Capítulo 9.

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Anaju se despertó cuando los primeros rayos de sol entraron por la ventana. Todo le daba vueltas, no se acordaba de nada de la noche anterior, pero su memoria comenzó a recordar fragmentos cuando divisó el cuerpo desnudo de Hugo a su lado. Sus uñas clavadas en la espalda de Hugo, sus cuerpos juntos, sus respiraciones agitadas, los besos, las caricias. Un sentimiento de culpa comenzó a inundar a la chica. Le gustaba tener todo bajo control, meditar todo antes de hacerlo y, si algo no había hecho la noche anterior, había sido meditarlo. Se había dejado llevar por impulsos, por instintos primarios, sin pensar en las consecuencias, en Eva, en ella misma ni en él.

Se levantó tan rápido como pudo, se vistió y se fue de casa. Era la primera vez en su vida en la que había preferido huir a enfrentar la situación.

Hugo se despertó dos horas después. Giró su cuerpo, levantando su brazo para abrazar a Anaju, y sintió un vacío inexplicable en el pecho cuando su mano alcanzó el colchón, y no el cuerpo de la chica. Abrió los ojos, extrañado, y comprobó que ella no estaba; tampoco la ropa que el día anterior había quedado tirada en el suelo. Pensó en que seguramente estaría desayunando, pero comprobó que no era así cuando, tras recorrer la casa dos veces, no la encontró. Entonces pensó en que quizá había ido al mercado, o a la panadería, aunque esa hipótesis también sería probada como errónea. Eran las doce del mediodía, y Anaju no volvía. Hacía tres horas que Hugo estaba despierto, y no se tarda tres horas en la panadería. 

*llamada entrante: Huguito*

Anaju respiró hondo, sabía que tenía que coger el teléfono, sino él se preocuparía.

-Dime.

-¿Dónde estás?

-Por ahí.

-Es que cuando me he despertado no estabas y...

-Necesitaba salir.

-¿Vienes a comer?

-No. 

- ¿Pero estás bien?

-Si. Tranquilo. Iré a casa tarde, no te preocupes por mi.

Ella colgó. Hugo supo que aquello tenía que ver con lo que había pasado ayer. Y no lo entendía. ¿Acaso no era aquello lo que ella quería? ¿Lo que ambos necesitaban?


Eran las cinco de la tarde cuando el teléfono de Anaju volvió a sonar. "Joder, Hugo, otra vez", pensó. Sin embargo, no era Hugo. Era peor. Cuando vio el nombre en la pantalla, su corazón dio un vuelco, quiso morirse.

*videollamada entrante: Evivi*

Quería colgarle, pero sabía que no era lo correcto. Quería esconderse detrás de un árbol y llorar hasta desaparecer. No podía creer estarle haciendo esto a una amiga. Se sentía fatal. Respiró hondo y descolgó.

-¡Hola Eva! - Saludó, con una sonrisa fingida en su cara.

-¡Anajus! ¿Qué tal por allí?

-Bien, ya sabes, sólo trabajamos. 

-Va, no mientas. Que os he visto en una revista. En la fiesta esa ayer. ¿Qué tal la noche?

-Bien, sin más, la verdad. Nada interesante. -Fingió una sonrisa.

-¿Y Hugo qué tal? ¿Está por ahí?

-No, he venido a pasear. ¿Por qué? ¿No habéis hablado?

-No mucho, la verdad, pero normal. 

-Bueno, no te pregunto más que vamos a poder ponernos al día la semana que viene. Voy a cerca de Nashville a grabar unas cosillas.

-¡Qué guay! -Fingió.- Te quedarás con nosotros, supongo. La cama de Hugo es bastante grande. -Dijo, antes de tragar fuerte, intentando digerir lo que acababa de decir.

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⏰ Última actualización: Jul 26, 2020 ⏰

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