1. Miel y Jazmín.

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En Diciembre la vida de Lee Minhyuk tuvo un rotundo cambio, aunque no lograba entenderlo del todo, ¿Era posible que un desconocido impactara tanto en su vida cotidiana? Quizá se había vuelto loco, ni siquiera conocía el nombre de aquel joven. Tenía la certeza de que era un omega, claro que sí, había tenido la oportunidad de pasar a su lado varias veces y era imposible ignorar ese aroma a miel y jazmín que tanto le gustaba, ¡Olía tan bien!

Aún recordaba de manera vívida la primera vez que tuvo la oportunidad de cruzarse con él.

Era invierno, la nieve caía y el clima era insoportablemente frío, Minhyuk detestaba esa clase de días, él era una persona de verano, no se veía capaz de soportar las bajas temperaturas. Era su primer día de trabajo, por suerte había conseguido un puesto de secretario en una empresa de renombre, aunque debía admitir que su jefe le daba escalofríos, por el momento parecía simpático pero su sexto sentido le decía que debía mantenerse alerta.

Por la mañana, pasó a una cafetería que quedaba cerca del edificio donde ahora trabajaba, si bien jamás había ido allí, resultó ser una experiencia agradable, la atención era buena y el café mucho mejor. Hasta ese momento todo había transcurrido con normalidad, bebió su taza de café y comió un muffin, entonces se dispuso a salir de la tienda al mismo tiempo que otro chico se disponía a entrar, por ende ambos se encontraron en la puerta, Minhyuk dejó pasar al contrario antes de salir y... ¡Dios! ¿Ese olor provenía de aquel omega? Por un segundo el cerebro del chico se detuvo y sólo salió de ese trance cuando se dio cuenta de que se veía como un idiota parado de aquella manera frente a la salida, negó con su cabeza y siguió su camino.

En todo el día no fue capaz de alejar sus pensamientos de ese omega. O bien, en el dulce aroma que este tenía.

¿Era incorrecto pensar de esa manera sobre otro omega? No lo sabía, tampoco le importaba, el desconocido había llamado su atención. Maldición, no recordaba su rostro, a penas se había fijado en este pues cuando quiso hacerlo ya era demasiado tarde, esto lo desanimaba, ¿Sería capaz de encontrarse con él de nuevo? ¿Sería una locura querer verlo una vez más? Tal vez sí se había vuelto loco, era inevitable contemplar esta opción cuando iba a esa cafetería todas las mañanas esperando verlo de nuevo, aunque se repetía una y otra vez que iba allí por el café, mh, sí, sólo el café.

Marzo llegó demasiado pronto para el gusto del omega, no le gustaba la manera en que el tiempo funcionaba, ¿Por qué debía ir tan rápido? ¿Por qué no podía disfrutar más de esos minutos que ocurrían cada que los astros se alineaban a su favor? Durante esos meses se había encontrado unas diez veces con el otro chico, para su mala suerte no había sido capaz de acercarse a entablar una conversación y tampoco había creado una excusa creíble para hablarle, ¿Pedir la hora sería muy cliché? Probablemente. Lee Minhyuk no sabía qué le ocurría, para él era fácil hablar y mantener conversaciones, ¿Por qué se ponía tímido cuando se trataba del otro omega? Le gustaría comprender mejor lo que le ocurría cada vez que se encontraba con ese chico lindo y bajito.

Pero ese día Minhyuk estaba decidido, ¡Claro que sí! Iba a hablarle aunque fuera lo último que hiciera en su vida.

Como todas las mañanas, llegó a la tienda y pidió lo mismo de siempre, ocupó su celular mientras desayunaba, conversaba con amigos o viendo cosas del trabajo, lo cual quedaba en segundo plano cada que escuchaba la campanita de la puerta indicando el ingreso o la salida de algún cliente. Entonces, su corazón dio un vuelco cuando vio al joven ingresar al local, de inmediato volvió a mirar su celular, preguntándose porqué sentía su corazón latir con tanta rapidez. Se mordió el labio inferior buscando relajarse, ¡Dios! ¡No podía hacerlo! Pero ya se lo había prometido a sí mismo, no podía romper una promesa. Esperó a que el otro omega se sentara con sus pedidos, por suerte estaba unas mesas más cerca de la puerta que él, entonces si algo salía mal podía disimular su fracaso y simplemente irse de allí.

Trust me ¦ KihyukDonde viven las historias. Descúbrelo ahora