Canela

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Cuando Park Chanyeol fue por su balón de basket afuera del campo vio al mayor de los hermanos Byun caminar por la acera de enfrente. Como siempre, el chico caminaba con una elegancia única, vistiendo ropas que lucían caras como si hubieran sido hechas por un diseñador de renombre para las grandes pasarelas; aunque debía admitir que no estaba siendo del todo objetivo, pues a su parecer, el joven Byun era una persona apuesta y de rasgos finos.

Mientras recogía el balón —o fingía que lo hacía—, echaba un ojo hacia el despampanante joven que, al sentirse observado, volvió su mirada hacia la otra acera para atrapar los curiosos ojos del más alto. El muchacho de mirada felina y ojos delineados lo saludó con una sonrisa de lado, una mano en el bolsillo y la otra con un par de dedos hacia arriba, formando un saludo entre genial y frío, muy propio de él.

No eran amigos, pero sí habían cruzado unas cuantas palabras, y a Chanyeol no podía causarle más intriga. Lo veía pasar ciertos días a la semana, parecía que vivía cerca aunque cuando le preguntó a sus amigos acerca de ese chico, todos dijeron que realmente no lo conocían y ni siquiera les sonaba el nombre.

No estaba alucinando, ¿o sí?

Debía quitarse la duda, quería hablarle y conocerlo un poco más, aunque toda su aura le intimidaba. Pero no hizo falta siquiera acercarse a él e invitarle a salir, pues en una noche de salida con amigos, lo encontró en la misma discoteca, en la barra de bebidas. Indeciso sobre si estaba bien abordarlo sorpresivamente, le dio un trago seco a su bebida y caminó directo hasta donde se encontraba el joven.

—¿Byun-ssi?

Y como era de esperarse, el nombrado no se sobresaltó y casi ni se inmutó ante el llamado, tan solo arrastró con elegancia su mirada hacia el joven que le estaba hablando.

Chanyeol quedó cautivado al instante por el par de ojos perfectamente delineados con un color cobrizo y por unas sombras ahumadas del mismo color, que decoraban sus delicados párpados.

—Ah... Hola... —saludó tímidamente. Chanyeol no estaba seguro de si había cometido un error al acercarse y hablarle, pues la expresión de Byun no le decía absolutamente nada—. Estaba por aquí y, bueno, te vi, jaja. Espero no estar incomodando... Sé que no nos conocemos bien, pero te he visto un par de veces por mi lugar de entrenamiento, así que solo pasaba a saludar...

Chanyeol rascó su nuca para aliviar su nerviosismo. Por lo general, hablar con las personas no suponía un gran reto para él, pero de algún modo lo estaba siendo en este momento.

—Hola —Byun respondió serenamente.

Finalmente había abierto la boca para decir algo. No era un gran suceso, pero Chanyeol quería dar un brinco de alegría porque sentía que había dado un gran paso. Sin embargo, ahora que había logrado sacarle al menos una palabra, ¿qué debía hacer? ¿Estaría bien irse o tal vez debería decir algo más?

Byun parecía esperar por lo que sea que Chanyeol tendría que decir, así que el más alto se animó a hablar de nuevo.

—¿Has venido solo?

—Sí.

—Ah... Ya veo...

Aquel chico, a pesar se su altura, resultaba ser bastante intimidante. Chanyeol simplemente no sabía cómo actuar a su alrededor; le gustaba, sí, su increíble aroma a canela le atraía, pero ¿por qué tenía que ser tan difícil?

Supuso que la conversación estaba muerta, así que decidió despedirse.

—Bueno, yo ya me-

—¿Tú has venido solo?

Contrario a todo lo que creyó, Byun le hizo una pregunta y por supuesto que no iba a dejarlo colgado.

—Ah, no, vine con unos amigos. Ellos están por allá... —señaló con el dedo a la pista de baile, pero resultó ser que no se encontraban ahí, de hecho, al repasar el lugar con su mirada no los encontró por ningún lado. Chanyeol frunció el ceño—. Estaban por allá...

Byun se rio bajito por dos segundos antes de recuperar la compostura. No obstante, aquella reacción no pasó desapercibida por Chanyeol. Oh, claro que no podría hacerlo.

¡Había hecho hablar y reír a Byun en una sola noche!

Toda una hazaña.

—¿Y bien? ¿Qué piensas hacer ahora que tus amigos te han abandonado? —preguntó Byun con sarcasmo y algo de expectativa.

—Pues... Creo que voy a quedarme justo aquí porque he encontrado una compañía mucho más interesante —respondió con picardía, pero luego se dio cuenta de que tal vez esa actitud no le gustaría a Byun, por lo que carraspeó y dijo: —Claro... Si estás de acuerdo a que me quede aquí contigo...

Byun sonrió enarcó una ceja y sonrió de lado para luego volver su mirada hacia al frente. Chanyeol pensó que sería rechazada, pero al ver la mano izquierda del más bajo, dándole golpecitos al asiento de al lado para que se sentara ahí, sonrió abiertamente y se apresuró en tomar asiento.

—¿Has traído coche? —preguntó Byun.

—Mmm no, ¿por qué?

—Entonces pide un trago —le animó—. El primero va por mi cuenta.

—¿El primero? ¿Planeas quedarte un buen rato?

—¿Tú no? —rebatió con otra pregunta para darle a entender que tendrían mucho tiempo juntos—. Apresúrate y elige tu bebida, que no quiero ser el único con una copa en la mano.

Así que Chanyeol, bien obediente al mandato, ordenó la bebida que lo acompañaría por el resto de la noche.

Para sorpresa su sorpresa, Byun resultó ser una gran compañía, pues era muy bueno escuchando y excelente dando consejos; parecía mayor que él, pero Byun le aseguró que tenían la misma edad. El más bajo se escuchaba como un sabio al hablar, hasta sus palabras eran elegantes. Chanyeol se preguntaba si era posible tener alguna oportunidad con este hombre o debería aceptar que era inalcanzable y admirarlo desde la distancia.

Byun no reía, apenas sonreía, pero Chanyeol podía notar un brillo en su mirada cada vez que le hablaba sobre su experiencia tocando el piano. Al parecer eso era lo que más le gustaba hacer, y Chanyeol ya estaba deseando poder verlo en acción algún día.

—¿Tendrás una presentación pronto? Me gustaría escucharte tocar una melodía de Beethoven. ¿Sabes? Suelo escuchar su música cuando estoy estresado. Me transmite mucha paz.

Byun-ssi lo escuchó atentamente, pero, a pesar de su pedido, tuvo que negar con la cabeza cuando terminó de hablar.

—No creo que vaya presentarme pronto, las oportunidades son una en un millón y solo son para los más experimentados. Realmente no le doy mucha importancia a eso. Me gusta tocar para mí, eso es lo que importa.

—Pero sería genial mostrar tu talento a los demás, ¿no lo crees?

Byun le dio un sorbo a su bebida.

—¿Cuál es el propósito? No necesito demostrar nada.

—No es para demostrar, es para el deleite de los demás.

—Deleitar... huh...

¿Había dicho algo malo? Chanyeol creía que no, pero ¿por qué la expresión de Byun había vuelto a ser como la del principio? No pretendía ofenderlo con su comentario, tan solo quiso alentarlo, porque ¡vamos! A todo el mundo le encanta mostrar sus talentos, ¿no es así?

Byun dejó su vaso sobre la barra de nuevo, y Chanyeol se sobresaltó un poco sobre su asiento, pero lo disimuló bien.

—¿Quieres verme tocar, Chanyeol? —preguntó finalmente.

El más alto se volvió a animar.

—¡Sí! Claro que me gustaría.

—Bien —Byun asintió—. Entonces, será un placer tocar para ti. Para tu deleite.

Para tu deleite  ❝ᴄʜᴀɴʙᴀᴇᴋ⁀➷Donde viven las historias. Descúbrelo ahora