Era un cálido y soleado día de verano. La época favorita de muchos, no hay escuela, vas a la playa, te quedas en casa sin hacer nada; unas relajantes vacaciones. Pero para otros la más odiada, justamente por sus altas temperaturas que te hacen querer estar en una refrescante piscina todo el día comiendo un delicioso helado.
Para Jungwoo, era un día como cualquier otro. Caminaba con energía por las transitadas calles de Seúl, yendo emocionado a su trabajo, que a pesar de ya tenerlo hace unos cuantos meses, lo seguía disfrutando como si fuera su primer día. Y no era de extrañarse, porque él, quien adoraba tanto a los animales, en la gran tienda de mascotas de la que se ocupaba podía cuidarlos y acariciarlos hasta cansarse —lo que nunca pasaba —.
Lo que el inocente Jungwoo no contempló, fue que aquel día no sería tan ordinario. Algo en su vida cambiaría, para bien o para mal.
—¡Ya te dije que no tengo nada con Sungjae!
—No he dicho que tengas algo con él, se supone que eres mi novia, sólo no me gusta que seas tan cercana con él.
—Doyoung, el que seas mi novio no me impedirá tener amigos, que eso te quede claro. —dijo enfurecida la chica.
—Sooyoung, no peleemos, por favor, te prometo que no te volveré a recriminar nada.
La chica continuó caminando con rapidez, estaba enojada y nerviosa. Doyoung la agarró de la muñeca, intentando no lastimarla.
—Hablemos.
—¡No!, ¡eres un estúpido, sólo me quieres apartar de mis amigos porque eres un celoso de primera! — vociferó con tono elevado.
Con rudeza ella se soltó del agarre de su novio y acercándose al borde de la acera, detuvo un taxi y subió en el.
—No quiero que me busques. —finalizó, subiendo el vidrio del taxi y perdiéndose en el tráfico.
Doyoung se sintió abrumado. No era la primera vez que peleaba con su pareja. En los dos años que llevaban juntos habían sido la pareja perfecta y envidiada por todos los que se cruzaran, pero en los últimos meses habían tenido problemas, que los llevaron a fuertes discusiones, que, si Doyoung es sincero, lo estaban acercando a su límite, pero después de pensar las cosas con calma, se decía que no terminaría con Sooyoung, ya que no veía una vida sin ella a su lado.
Ahí, en el camino de regreso a su hogar, analizó los sucesos.
Encontró a Sooyoung hablando demasiado plácidamente con ese tipo que, según palabras de la chica, conoció en línea y simplemente se volvieron amigos porque tenían muchas cosas en común. Claro, pero eso no era un motivo para enojarse ni celar a alguien, pero agregando que el tipo le acariciaba la pierna con mucha confianza y no paraba de comérsela con los ojos, fue el detonante para que Doyoung decidiera intervenir, sumado a que la chica no expresaba incomodidad ni nada.
Ahora ponía en duda todo lo que había aprendido.
¿Los amigos podían actuar así de cercanos?, ¿Incluso si uno tiene pareja?
Era estúpido, Doyoung era estúpido.
El malestar y arrepentimiento no tardó en llegar al pelinegro, diciéndose a sí mismo que era culpa de ella. Su arrepentimiento aumentó al recordar que su aniversario de 3 años era en un mes y él no había estado poniendo cuerpo y alma en encontrar el regalo perfecto para su querida novia.
Y como si una señal del universo se hiciera presente, un edificio azul claro con un gran letrero que decía "Tienda de mascotas", unas amplias ventanas y una puerta blanca, se posó frente a él. Ahí le llegaron a la mente las palabras de su novia en su última cita.
—¡Quiero un conejito!
—¿Un conejo?
—¡Sí!
—¿Pero no que los animales no te gustaban y odias tener que cuidarlos?
—Que pésima opinión tienes de mí, creí que podíamos estar sin pelear, pero veo que siempre lo tienes que arruinar.
Bueno, no terminó tan bien como hubiera querido, pero no perdía nada cumpliendo su capricho, además de que tal vez con eso la contente.
Doyoung atravesó la puerta de entrada, dando con el interior del lugar, quedando fascinado, y no precisamente por el sitio, de hecho, ni siquiera se debía al lugar, sino al chico pelinaranja que sonriente lo esperaba detrás del mostrador principal.
Y es que, el rostro tan adorable que poseía el chico, se le hizo simplemente perfecto a Doyoung sin necesidad de verlo demasiado, aunque no se quejaría si pudiese admirarlo durante horas. Su sonrisa tan tierna y cálida, además de lo suave que parecía ser su cabello, complementaban toda aquella belleza que dejó fascinado a Doyoung.
Tampoco es como si hubiera querido quedarse embobado admirando el hermoso perfil del chico, que cuando menos se lo esperó, ya lo tenía frente a él, preguntando con amabilidad y preocupación si se encontraba bien.
—Disculpa...¿estás bien?
Doyoung volteó ligeramente hacia arriba, ya que el chico lo rebasaba por pocos centímetros, y quedó cara a cara con esos lindos ojos que sólo reflejaban pureza e inocencia. Sintió como si el oxígeno abandonara su cuerpo y no pudiera mover ningún músculo.
—¿Me escuchas?
—E-EH yo...sí, estoy bien.—dijo el pelinegro saliendo finalmente de su ensoñación y recomponiéndose.
—¿Necesitas algo?
Un beso.
Doyoung movió con fuerza su cabeza de un lado a otro intentando alejar ese atrevido pensamiento de su mente.
—¿No?— preguntó con confusión el chico pelinaranja.
—Di-Digo....¡Sí!— el pelinaranja retrocedió ligeramente por la sorpresa de su respuesta, pero casi de inmediato sonrió con ternura.
—¿En qué te puedo ayudar?
Doyoung, buscó por toda la tienda algún indicio de que dieran en adopción o vendieran animales, pero al no verlos optó por preguntar.
—Yo...estoy buscando un conejo, se lo quiero regalar a una persona muy especial para mí.
—Oh, ¿es para tu novia?
Tal vez con cualquier otra persona el pelinegro, no hubiera dudado en contestar que efectivamente, aquella persona especial a la que le regalaría el animalito, era su novia, pero por alguna razón, su ser se negaba a decirle eso al pelinaranja.
—No, es...para alguien más...
¿Por qué no dije que era para mi novia?
Ella es la razón por la que estoy aquí...
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Una Oportunidad De Amar ♡NCT Dowoo♡
RomanceJungwoo ama a los animales con todo su corazón, por ello trabaja en una tienda para mascotas. Doyoung quiere comprarle un conejito a su novia. Pero ello sólo lo llevará caer en su realidad. Ambos tendrán Una oportunidad de amar.