Capítulo II: Ilvermorny

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Cuando Newt atravesó la entrada, se encontró de pleno con el gran vestíbulo, de techos altos y piso de mármol, todo de una blancura reluciente; la habitación se encontraba vacía, a excepción de las cuatro estatuas de madera que se alzaban orgullosas, equidistantes del centro de la rotonda. Lustrosos balcones de madera de caoba corría la circunferencia de la pieza, adornados con estandartes de color azul con arándano y con el escudo dorado de la escuela en el centro. Newt contempló la habitación maravillado y la directora Picquery lo dejó deambular por unos minutos en silencio.

—Aquí es donde se lleva a cabo la selección de las casas. — le comento y Newt se sobresaltó. — Tenga cuidado con el nudo gordiano.

—¿El qué, perdón? — Newt se volteo a verla creyendo que la había escuchado mal.

—El nudo gordiano, es como se lleva a cabo la ceremonia — Picquery le sonrió y le indico que la siguiera con la mano. — ya tendrá oportunidad de verlo más tarde.

Newt la siguió en silencio, mientras ella le indicaba la manera de ir a las salas comunes de cada casa y a los dormitorios, le señaló que escaleras debía tomar para dirigirse a los diferentes puntos del castillo; después de aquello pasaron por la cocina, le mostró la manera más fácil de salir al campo de vuelo y al campo de transfiguraciones, pasaron por las aulas, hasta que llegaron al lugar donde se alojaban los profesores.

—La mayoría de nuestros docentes permanece en las inmediaciones, a excepción de aquellos que tienen familias, ellos viven a los alrededores, en el pueblo. — le comentó casualmente la directora mientras abría una de las muchas puertas enfiladas. — Esta será su habitación.

—Gracias — Newt le sonrió de lado, pero cuando hizo un ademán para adentrarse, la directora negó con la cabeza.

—Antes de que pueda refrescarse, ponerse cómodo y desempacar sus cosas, le pido que me acompañe a mi oficina, ya que hay algunos asuntos que debemos discutir. — la mujer esperó hasta que Newt asintió con la cabeza antes de dar media vuelta y enfilarse por un pasillo, el cual Newt podría haber jurado que dos segundos antes no estaba allí. Este se encontraba repleto de retratos.

—¿Qué debemos tratar? — dijo, mientras intentaba evitar las miradas escrutadoras de los retratos.

—Aquí no, señor Scamander, las paredes tienen oídos. — Picquery le lanzó una mirada de reprobación a uno de los cuadros y la persona pintada en su interior, muy indignado y resoplando, camino hacia su izquierda hasta desaparecer. — Ni el más notable puede evitar disfrutar de un buen chismorreo. Como se habrá podido percatar, aquí se encuentran los retratos de personas importantes para nuestra comunidad, personas célebres que llenan de orgullo el nombre de Ilvermorny, los trofeos y premios también están aquí.

—Admirable. — fue lo único que atino a decir Newt antes de encontrarse de frente con la estatua de una águila encaramada; la directora realizó un hechizo silencioso y sin varita y ambos fueron arrastrados al interior de la oficina en cuestión de segundos.

La habitación era bastante espaciosa, Newt pudo notar que se encontraba atestada de cosas y sonrió al ver que estaban acomodadas en orden alfabético. A su derecha había una pared repleta de libros, los estantes llegaban hasta el techo; mientras que a su izquierda había un ventanal que daba a los campos de vuelo; la tercera pared tenía una chimenea rodeada por retratos y estantes, donde había más cosas. Los sillones y el escritorio que se encontraban en el centro, también estaban a reventar de cosas y papeles, difícilmente alguien podría estar sentado en ellos; por lo tanto, el hombre que se encontraba invadiendo la habitación con su imponente personalidad y su altivo porte se encontraba de pie.

—Señor Graves, que gusto tenerlo por aquí. — el tono que la directora había utilizado para saludar al invitado, no dejaba lugar a dudas de que este era claramente inesperado y no grato.

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