—Mátame —se queja Rebecca en el instante en que me ve por los pasillos—. Tenemos dos horas de cálculo diferencial.
Suelto una risita por la manera en que coloca su mano en su cabeza simulando ahorcarse.
—Te mataría, pero nadie me mataría a mí después de que yo te mate y tendría que sufrir a esas dos horas de cálculo sin ti, lo siento, no puedo permitírmelo.
—Odio que no me apoyes —se queja, soltando un resoplido—. Jade me hubiera matado sin ninguna molestia.
—Jade mataría a cualquiera sin necesidad de que lo pidan.
—Buen punto —se encoge de hombros antes de acercarse a mí y entrelazar uno de sus brazos con el mío—. Vamos que el profesor Keller odia que lleguemos tarde.
Las clases de cálculo no son una de mis favoritas, pero soy buena en matemáticas, nunca he tenido un mal promedio en las clases de cálculo o cualquier rama de las matemáticas, lamentablemente, el profesor Keller es alguien estresante y sus métodos de aprendizajes solo sirven para revolverte la cabeza.
—Promete que me explicarás todo al final de la clase.
Susurra Rebecca desde su mesabanco, el profesor parece escucharla y nos da una rápida mirada mientras apunta un par de fórmulas en el pizarrón. Espero a que se voltee para responder.
—Lo haré.
Susurro de vuelta y me da su mejor sonrisa.
Comienzo a realizar las ecuaciones que están en el pizarrón, no importa de que se trate la materia, si es ciencias, física o literatura, siempre tengo la costumbre de terminar primero que la clase, a veces considero que puede ser algo grandioso, pues, cuando se trata de la última hora de clases y termino primero, casi siempre el profesor me deja ir temprano, pero otras veces, tengo que esperar a que la mayoría de la clase termine la actividad y no soy buena esperando, me vuelvo ansiosa e inquieta. Rebecca me hace una seña para que le pase los ejercicios resueltos, doy un vistazo hacia el profesor Keller quien parece estar entretenido en su celular y le paso mi cuaderno a mi amiga.
Otra de las cosas que tiendo hacer cuando termino primero que la clase es pensar e imaginarme miles de teorías que podrían pasar en mi vida, y como esta no es la excepción, comienzo a imaginarme como sería mi cita del viernes con Carson, me gusta causar buenas impresiones, y la idea de impresionarle está en mi mente, quiero agradarle y por lo menos gustarle. Imagino que como será salir con él y lo perfecto que será escuchar su risa y ver su preciosa sonrisa, además, presiento que es la clase de novio el cual disfruta pasar tiempo con su novia, llevarla a casa después de clases, comer a la hora del almuerzo juntos y asistir a fiestas juntos, su rostro angelical me hace considerar que es la clase de novio tierno y romántico, sí salgo con él, hay una gran posibilidad de que tenga chocolates y rosas frente a mi casa más de una vez al mes, no soy una amante de las flores, pero los chocolates me fascinan y la idea de que esté en lo cierto suena fabulosa. No puedo esperar a que aquel día llegue.
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Todo lo que no quiero en un chico
Teen FictionLa mayoría de las chicas tienen claro lo que quieren en un chico, pero Emilie Wright sabe exactamente lo que NO quiere. *** Hacer una lista con todo lo que no quiere en un chico parecía una grandiosa idea para encontrar al candidato perfecto. Era se...
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