Capítulo 2.

598 41 6
                                    

- ¿Hugo?

Reconocí esa voz al instante y, para ser sincero, no sé si me alivió que fuese ella y no Eva o si me causó más nervios que otra cosa.

-¿Anaju? Estoy aquí.

Escuché la puerta cerrarse y a ella avanzar por el pequeño pasillo con el que contaba la habitación del hotel, hasta que la cama, donde me encontraba acostado, apareció ante sus ojos, y sonrió.

-¿Molesto? ¿Estabas durmiendo?

-No, tranquila, estaba viendo la gala de ayer. - Estaba viéndote a ti en la gala de ayer, mejor dicho.

-Es que necesitaba hablar con alguien y todos se han ido o, al menos, no me abren la puerta. -Explicó mientras se sentaba en mi cama y yo me incorporaba.

-O sea, que he sido tu última opción.

-No es eso Hugo -defendió ella, aunque sabía que yo estaba bromeando - Tu habitación es la que más lejos está, y he ido tocando en todas.

-Bueno, Julieta, sabes que yo siempre estaré ahí para abrirte la puerta.

Una sonrisa se dibujó en su cara y yo, con eso, era feliz.

-Y dígame, señorita, ¿qué es lo que le preocupa?

-Pues lo que me preocupa, señorito, es que no me veo capaz de gestionar todo esto. Soy Ana. Ana Julieta Calavia, la misma de hace seis meses, pero ya nadie me trata igual. Me siento desconcertada cuando me paran por la calle, me gritan, me piden fotos... No me malinterpretes, estoy y estaré eternamente agradecida por esto, pero me ha chocado salir de la burbuja de la academia a la vida real, en la calle. Porque tampoco es igual que desde mi casa en el confinamiento. No sé, a lo mejor soy yo.

-No eres tú, me pasa lo mismo. Es como: ¿quién soy yo para que me pidan una foto? Sólo soy un kinki.

-Es eso, sólo soy una repipi.

Reímos, porque recordamos que así era como se referían a nosotros en los fanfics que habíamos leído.

-Miki dice que te acostumbras, y que el fenómeno fan va a menos. Aún así, tú siempre has sido más fuerte que todo esto, Julieta. Es normal que te sientas abrumada pero si alguien sabe como gestionarlo, eres tú. -Ella bajó la cabeza, escondiendo una sonrisa.

-Gracias, Huguiti. Por tener siempre la confianza en mi que me falta.

-Podría decir lo mismo de ti, ya lo sabes.

No hablamos más, pero tampoco era incómodo. Hacía tiempo que entre ella y yo, nada lo era.

No sé en qué momento nos habíamos acostado, pero nos encontrábamos ahora en esa posición, frente a frente. Yo acariciaba su pelo y nos mirábamos fijamente a los ojos, aunque no duró mucho la lucha de miradas, porque pronto se quedó dormida. No la culpaba, era mucho el cansancio acumulado, yo también me hubiese dormido si la persona tumbada delante mía no fuese ella.

¿Cuándo empecé a sentir esto? Y, lo más importante, ¿qué cojones es lo que siento?

Lo único que puedo afirmar es que no es simplemente atracción sexual, eso era lo que habíamos tenido la semana de nuestro dúo. Sonreí al recordar esos siete días, probablemente, el inicio de toda tempestad.


flashback

De la semana de Señorita recuerdo muchas cosas. Recuerdo la primera clase con Mamen en la que incorporamos ya el acting, recuerdo su reacción, su cara, sentirme mal por Aurora, querer más de Anaju.

punto ciego || anahugDonde viven las historias. Descúbrelo ahora