Por todas las veces que
pudimos hablar y
defender, pero
no lo hicimos.
Voy a hablar de guerra,
de dolor, llanto y agonía.
Voy a hablar de paz,
de amor, lucha y valentía.
Voy a hablar porque puedo
y porque aún estoy viva.
Hablaré de la sangre que corre por los suelos,
tiñéndolos con su rojiza espesura,
pues las venas que la contenían
sufrieron numerosas fisuras.
Hablaré de guerras que masacraron vidas
y destruyeron el tejido familiar,
dejando a hijos huérfanos de padres,
y a padres huérfanos de felicidad.
Hablaré de los gritos desesperados
de seres humanos inocentes,
que murieron asesinados
sin ningún tipo de antecedente.
Hablaré de límites que son necesarios,
pues la paz no siempre prevalece,
porque todo tiene un fin,
y el nuestro se esparce lentamente.
Hablaré de que somos plagas incesantes,
ocasionamos demasiados problemas,
porque absolutamente nada nos importa
y no sabemos lidiar con los dilemas.
Y hablaré de que me encantaría creer
que merecemos otra oportunidad.
Pero, la verdad,
ni siquiera deberíamos tener
el privilegio de poder respirar.
El arma está en nuestras manos,
disparar o no disparar,
pero preferimos hacer daño
y ahogarnos en la agonía de la infelicidad.
Te digo, te hablo, te grito, te suplico.
Protege la paz ahora
porque no podrás hacerlo bajo tierra,
y una vez que todo se acabe
la esperanza también se entierra.
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Efímeras epifanías
Poesía"Y quise ser una flor inmarcesible en el jardín de tu afección, mas me marchité; causando mi propia defunción". -Nicole Vega