Clase De Dulces

Capítulo 8

Fue al día siguiente cuando tuvimos que ir a clases. Fue doloroso tener que dejar su suave barriga, pero el autobús llegaría pronto y ella necesitaba limpiarse, ambos lo hicimos, así que nos duchamos juntos, lo que fue divertido y distractor. Una vez que me puse mi ropa de repuesto y demás, vi su gran masa bajando los escalones a cámara lenta, su vieja camisa no cubría bien su vientre y tenía que ir a donde los pantalones de chándal estaban tan apretados que juré que podía vea los ejemplos de gordas sacudidas a lo largo de sus muslos y culo. Sus labios fruncidos mostrando su lápiz labial, sus mejillas regordetas y amplias también se movieron con ella. Cuando estaba a mi lado, me besó en los labios y me agarró seductoramente. Luego mencionó que se pesaba a sí misma; ¡ahora pesa 245 libras!
Cogimos el autobús justo cuando se detuvo y tomamos nuestros asientos, el autobús se sacudió cuando entramos y nuestros asientos crujieron con nuestros cuerpos con sobrepeso. Luego maldijo y dijo que olvidó el desayuno. Luego saqué la comida rápida de dos días y ella sonríe. ¡Al final del viaje se lo ha comido todo!

Ahora es el final del día y estoy en la habitación de la Sra. Candy. Parece que también aumentó al menos 10 libras. Ella gruñe alegremente mientras come su dulce, obligándome a comer también. Una vez que la bolsa está vacía, se sienta en un escritorio (por suerte la mesa soporto su peso) y acaricia su muslo para que tome asiento. Una vez allí, le desabrocho la camisa y el sujetador. Pronto sus grandes pechos inundan mis manos, ella mira hacia abajo sonriendo felizmente mientras yo, como un gato, golpeo sus tetas. Luego se inclina y me besa con firmeza mientras le arranco los pantalones. Luego se inclina hacia atrás y extiende las cortinas y me dice que comience a picar. La obligué durante 30 minutos hasta que ella llegó al orgasmo y subí hasta su vientre y luego hasta su cuello. Inserté mi sexo en su coño aún palpitante e hice el acto. Sus gemidos me hicieron contenerme hasta que ya no pude y finalmente llegó.
Luego, en el camino a casa, nos detuvimos en Golden Corral y ella nos invitó a cenar y nos llenó los dos platos. Después de nuestro relleno, me hizo frotar su intestino expuesto mientras la alentaba a terminar su pastel.