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Habían pasado cuatro días desde aquel mágico momento que Doyoung pasó con Jungwoo, —por lo menos para él sí fue muy mágico— y no lo había vuelto a ver.

Doyoung se sentía como cuando sólo te falta una décima para pasar una materia, y por culpa de eso la repruebas. Así o más patético, y todo porque cuando Jungwoo estaba a punto de responder a su confesión salida de la nada, ya sea correspondiéndolo, o con un rechazo —que para el pelinegro era lo más probable—, salió corriendo de la tienda como alma que lleva al diablo, sin escuchar la respuesta del otro y sólo escuchando sus gritos que pedían que parara.

Pero como Doyoung era cobarde hasta ese punto, así que hizo caso omiso y continuó con la carrera por su dignidad.

—¡Soy tan tonto!— se reclamó a si mismo, mientras se abrochaba la camisa azul claro que decidió ponerse.

Unos saltitos se escucharon en la jaula que se encontraba en un mueble en la esquina de su habitación.

—Lo sé Copito, debí esperarme, pero ahora ya no tengo valentía para volver a pararme frente a Jungwoo.— dijo casi lloriqueando.

El conejito movió sus largas orejas en respuesta, y ahí Doyoung pensó que era muy tonto por hablar de sus inseguridades con un conejo; también recordó como Jungwoo lo había comparado con uno, formando una sonrisa que de inmediato hizo desaparecer.

—Debo darme prisa, no quiero que Sooyoung se vuelva a enojar.

Era su aniversario de tres años, y el pelinegro no quería llevarse más insultos de parte de la chica por no ser puntual.

Doyoung tomó sus llaves y su billetera, la cual estaba llena, ya que tendría que pagar por todo lo que Sooyoung le pediría más tarde.

No dudaba que quedara en quiebra.

Se acercó a la mesita de noche de al lado de su cama para desconectar su teléfono. Al prenderlo se llevó tremendo susto al ver que era una hora más tarde de lo que marca en su reloj situado en su mesita.

—¿Cómo es esto posible?

Se supone que debía encontrarse con Sooyoung a las 6 de la tarde, y en su celular decía que eran las 7 pm.

—¡¡Mamá!!— gritó y pudo escuchar un "mmm" de respuesta. —¿¡Qué hora es!?

—Las 7 cariño, ¿no andas muy distraído?

No lo tomó importancia al comentario final de su madre y salió corriendo de su casa, no sin antes tomar la jaula del pequeño Copito, que se balanceaba de un lado a otro sin parar a causa de su carrera.

Doyoung se lamentaba tanto no tener un auto, ahora haría todo el ejercicio que no hace en un mes.

A lo lejos divisó un alto edificio, el cual era el hogar de su novia. Esperaba no haber arruinado la cita, y que una hora tarde no significara tanto.

—¡Sooyoung!— gritó cuando por fin llegó a la puerta del departamento, más no obtuvo respuesta alguna.

Sudaba como nunca antes. No se quiso imaginar la cara de las personas en la calle viéndolo correr como un loco con la jaula de un conejo, y un conejo justo dentro de ésta.

—¡Abre Sooyung, lo siento, mi reloj estaba mal!— volvió a repetir, e igualmente no recibió respuesta.

Fijó su vista en la perilla de la puerta, y luego de eso recordó que, luego de tanto tiempo de relación, Sooyoung le dio una copia de la llave de su departamento para que no se "molestara" en tocar cuando la visitara.

Revisó dentro de los bolsillos de sus pantalones y encontró la pequeña pieza de metal, la introdujo en la cerradura y por fin pudo ingresar al departamento.

La sala estaba vacía, por lo que Doyoung creyó que su novia se había ido a dormir. Esperaba que todavía tuviera puesto el vestido que iba a utilizar en la dichosa cita, no quería arruinar el día.

Se dirigió a la habitación y se topó con la puerta entrecerrada, no le tomó importancia y siguió, pero antes de llegar dejo la jaula en el piso y se asomó para ver dentro de la habitación.

