Capítulo 3 parte 2. Final.

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Leer las notas al final.

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No es que Steve esté demasiado confiado, porque siempre suele esperar que las cosas salgan mal en algún momento dado. Pero su sentimiento de esperanza es probablemente el comienzo de su caída

Todo va normalmente hasta que es tiempo de escabullirse de su habitación. Tony está un poco adormilado, probablemente debido al hecho de que Stark no paro de hablar hasta por los codos desde el desayuno hasta las diez  de la noche. (pero quién sabe que hora realmente es, incluso aunque Stark abre de vez en cuando la persiana para ver los resultados de su investigación, el exterior se mantiene del mismo color, el mismo lodo marrón.) Rogers claramente había renunciado a enviar a Tony al laboratorio por ahora, y apretó muy fuerte la mandíbula cuando Tony le pidió a Steve que se quedara mientras avanzaban con algunos de los esquemas de Iron Man, y por supuesto, Steve quedó. Rogers también, malhumorado y desapareciendo por un par de horas a aparentemente debido a  deberes rutinarios.

Esperan hasta las dos de la madrugada. Tony se coloca su chaqueta para evitar temblar de frío mientras Steve se asegura de que sus rastreadores se encuentren bajo las almohadas, y ambos se dirigen hacia la puerta. Tony se coloca cerca de su espalda.

Lo primero que sale mal es cuando Steve y Tony están a punto de dejar la habitación y se escucha el inesperado eco de unos pasos.

En la oscuridad, Tony mira preocupado a Steve y Steve eleva un dedo en el aire que significa "Dame un minuto". Tomando un respiro profundo, Steve se desliza cautelosamente hacia el pasillo.

Está vacío. Regresa a la habitación.

— Limpio. — susurra— Pero creo que necesito revisar un poco.

Tony asiente. — Se rápido. — dice.

Steve se apresura a salir. El pasillo sigue vacío, pero aún está preocupado por los pasos que escucharon. Ha contado pasos cada noche y los que son inesperados le preocupan. Avanza en dirección hacia dónde los ha oído  desaparecer, al borde a la vuelta de la esquina...

... Y se encuentra cara a cara con una larga pistola tranquilizante.

— Tengo que hacer lo que él me ordena. — el Dr. Reed Richards dice. Su rostro casi derritiéndose en una mueca de disculpa. — Él tiene a mi familia.

Steve abre la boca, quizás para gritarle a Tony y darle la oportunidad de correr, o quizás para preguntar quién, pero no tiene tiempo.

Reed dispara el arma, la cual resulta un arma eléctrica. Es como ser golpeado por Mjollnir. El dolor atraviesa su columna vertebral  antes de envolver  todo su cuerpo, y obtiene la respuesta de "quien" a la vez que se estrella fuerte contra la pared y golpea el piso.

Puede escuchar el chasquido de unos huesos crujiendo y la adrenalina corre demasiado rápido para que Steve se de cuenta que es su propio cuerpo el que hace ese espantoso chasquido. Probablemente son sus costillas. Rogers lo mira desde arriba, su boca presionada en una sonrisa.

Incluso cuando Reed sigue disparando con otra arma, Steve se da cuenta de la verdad de todo.  Lo golpea por el aire, pero el dolor es desorientado. Un dardo afilado lo golpea en el cuello.

La inconsciencia empieza a aplastarlo. Pero pelea incluso si siente como si se estuviera ahogando en cemento mojado, y tratando de mantenerse despierto, entierra sus uñas en la palma de su mano.

— No te dejaré tomar su corazón. — Steve dice respirando pesadamente y mirando a su yo alterno.

Rogers tiene su mismo rostro, pero de alguna forma se las arregla para que se vea diferente. Tal vez son las emociones que hierven detrás de los ojos de Rogers. O quizá es la visión de Steve, que se ha tornado borrosa, manchando y difuminando las paredes blancas del viejo Triskelionz

Unveil my unsightly heart Donde viven las historias. Descúbrelo ahora