❝ problemas ❞
Jimin detestaba trabajar, y sí el destino se lo concediera, se casaría con un hombre mayor y millonario, dispuesto a mantenerlo lo que le resta de vida.
Lástima que todos esos hombres ya estaban casados o tenían amantes plásticas mucho más lindas que él, además de ser heteros, demonios, esa opción fue desacartada desde hace tiempo.
Era un completo martirio levantarse a las seis de la mañana, desayunar treinta minutos después y llegar al trabajo tarde, justo como lo hacía en estos momentos.
Agitado, entra al oficina, alisando su traje o algo parecido a ello luego de correr el último trecho hasta la puerta del lugar. No se le dio el tiempo suficiente para saludar a sus compañeros de piso o al amable guardia de entrada que negaba divertido cuando veía tropezar a Jimin por no tener el control de sus largas piernas y caer de bruces. La semana pasada derramó accidentalmente café en el piso.
—¿Cuándo será el día que llegues temprano al trabajo? ―Seokjin le saluda, entrando a la oficina.
Seokjin es la definición de amabilidad y Jimin lo ama demasiado en secreto. Además de ser su jefe ―lo cual agradece mucho, joder, que suerte la suya― el peligrisaceo podría ser su hermano mayor, Jimin confiaba ciegamente en el hombre de sonrisa brillante, portador de una belleza capaz de arruinar la industria del modelaje y hombros anchos.
―Cuando aumentes mi sueldo, tal vez ―responde divertido, la presencia del mayor le alegra el día, el buen humor es contagioso.
―¿Eso es un "nunca llegaré temprano, Seokjin"?
―Eres un tonto.
Jimin continúa acomodando sus pertenecias en el escritorio mientras Seokjin se pasea por todo el espacio.
Seokjin está en sus gloriosos treinta años y el tiempo parece sólo hacerlo más atractivo. Elegante y sexy, las secretarias y secretarios por igual del primer piso babean ante su presencia, todos lo hacen, ¿por qué es tan perfecto? La definición de sofisticado y coqueto de pies a cabeza, alguien que toma el té por las tardes y alza el dedo meñique ―también lo hace hasta cuando acomoda sus lentes―, ¿quién sería que capaz de eso en pleno siglo veintiuno? Seokjin, el hombre de buenos modales y mejor amigo de Jimin, por supuesto.
Jimin ha considerado la brillante opción de que Seokjin sea el padrino del pequeño o pequeña que lo ha hecho vomitar las últimas dos semanas.
―Hey, Seokjin ―el mencionado lo mira―, deberías ser el padrino de mi floresita, ¿qué opinas? Eres rico y podrías pagarle la universidad ―propone con una sonrisa. En su mente descarta la conveniencia y suena mucho mejor, hasta divertido diría él.
―No lo sé, Jimin, ¿y sí se confunde y me dice papá?
Jimin rueda los ojos.
―Mi bebé ya tiene un papá y soy yo.
―¿Y Jungkook?
Jungkook. Jimin a veces olvida que necesitó de un tercero para embarazarse.
―Jungkook podría ser su hermano mayor, por favor, el chico es inexperto. Además el sólo se encargó de plantar la semilla, yo la haré crecer.
En realidad, la complexión de Jungkook y su vestimenta lo hacían lucir como un adolescente en pleno desarrollo. Timberlands, botas o zapatillas deportivas, camisetas de talles grandes o Jerseys negros, blancos y grises, ¿Jungkook siquiera sabría sobre la existencia de los colores? Quizás también skinny jeans con roturas en los muslos. A veces sus revoltosos y largos cabellos oscuros eran cubiertos por gorros de igual tonalidad.
―Eso no pensaste cuando decidieron tener sexo.
―¡Estaba ebrio! ―casi parece pegar un grito al cielo, habían sido incontables las veces que escuchó la misma acusación―. Hasta hubiera tenido sexo contigo si hubieras estado en aquella fea habitación, pero no, era Jungkook, un niño de diecisiete años, ¿por qué dejan entrar a la fiesta a menores de edad? ―termina de decir, su entrecejo fruncido.
―Es dos mil veinte Jimin. Hoseok nos conseguía identificaciones falsas cuando éramos adolescentes, ¿lo recuerdas?
Su mente lo lleva a retroceder diez años atrás. Jimin, Seokjin y Hoseok, eran muy buenos amigos y buscaban nuevas aventuras, creían que la adrenalina estaba por comenzar y jamás se equivocaron. Hoseok, como el buen concentidor que robaba corazones con sólo una sonrisa y una tienda departamental, consiguió identidades falsas y así lograron entrar a centros nocturnos; centros donde toqueteaban las nalgas de Jimin e incluso perdió su virginidad una inolvidable noche de verano.
Una vez más, Seokjin lo quería matar.
―No es lo mismo ―sus labios forman un puchero inconscientemente.
―Por supuesto que no, ¿qué mocoso embaraza a un adulto?
¿Jungkook? Cierra su boca de inmediato, no estaba para respuestas sarcásticas y risas burlescas, debería aprender a madurar un poco ―no tanto porque al pobre embarazado seguro le explota el cerebro― y pensar antes de actuar; pensar sin alcohol surcando en su cuerpo, y claro, Seokjin protegiendo su espalda. No más embarazos. Qué cruel sonó aquello.
―Ya, déjalo ir, tus preguntas me dan hambre.
El peligris le brinda una sonrisa comprensiva, se coloca al lado del menor y comienza a acariciar sus hombros al notarlos algo tensos.
—Quiero lo mejor para ti, ¿sí? Te amo, y no quiero dejarte solo en esto —admite en voz bajita, casi susurrando. Jimin se siente enternecido ante las palabras cuando se levanta rápidamente de su asiento y abraza a Seokjin.
Él y su floresita también lo aman, tanto, que terminaron vomitando sobre el costoso traje de Seokjin.
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pregnant 丼 kookmin.
Fanfiction꒷꒦ ❝ ¿es ilegal cuando te embarazas de (literalmente) un niño sin experiencia alguna? park jimin, un hombre poco profesional, ha caído en lo que sería su tan esperado destino. ¡pero vamos! ¿diecisiete años? estaba jodido.❞ ⋆ contenido homosexua...