—Entonces tu noviecito estúpido te dejó plantada ¿eh?— odiaba esa voz.

—Doyoung es un imbécil, no sé cómo lo sigo soportando.— contestó con molestia la chica.

—Tú tampoco eres muy inteligente, a pesar de que me has tenido ya desde hace un año, todavía no quieres dejar a ese tipo.

—No es eso, él me compra de todo y siempre hace lo que le pido, además sería raro que no estuviera a mi lado, llevamos mucho tiempo de conocernos.— Sooyoung se acercó con pasos lentos y sensuales hacia el otro.

—¿Pero admites que yo soy mejor que él?

  —Mucho mejor Jae.— y con esas palabras ambos unieron sus labios con ferocidad.

Doyoung estaba tan sorprendido, muy pocas veces  se le había pasado por la cabeza que Sooyoung de verdad lo engañara. Ahora de verdad se creía un idiota total.

La cosa entre los dos dentro de la habitación parecía que llegaría a otro nivel, por lo que Dooyung intervino,  con el objetivo de descargar toda la furia que se había formado dentro de él.

—¡Con que todo lo que pensaba era verdad!— exclamó con enfado Doyoung, abriendo por completo la puerta del cuarto.

Sungjae y Sooyung se separaron con rapidez y lo miraron incrédulos.

—¿Q-qué haces aquí...?

—Bueno, teníamos una cita, de nuestros tres años juntos, pero veo que eso no vale nada para ti.

—Y-Yo...n-no es lo que tú crees...—la chica intentó acercarse a Doyoung, pero él retrocedió.

—Deja tus excusas y mentiras de lado, deje que me trataras mal porque pensaba que me lo merecía por desconfiar de ti, siempre fui bueno contigo, ¡¿y aún así me engañas como si no valiera nada?!

Sungjae se mantenía con una sonrisa burlona en su rostro.

Pero algo indudablemente extraño pasaba en Doyoung, no le importaba tanto el hecho de perder a Sooyoung, no se sentía triste ni destrozado por eso, lo que le molestaba era que lo veían como un tonto del cual podían burlarse, y él no aceptaría eso.

—Hasta aquí llegamos Sooyoung, terminamos, y no quiero que te vuelvas a cruzar por mi camino.— vociferó con fuerza, y se dio la vuelta, saliendo de la habitación.

—¡N-no espera!—pidió Sooyoung tomando del brazo y deteniendo a Doyoung. —¡No puedes hacerme eso, tú me amas!

—Te equivocas, —Doyoung se volteó y le hizo frente a su ahora ex novia. —yo no te amo, no quiero estar a tu lado, tal vez incluso te odio.

—¡E-Eso no es cierto, tú lo sabes!— exclamó nuevamente.

La chica miró por detrás del pelinegro, observando la jaula, y en ella al bonito conejito tomar agua de un bebedero suejtando en las rejas de la misma.

—¿Eso...es para mí?— preguntó con esperanza de que Doyoung le dijera que sí y todo volviera a la normalidad. 

Algo muy ingenuo de parte de la chica.

Doyoung miró al conejito, y de inmediato una tierna sonrisa, con unos lindos ojos y cabello naranja acudió a su mente, presentándose como una señal de su corazón.

—No, es para la persona que amo.

Y con esas palabras, Doyoung agarró la jaula, esta vez con cuidado, y salió justo por donde entró, dándole un último adiós a aquel departamento que visitó tantas veces.

Una vez la fría brisa del anochecer de Seúl, acarició el rostro de Doyoung, un sentimiento de libertad lo invadió por primera vez después de esos largos tres años al lado de Sooyoung.

—Sólo era costumbre.— se dijo a si mismo y trazó camino directo a su casa.

Jungwoo.

Fue su último pensamiento al terminar ese día.

Una Oportunidad De Amar   ♡NCT Dowoo♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora