizo flotar a si misma tocando su cuerpo y sintió el malestar de inmediato en su estómago, pero logró flotar lo suficiente como para notar dónde estaban sus sobrinos. Desactivó su quirk, se dejó caer y echó a correr hacia ellos, sin darle tiempo a Mina para ayudarla correctamente.

Se lanzó contra la mujer que sostenía a los bebés, dándole un puñetazo en el proceso. Tocó a los bebés con las almohadillas y los hizo flotar. Los bebés parecían sedados, a si que no fue gran problema al levantarlos y enviarlos en dirección de Mina.

—¡¡Mina!! —gritó con tal fuerza, que la pelirrosa salió de su trance. La rubia activó su quirk y se deslizó con el ácido.

Ochako se distrajo un momento y recibió un puñetazo en su rostro. Fue lo suficientemente fuerte como para impulsarla varios metros hacia atrás. La adrenalina que sentía en ese momento fue increíble, se levantó de un salto arremetiendo contra la mujer nuevamente.

Ambas rodaron, Ochako fue la primera en darle un puñetazo, y aplicar una llave para inmovilizarla en el piso, pero la mujer se quitó del agarre, burlandose de ella. Sintió las manos en su cuello. El dolor y la tristeza se convirtieron en miedo, rabia y frustración. Con esfuerzo y furia contenida, le dió una patada en la entrepierna a la mujer.

De dónde somos [Kacchako]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora