rejas; wos.

9.

Clara Espinoza.

Venir a almorzar con Valentín se había convertido en mi pasatiempo favorito, con el pasar de los meses, verlo reírse y opinar sobre los temas que estaban pasando en la actualidad eran mis cosas favoritas.
Tenía una mente maravillosa, era tan abierto al mundo real, su manera de respetar el pensamiento distinto y argumentar sobre ello me hacía pensar que era un ser inhumano, jamás en mi vida encontré a una persona tan inteligente, amable, alegre y especial en un lugar tan horrible como este.

-Cada vez falta menos para que te vayas de acá, eh.-

-Si, siete meses.- respondió Valentín.

-¿no estás emocionado? te vas a ir de este lugar de mierda.-

-pero ya no te voy a ver todos los días.- respondió.

mi corazón se encogió.

-Pero valentín, vas a poder estar con tu papá y tu hermano, con tus amigos.-

-Clara, cuando yo salga de acá ya no vas a ser mi abogada, ¿nos vamos a seguir viendo?-

-No se, Valen.-

-Yo no quiero perder contacto con vos. Te volviste alguien muy importante para mi en este tiempo.-

-Vos también te volviste una persona importante para mi.-

-Me gusta cuando te pones colorada.- respondió.

No respondí, las situaciones así me ponían nerviosa.

-¿porque no respondes nada?- dijo mientras reía.

-No te rías.-

-ay, se pone nerviosa.-

-Que gil que sos, Valentin.- dije riendo.

-Clari.-

-¿que?- dije mirándolo.

-me gustan muchos tus ojos.-

-Son ojos color caca valentin, ¿que tienen de lindo?-

-¿que tiene que ver qué sean color marrones? son muy lindos, cada vez que te miro me pierdo en ellos, es como que lo demás no existiera cada vez que nos miramos.-

-no sabía que eras tan romántico, Valentín.-

-¿no te pasa? yo creo que si.-

-¿como no voy a perderme en tu mirada, Valentín? tenes unos ojos celestes preciosos.-

El sonrío mientras pasó su brazo por la reja para acariciarme la mejilla.

-somos inmortales cuando nos miramos fijo.- respondió.

-concuerdo.- respondí.

-Te quiero abrazar.- respondió Valentin.

-Valentin, no se puede.- reí.

-Cuando salga de acá, lo primero que hago es correr a darte un abrazo.-

-Bueno, me parece bien.- sonreí. -¿sabes? creo que nunca te lo dije, pero gracias.-

-¿gracias? ¿gracias porqué?-

-me cambiaste bastante.-

-¿eso es bueno o malo?-

-Bueno, muy bueno. siento que me cambiaste demasiado este tiempo que compartimos juntos, no había conectado tanto con alguien nunca. Tenes una mente extraordinaria, cada palabra que sale de vos es mágica. Tenes una forma de pensar tan realista, ves el mundo tal cual es y me ayudo muchísimo a bajarme de esa nube de perfección en la que estaba subida. Me ayudaste a cambiar, para bien.-

Valentin me miro inclinando su cabeza hacia un costado con una sonrisa en su cara.

-Gracias por decirme esto, sos lo único que me hace bien acá adentro.-

-si, vos también sos lo único que me hace bien acá.-

-¿Clara?-

-¿Si?-

-Sos hermosa.-

Sonreí con la mirada baja, no quería que se ría otra vez del tono rojizo en mis mejillas.

-Mírame.-

-no.- dije riendo.

-Dale Clari, mírame.-

Lo mire con cierta timidez, seguramente se iba a reír de lo colorada que me ponía cada vez que me decía cosas como esas.

-Cuando te pones colorada sos mas linda, pareces una bebe.- dijo riendo. -Clara, veni.-

-¿Que? no puedo entrar a la celda.-

-No tonta, acércate, tenes algo en el pelo.-

Me acerque un poco a la reja y sin tener reacción alguna, Valentín depositó rápido un corto beso en mis labios.

-Perdón, no me contuve.- dijo con una sonrisa.

Solté un suspiro mientras me perdía una vez más en su mirada, podría acostumbrarme a esto.