La universidad queda un poco lejos de casa.
Un poco...mucho.
Todos los días al salir de la última clase me tomo un baño y, si me sobra un poco de dinero del almuerzo, paso por una cafetería que se encuentra cerca.Las calles de Seúl nunca se apagan.
Siempre tienen colores brillantes y el ruido también influye en el paisaje."Un paisaje muy hermoso"
Caminar por la ciudad al atardecer es algo que me trae mucha paz, he de admitir.
Al llevar tres años en la U, se me hizo costumbre llevar esta rutina casi todas las tardes.Después de una hora de caminata y unos veinte minutos en bus, llego a mi destino, ya con el sol escondido y con la luna creciente asomando por los montes.
Tomé las llaves de mi bolso y abrí la entrada de la casona tratando de no hacer mucho ruido, aunque la pesada puerta no hizo más que rechinar.
Entré a la casa siendo inundado por el exquisito olor a comida casera que provenía de la cocina, comenzando a dirigirme a aquella habitación pero no sin antes avisar de mi llegada.— 할머니, 저는 집에 있어요!
(¡Abuela, estoy en casa!)Luego de aclamar mi pequeño arribo comenzaron a escucharse ligeros arrastros de unas pantuflas por el pasillo de casa.
— 내 아들 지민이!
(¡Jimin, mi niño!)Me incliné levemente para recibir el abrazo de la abuela.
Una vez separados, ella tomó mis mejillas, apretujándolas con cariño.— Ay mi muchachito, que flaco que estás.
La abuela habló con un poco de desasociego, pero con mucha razón.
"Puedo afirmar que he bajado alrededor de siete kilos en los últimos dos meses"
Tomé las arrugadas manos de la anciana y las arrimé a mi pecho, para sonreirle con cariño.
— Abuela, no te preocupes. Sí, es cierto que he adelgazado bastante, pero es necesario.
¿O acaso has visto a algún bailarín gordo alguna vez?Como seguimiento de mis palabras, la abuela volvió a tomar mi mejilla, pero esta vez, la tironeó haciendo que bajara la cara a su altura.
— ¿¡Qué, estás loco?!, mi niño, estás extremadamente delgado, en cualquier momento desapareces.
— ..¡Pero, abuela..!
— ¡Nada de peros, niño, hoy vas a comer como se debe.
Además, ¿Qué diantres es eso que acabas de decir, mi niño?. La gente no va a tener en cuenta tu físico, si no tu pasión, y de eso tienes de sobra.La anciana palmeó mis mejillas con decisión.
Las palabras de la abuela siempre son cálidas y reconfortantes. Como un abrazo al corazón.
— Espera a que me saque el calzado, abuela.
Reí sobándome la mejilla.
La abuela podría tener ochenta y cinco años ya, pero siempre tendría mas fuerza que yo."La fuerza de la abuela es una incógnita que hasta el día de hoy no me deja dormir, hm".
Me arrastró hasta la cocina ya descalzo y me obligó a sentarme en la mesa.
Una mesa redonda y vieja, como la gran parte de las cosas en la casa.
Gastada, le vendría bien una buena capa de barnís. Repleta de todos esos defectos, pero llena de recuerdos felices ."Como dije anteriormente, el lugar está llende recuerdos.
Marcos de fotos, marcos de fotos y..más marcos de fotos. La casa está repleta de marcos de fotos.
Demasiadas fotos mías con traje de marinero, además de todos mis cumpleaños con las tías chismosas y con los demas viejitos del vecindario.
Ah, y muchos cuadros que pinta la abuela.
Desde que era niño la abuela pinta paisajes; toda mi niñez rodeado de pinceles, vitrales, bastidores, atriles, óleos.
Tantas veces que se pintó en esta casa que el mismo olor de los materiales quedó impregnado en la morada.
Otra cosa que cabe recalcar de los mil y un talentos de la abuela es la música.
Cuando era más pequeño, siempre me cantaba para dormir."
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Ceguera Entre Parrales. [YoonMin]
Fanfic"Ven, Yoongi" Tomó su fría y enjutada mano para envolverla con sus cortos y un poquito regordetes dedos para comenzar a tararear una dulce canción que luego se convirtió en un suave canto. Acercó al chico a su cuerpo y comenzó a moverse al ritmo de...