𝐒𝐰𝐞𝐞𝐭 𝐁𝐥𝐨𝐨𝐝 ━━ ♱ Diabolik Lovers ♱ [TERMINADA]

Capítulo 13.

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❝PERDÓNAME, PERO SIMPLEMENTE
NO HABÍA OTRA FORMA.❞

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"—¿A donde vas?, Aún no acabo contigo —entlnces, la azabache volvió a tomar la daga en sus manos. Al asegurarse de tenerla empuñada como se debe, caminó con paso divertido hacia la mujer que se arrastraba en el suelo. Matarla le causaba gracia y placer, así que quería hacerlo de a poco para disfrutarlo. Claro que, aquel plan fue totalmente descartado cuando Cordelia la encaró sacudiendo en su dirección una botellita con agua bendita, de esas que siempre llevaba atada a su cuello. Alicia reaccionó quejándose con gritos al cubrir su rostro con sus manos, aquello realmente le había dolido. Como si fuera poco, la mujer mayor tomó aquello como oportunidad para levantarse con dificultad del suelo, envolver un crucifijo en la palma de su mano para tomar a Alicia de la muñeca. Al sentir el metal del crucifijo contra su pálida piel, los gritos de la azabache se volvían más sonoros. Cordelia se apresuró a arratrar el cuerpo tropezando de la de ojos carmín que seguía quejándose por el dolor, mientras que la de cabello violeta se dirigía afuera de la mansión cojeando.

Afuera de la mansión era un día soleado, aunque justo entonces el sol estuviese siendo taoadonpor una nube, faltaban un par de horas para que oscureciera. Entre forcejeos y gritos, Alicia llegó hasta el frente de la propiedad, Cordelia la llevó hasta allí incluso pasando junto a la fuente de piedra. Finalmente se detuvieron frente a un árbol, empujó con brusquedad a la niña hasta que su espalda se golpeó contra el frío tronco. La azabache ni siquiera se quejó por ese golpe, sus gemidos del dolor de su muñeca empezaron a volverse jadeos al querer recuperarse. A todas estas, Cordelia procedió a atar las manos de la niña tras el tronco, claro que los gritos volvieron a hacerse presentes cuando el objeto que ataba sus muñecas, fue aquel crucifijo que pertenecía a la mujer.

—Te mataría si supiese como —murmuró la de cabello violeta entre dientes. Tras terminar de atar las muñecas de la niña se levantó del suelo y dejó la botellita vacía de agua bendita en el asfalto a unos metros del árbol sin hojas al que estaba atada Alicia—. El cielo está por despejarse. Cuando la sombra de este frasco llegue hasta aquella marca en el suelo, vendré a desatarte.

Pero, las horas pasaron. Los únicos momentos de descanso de tortura eran cuando las nubes cubrían el sol, y aún asi, el crucifijo se encargaba de hacer lo que la luz solar no. Sus gritos fueron desgarradores las primeras tres horas, después de eso, solo se oían lamentos y llanto. La sombra del frasco había llegado a la marca en el asfalto el la primera hora. Pero Cordelia no cumplió a su palabra, en su lugar, dejó a la azabache atada hasta que se ocultó el sol. Y aún así, no fue a buscarla.

—No puedo... Seguir así..."

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