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—Por aquí. 

Doyoung seguía al pelinaranja muy de cerca, como si tuviera temor a perderse. Recorrieron un no tan largo pasillo para adentrarse en una gran habitación llena de jaulas con variedad de animalitos revoloteando por aquí y por allá.

—Mencionaste que quieres un conejo ¿verdad?

—Sí.—Doyoung parecía mudo.

Se supone que había venido con el objetivo de concentrarse en la compra del regalo para su aniversario, pero en esos momentos era lo último de lo que se acordaba. Siendo sinceros, el deseo de saber el nombre del lindo chico que lo atendía era lo que lo tenía por las nubes.

—Esta es el área para los roedores, puedes pasearte y decirme cuál te gusta.

Doyoung se paseó con lentitud por el lugar, con cierta timidez en sus pasos también porque de reojo veía que el pelinaranja, no le quitaba la vista de encima, y eso lo ponía muy nervioso, no sabiendo si significaba algo bueno o malo.

Por primera vez desde que entró a la tienda logró concentrarse en algo que no fuera el adorable chico. Sus ojos miraron a un conejo de pelaje totalmente blanco, a excepción de unas casi imperceptibles manchas de color negro que adornaban sus orejitas caídas.

—Este.— dijo Doyoung.

—¿Él?— preguntó el otro, acercándose para mirar al animal más de cerca

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—¿Él?— preguntó el otro, acercándose para mirar al animal más de cerca.

—Sí, es muy bonito, me lo quiero llevar.— el pelinegro volteó su cabeza hacia el pelinaranja para no perderse la oportunidad de verlo así de cerca, pero algo en él se estremeció al ver el deje de tristeza y tal vez, nostalgia que poseían los ojos del tierno chico. —¿Pasa algo?

—Es que...él llegó cuando yo apenas entraba a trabajar aquí, me encariñé mucho y le puse mucha dedicación a su cuidado...

Doyoung se sintió mal por querer llevarse al animalito más querido del otro, pero por otro lado el conejo en primera instancia le pareció el regalo perfecto para Sooyoung, no obstante, ese pensamiento cambió de un momento a otro.

—¿Cuál es su nombre?

—Copito, yo mismo se lo puse...¿crees que le queda?

—Sí, le queda muy bien.—aseguró sin dudarlo.

—Bueno, no importa mucho eso, tal vez luego tendrá otro nombre y no importará el que yo le haya puesto así.—sonrió con un poco de nostalgia.

—Hagamos un trato.

El pelinaranja subió su mirada y la llevó hacia su cliente. No podía descifrar de qué hablaba aquel chico, se supone que él sólo debía elegir algún animal para adoptarlo e irse, pero no parecía tener la intención de irse así nada más.

—¿Cuál?

—Si me dices cómo te llamas, te prometo que el nombre de este conejito nunca cambiará.

El trato de Doyoung no tardó en animar al pelinaranja, porque de inmediato sus lindas mejillas se abultaron, enseñando así una resplandeciente sonrisa que dejó anonado a Doyoung, quien sintió un remolino de hermosas y excitantes emociones atravesar su estómago. Y la confusión se hizo presente en sus pensamientos, porque, ¿cómo era posible que sintiera esas sensaciones con un chico que acababa de conocer hace minutos, que con su mismísima novia con la que llevaba saliendo casi por 3 años?

—¡Acepto!— exclamó con emoción y felicidad el pelinaranja.

Doyoung lo miró intensamente, y el miedo de salir de aquel lugar sin nada del lindo chico que inevitablemente hacia latir con rapidez su corazón, se agrandó.

—Mi nombre es Kim Jungwoo, mucho gusto.— sonrió mientras extendía su mano para estrecharla con la del pelinegro.

—Dongyoung, Kim Dongyoung, pero sólo llámame Doyoung.— le respondió con otra enorme sonrisa.

Y al estrechar ambas manos, Doyoung sintió como aquel tacto iluminó su mente, despejándola de un montón de miedos y dudas, haciendo que sus ideales fueran más visibles. Gracias a eso, algo tuvo totalmente en claro, y era que definitivamente no quería que fuera la primera y última vez a la que viera a Jungwoo, quería seguir viendo su linda y tierna sonrisa muchas más veces.

Una hogareña calidez, recorrió todo el cuerpo de Jungwoo al percibir la suave mano de Doyoung tocar la suya, como si su lugar fuera a su lado y nunca se quisiera apartar de él, lo que no le pareció una mala idea, porque mentiría si dijera que ese risueño chico pelinegro no le pareció guapo a primera vista.

—Entonces...¿te lo llevarás?

  Los dos se separaron y se miraron directamente a los ojos como si fueran hipnotizantes para el contrario y no pudiesen mirar a otro lado.

—Sí, me llevo a Copito.

Así, Doyoung terminó comprándole al pequeño Copito una gran jaula para él, junto con su comida y algunas cosas más, y Jungwoo debido a que Doyoung se veía tan lindo estando confundido respecto a lo que debía de comprarle a Copito para que estuviera bien, no pudo evitar compararlo con un conejito.

—¡Gracias por la compra!— dijo con entusiasmo Jungwoo, al momento en que terminó de cobrar y guardar los productos comprados.

—Gracias...

Jungwoo le entregó la bolsa con la comida de Copito a Doyoung, y al momento en que sus manos se rozaron, Doyoung sin pensarlo mucho, agarró con delicadeza y suavidad los dedos contrarios, sintiendo una vez más las finas manos del pelinaranja, a lo que éste se sonrojo pero correspondió el agarre, entrelazando con ligereza sus manos.

—Nos vemos luego, lindo.—dijo Doyoung, apartando con lentitud su mano de la de Jungwoo y retirándose finalmente del lugar con un acelerado corazón.

Y es que ambos deseaban con todo su corazón volverse a ver.

Una Oportunidad De Amar   ♡NCT Dowoo♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora