Menta

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Chanyeol estaba entrenando solo en la cancha de basket, aprovechando que su equipo se había tomado el día para descansar. Como capitán, no podía permitirse hacerlo, pues el campeonato regional estaba a la vuelta de la esquina, y si no quería fallar, tendría que perfeccionar sus estrategias para compartirlas después con los demás.

Afortunadamente, la calle estaba vacía por esa zona, en serio que lo agradecía porque el recinto se encontraba en un lugar abierto, y no deseaba ser visto por otras personas, mucho menos por algunas chicas que solían espiarlos a todos mientras entrenaban.

Chanyeol respiró profundamente, se estaba preparando para realizar un tiro de larga distancia, así que se posicionó bien firme en medio del campo y se dispuso a hacer un salto para aventar la pesada pelota de baloncesto, cuando...

—¡Hola, Chanyeol!

...la pelota salió mal disparada por la inesperada interrupción de una voz proveniente de afuera. Chanyeol se giró para encontrar a un muchacho que vestía una polera verde pastel y unos pantalones blancos, de pie detrás de las rejillas que rodeaban el lugar de entrenamiento.

—¿Bae-

No pudo terminar de hablar, debido a que la pelota se estampó en su cara, producto de haber sido lanzada de mala forma y haber chocado contra el aro de la canasta para luego rebotar hacia la mejilla de Chanyeol.

—¡Oh, Dios mío! —escuchó exclamar al chico.

Rápidamente, el muchacho entró para auxiliar al pobre Chanyeol, quien estaba aún en el suelo, muy adolorido por el impacto.

—¿Te encuentras bien? —preguntó preocupado, intentando apartar la mano del más alto de su mejilla para revisarla—. Déjame ver.

Chanyeol tenía los ojos cerrados y se estaba aguantando los quejidos de dolor por puro orgullo, más aún cuando sintió al otro muchacho cerca de él, tratando de tocar su mejilla lesionada. Fue ahí en donde Chanyeol retiró su mano y le dejó revisar, mientras que abría poco a poco los ojos.

Baek estaba bastante cerca; sus labios se abultaban hacia adelante, soltando suaves soplidos sobre la mejilla de Chanyeol. Su aliento olía a menta fresca, su aroma favorito.

No pudo evitarlo, se ruborizó.

—Tal vez te salga un hematoma más tarde —anunció Baek—. Sería ideal tener hielo, aquí. ¿Estás muy lejos de casa?

—Eh... No, pero no es necesario. Déjalo así, no te preocupes —respondió amablemente a la par que se ponía de pie.

—¿Estás seguro?

—Sí, sí, muy seguro. Descuida —afirmó.

Solo entonces, Baek sonrió aliviado y relajó su postura.

—Yo pasaba por aquí, pero no esperaba verte entrenar. Creí que tu equipo se tomaría un descanso por hoy.

—Ah, sí, es que... —se detuvo por un momento para analizar la situación—. Espera... ¿Cómo supiste lo del día de descanso?

¿Acaso estaba muy pendiente de su horario?

Chanyeol creyó que lo había pillado, pero la expresión de Baek no cambió en ningún momento, seguía siendo la misma de siempre, tan relajada y fresca.

—¿Bromeas? Toda la cuadra conoce el horario de tu equipo —respondió fácilmente—. De hecho, las chicas de su club de fans están tan deprimidas que ninguna ha salido siquiera por el pan el día de hoy.

Ambos rieron por el comentario, pero entre las risas, Chanyeol se dio cuenta de algo.

—Así que... ¿Vives por aquí?

—No exactamente, de hecho, vivo a dos paralelas de esta calle, pero suelo pasar por aquí porque solo en la esquina de allá hacen los panecillos que a mi abuela tanto le gustan.

—Ah... Ya veo. Entonces, ¿estabas de camino?

—En realidad, estaba de vuelta —dijo—. Ya se acabaron y no alcancé a comprarlos. ¿Tú qué haces aquí? ¿No se supone que tienes que estar descansando?

—Sí, bueno, se supone —Chanyeol respondió apesadumbrado.

—¿Qué sucede?

Chanyeol no solía ser un chico que se guardara las cosas para sí mismo, al contrario, le era muy fácil abrirse a otras personas, por lo cual, no dudó en contarle sus preocupaciones a Baek, pues este también le inspiraba confianza. Mientras se abría con él, se percató que Baek, a diferencia de su hermano mayor, no solo era bueno para escuchar, sino que también sabía cómo animarlo y aligerar su humor. Chanyeol sentía que estaba hablando con un amigo de años, y no podía sentirse más a gusto con eso.

Realmente se sentía tan cómodo a su lado.

—Y por eso has decidido explotar tu físico hasta que no puedas más.

—¿Estoy siendo reprendido justo ahora?

—Para nada —Baek meneó la cabeza y dibujó una sonrisa traviesa en sus labios—, pero la próxima vez, anímate a compartir con tu equipo lo que te preocupa. Ya sabes, por algo se les llama "equipo".

Baek tenía toda la razón, ¿qué le pasaba? ¡Él no era así! Se estaba comportando como un tonto. No debía cargar con todo el equipo sobre sus hombros, por más que fuera el líder. Sabía que sus compañeros lo entenderían, pues también eran sus amigos y los conocía desde hace años.

Hizo una mirada retrospectiva sobre sí mismo, y quizá sí, el puesto le dio más responsabilidades y sobre todo, lo llenó de estrés. Sin embargo, no dejaría que ese sentimiento negativo terminara llenando toda su mente y perturbando sus sentidos, pues eso solo arruinaría su desempeño como atleta.

Miró a Baek directamente a los ojos, una vez más, y eso le dio calma, lo hizo pensar en que todo estaría bien.

Ah... Ese aire refrescante que emanaba de su persona. Definitivamente, esto era lo que necesitaba.

Baek continuó dándole ánimos.

—Además, ¿qué más da si no ganan? Lo importante es divertirse, ¿no? Ya habrán muchos partidos más para poder hacerlo. Tienes toda una vida llena de oportunidades, Chanyeol. ¿De qué sirve hacer algo que amas con presión de por medio?

Chanyeol sonrió cálidamente.

—Estás en lo cierto.

—Vamos, ya que estamos aquí, te ayudaré a entrenar —resolvió el pequeño castaño.

Esa propuesta había tomado por sorpresa al más alto.

—¿Lo dices en serio? —preguntó con entusiasmo, a lo que Baek asintió con la mismo energía—. Muchas gracias, Baek. No te imaginas cuánto aprecio tu apoyo en este momento.

—¡Anímate, campeón! Que este sea el mejor partido de tu vida, y no para el gusto de otros, sino para tu propio deleite.

Para tu deleite  ❝ᴄʜᴀɴʙᴀᴇᴋ⁀➷Donde viven las historias. Descúbrelo ahora