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"Cuando te busco no hay sitio donde no estés"

Pensó que era un sueño o una alucinación suya cuando la vio. No se esperaba verla a ella, justamente a ella. Más allá de la sorpresa, algo le dijo que éste encuentro fortuito no era una simple casualidad. Si quería arreglar las cosas con Clara (y vaya que lo quería), quizás se trataba de la última oportunidad que tenía para lograrlo. No podía desperdiciarla.

—No pensé que fueras a venir tan rápido. —le dijo Pedro mientras se acercaba a saludarlo, haciendo que reaccionara y saliera de sus pensamientos.

Por más de que una parte suya le pedía a gritos que se serenara y no fuera tan obvio, no podía dejar de mirarla. Sus ojos castaños se grabaron en su memoria como los más lindos que vió. Con cada mirada de ella, sentía que tenía alguna especie de poder hipnótico sobre sí mismo, poder avasallante y extraño, que lo inmovilizaba por completo.

—Te dije que estaba relativamente cerca. —contestó algo obvio, tratando de disimular—. ¿Todo en orden?

Por su parte, Clara no sabía que hacer. La única certeza que tenía era su ferviente deseo de salir de allí lo más rápido que le fuera posible. Se sentía desubicada en la situación. "Esto tiene que ser una joda. Una joda de muy mal gusto", pensó para sus adentros. Se había prometido a sí misma no volver a verlo nunca más, dejar ese amor tan loco que le generó más preguntas que respuestas en el pasado, enterrado bajo tierra junto con todo lo que alguna vez llegó sentir. Justamente todo eso fue lo primero que volvió cuando sintió de qué manera Gustavo la estaba mirando, de una forma tan magnética y segura, tan seductora y calmada al mismo tiempo, que sintió cómo su corazón comenzaba a latir más rápido de lo normal.

—Todo en orden, sí. Justo estábamos por empezar a grabar.

—Ah, genial entonces. Si quieren les doy una mano, tengo un rato libre. —se ofreció Gustavo sin despegar su vista de ella, atento a como reaccionaba. Su mano izquierda se encargó de rascar su nuca: una fuga que indicaba que estaba nervioso frente a lo que Clara pudiera llegar a decir.

Pedro percibió que el ambiente estaba raro, pero no llegó a darse cuenta de porqué. Sólo siguió el impulso de intercambiar miradas con Clara antes de contestar, quién le dió a entender que le daba igual si él se quedaba. Esa respuesta evidentemente era una mentira piadosa que la ayudaba a salvarse de tener que dar amargas explicaciones.

—Bueno, como quieras. Voy a ir a buscar unas cosas al auto, ya vuelvo. —contestó mientras salía del estudio, con tono calmado y animado al mismo tiempo.

Otra vez estaban en un mismo lugar, solos. Gustavo intentó hacer que su mirada y la de Clara se encontraran, pero ella logró esquivarlo mientras pasaba un mechón de pelo color castaño claro —el cual él noto que estaba más oscuro que cuando la conoció— detrás de su oreja y supo que eso significaba una sola cosa: había logrado ponerla nerviosa.

Después de haber estado un rato mirándola, pensando en cómo hacer para sacarle tema de conversación, finalmente se animó a hablar.

—Mirá que no muerdo, eh. —ella lo miró seria sin emitir comentario alguno sobre el chiste que había hecho.- Este es mi estudio, Clara. Pensé que te acordabas...

—Yo no elegí venir. —contestó distante y algo fastidiada mientras se cruzaba de brazos, cortando el impulso de Gustavo de seguir hablando, haciendo que él se quedara observándola por unos segundos antes de volver a hablar.

La tesis que tenía sobre que quizás Clara quería hablar con él y después de tanto tiempo arreglar las cosas se desintegró en ese mismo instante. Sin embargo, se convenció de que no debía desistir. Era entendible y evidente que estaba enojada, él mejor que nadie sabía que había cometido una gran equivocación. "Errar es humano, perdonar es divino", pensó para sus adentros, como cada vez que algún pensamiento del tipo culpable y tortuoso sobre esa situación aparecía para echarle en la cara lo ciego y poco considerado que fue a la hora de no decirle la verdad, y por sobre todo, de romperle el corazón a la persona a la que menos quería hacerle daño.

magia ; gustavo ceratiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora