Dos es mejor que uno (NaMo Version)

XIV- Oxygen

Las vacaciones de verano estaban a la vuelta de la esquina y yo era lo que más esperaba en este año escolar. Terminaría un año en la secundaria y me quedaría uno más para seguir mi cometido y entrar a la Seúl Daehakgyo en el colegio de Ciencias, en el departamento de Alimentos y Nutrición. Aquello me emocionaba mucho en realidad puesto que sería la primera Hirai en entrar a una facultad diferente a la de administración de empresas.

Habían pasado muchas cosas en este año. Me enamore, me dolió, me rompieron el corazón, destruí, literalmente, a mi hermano, tuvimos una guerra peor que la Segunda Guerra Mundial, pero al final de cuenta, perdí una batalla pero gane la guerra.

Se dice que vienes a este mundo con un propósito y si bien ese propósito no viene en una hoja escrito al momento que naces, lo bienes desarrollando de acuerdo a tus capacidades y en lo bueno que seas en hacer las cosas.

Siempre me habían dicho que era una chica dedicada en mis trabajos y en cualquier cosa que hacía, tal vez era parte de mi naturaleza, mi mamá era una perfeccionista de nacimiento y mi papá procuraba hacer las cosas lo más impecable posible, así como también mis abuelos. Creo que el hecho de que mi abuelito había sido parte de la Armada ayudaba el hecho de haber crecido con los valores que traigo conmigo.

Pero en lo que si era un completo desastre era en el hecho del amor. Nunca había amado a nadie, es más, pensaba que el amor era una utopía pero nunca sabes las vueltas que da la vida. Te niegas a creer en algo que está frente de ti, y cuando esta frente de ti, no sabes que hacer, el miedo se apodera de ti y no sabes cómo manejar la situación.

Siempre me considere como una chica que más allá de ser buena en las cosa que hacía, me sentía incomprendida, sin saber si las decisiones que hacía de alguna manera de ayudarían a ser mejor persona, pero una de las decisiones de la que más orgullosa estoy es ella.

El amor no viene con fecha de inicio ni con fecha de caducidad. El amor simplemente se da y se va cuando tú dejas que se vaya.

Me enamore sin siquiera saber las consecuencias de este amor pero me enamore de la misma manera en la que todos, o al menos eso quería pensar, se enamora.

Lento y rápido a la vez, con drama y dolor pero al final de cuenta me enamore de la persona más hermosa que uno pudiera imaginar, incluso que yo misma pudieses imaginar.

Nayeon era el sueño de toda persona. Era cariñosa, bondadosa, inteligente, hermosa, y sin más cosas que me llevaría una vida entera postrar en palabras. Amaba a Nabong más de lo que una persona cuerda pudiera imaginar.

Nuestra historia de amor no fue fácil, tuvimos muchos contratiempos para llegar a donde estábamos en estos momentos, pero al final de cuenta valió la pena. Tenerla a ella a mi lado era más de lo que podía pedir en la vida.

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—Mina, por supuesto que no hare eso—le dije rodando los ojos. Myoui suspiro profundamente y me miro directamente a los ojos.

—Pues no sé qué demonios quieres hacer, vamos que no le vas a pedir que se case contigo—suspire.

Tenía más de dos horas acostada en la cama de Minari tratando de que mi amiga me diera alguna idea de cómo pedirle a Nabong, por fin, después de 8 meses, que fuera mi novia. Pero como siempre, la ayuda de Mina no fue de mucha ayuda.

Todo lo que me decía era simplemente fuera de este mundo y demasiado extravagante para mi gusto, al mismo tiempo no era suficiente. Tenía que ser perfecto, todo lo tenía que ser. Habíamos pasado por muchas cosas y por fin había un momento para que por fin Nayeon fuera mía por completo.

—Sharon, no estas siendo de mucha ayuda—le dije mientras veía como brincaba en su cama.

—Hirai Momo—me dijo al momento que dejaba de brincar casi al lado de mi cabeza—Nayeon te ama, bien la puedes llevar al basurero de Seoul y ella seguiría diciendo que es lo más perfecto del mundo—negué con la cabeza mientras abría mi boca y elevaba mi ceja.