Linda jovencita

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-Qué jovencita tan linda ¿cómo te llamas? -
Preguntaba una señora de edad avanzada a una niña pequeña, la cual estaba sentada en el banquillo de un parque, dibujando en una libreta.

-Helen-
Respondió con simpleza, sin prestar demaciada atención, como cualquier niño.

- ¿Helen? Que bonito nombre, ideal para una niña tan bonita como tú-
Agregó la señora mientras le brindaba una sonrisa.

-Gracias-
Volvió a responder en un tono bastante cortante, algo no muy común en niños de seis años, pero vamos, esta señora le estaba interrumpiendo su momento creativo.

- Y ¿qué haces sola a estas horas? ¿No tendrías que estar en la escuela?-
Preguntó nuevamente aquella señora.

-Estudio en casa-
Apenas respondía, estaba muy "ocupado" Dibujando pero al parecer la señora no lo captaba o simplemente le importaba un bledo.

- Y dime ¿dónde está tu madre? Debe estar preocupada-
La señora indagó mientras veía a su alrededor, por si la madre de la pequeña se encontraba cerca.

- Quizás -
Contestó mientras cerraba su libreta y se ponía de pie para comenzar a caminar marchandose.

- ¿A dónde vas jovencita? -
Volvió a preguntar la anciana.

-Señora, sin ofender pero soy niño-
Dijo mientras se iba del lugar a paso lento, ignorando a la confundida anciana.

~°~

Helen Smet, un niño de 6 años con apariencia tan delicada como la de una pequeña flor, tanto así que frecuentemente era confundido con una niña.

Este joven poseía unos hermosos ojos color celeste, tan bellos como el cielo. Un hermoso cabello color negro, tan profundo como la misma noche, el cual caía sobre sus hombros. Piel Nivea, blanca y tersa cual porcelana recién pulida. Unas pestañas largas y curvas, tan bellas que cualquiera pensaría que son postizas. Labios finos, de un color rojo inigualable, simplemente perfectos.

En pocas palabras este jovencito era hermoso, y esa hermosura era uno de los factores que lo llevó a la fama junto a su madre, aunque ella no se quedaba atrás.

Su madre, Anna, era una mujer muy amable y cariñosa, siendo esta hermosa, en todo aspecto. Ella era una mujer amorosa que siempre apoya a su pequeño, siendo esta cómplice al comprarle los vestidos y faldas que tanto le gustaban a él.

La castaña de ojos azules amaba ir de compras con su pequeño, era de sus pasatiempos favoritos junto con el diseño. Ella no era famosa solo por su belleza, no señor, era muy reconocida por sus diseños de ropa; teniendo así su propia marca.

Pero no nos olvidemos de su esposo y padre de Helen, Alexander. Un hombre gentil y de actitud dulce que amaba mimar a su hijito. Sin embargo, por amor hacia tu mediocre existencia, no querrás meterte con su bebé ya que lo harás enojar, porque ni el miedo de cuando tu mamá te amenaza con la chancla se comparará al que sentirás en esa situación.

Pero, no te olvides, nada es perfecto en esta vida (Helen sí) y todo puede dar vuelta, cambiando por completo.

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Bueno, como verán los viejos lectores, cambie varias cosas.

Entre ellas la descripción de los padres de Helen, la razón de esto tiene una explicación y es que se me había olvidado el "pequeño" detalle de que los padres de Helen pertenecen a otra historia mía (Solo un juego) y por ende la descripción que daba acá y la que aparecía en el otro libro no tenían nada que ver (aparte de que se me hacia que eran altos forros, tipo, a la madre le importaba una mierda que su hijo fuera varón y lo travestia, y el padre solo criaba a un pibe para que siempre sea perfecto, no daba jaja).

Además de que agregué un toque de mi humor absurdo.

Gracias a LeikoHoshi6667u7 por la ayuda al corregir las faltas ortográficas y gramaticales (teamobbnosequehariasinvos) y por animarme a no abandonar la historia (aparte de apurarme, porque de no ser por ella, no actualizaría nunca)

Y nada, espero que les guste.

Editado: 18/06/2020

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