Narra: Eirene
"I Love You" de Billie Eilish suena a través de mis audífonos y no paro de tararear la canción mientras acomodo los fármacos para el dolor de cabeza en la estantería de color blanco.
Llevo ya tres años trabajando en la pequeña farmacia de unas cuadras antes de mi casa, no es muy divertido, pero me ayuda a pagar las cuentas y de eso no me quejo. Hoy precisamente no hay mucho qué hacer, no está para nada concurrida.
Pero sé que pronto alguien cruzara el umbral como todas las noches.
Al terminar de acomodar las pequeñas cajitas en su lugar; voy en busca de un paquete nuevo de gasas, alcohol, algodón y vendas. Al tenerlo todo, los meto en una bolsa y los coloco delicadamente encima de la cristalería.
Busco la hora en mi reloj de muñeca y confirmo que solo faltan cinco minutos para que se hagan las 9:25pm. Me acomodo mi ondulado cabello negro en una cola de caballo, me bajo el ruedo de mi camisa manga larga lila y detengo la música sin quitarme los audífonos de los oídos.
La puerta de vidrio se abre y entra un chico alto, fornido y piel clara. Va vestido con unos jeans, camisa de cuello en V, zapatos deportivos y una gorra de béisbol; todo de un mismo color...negro.
Tiene su atención en el móvil que sostiene en sus manos, hasta que queda enfrente del mostrador y ve la bolsa blanca colocada sobre este.
Se queda un rato viéndola hasta que clava su mirada en mí.
Es la primera vez de los seis meses seguidos que ha estado viniendo que veo sus ojos, y me sorprende que sean de un escandaloso color verde claro. Pero lo que me llega a sorprender más, es un mechón de cabello azul que se escapa de su gorra.
Sé que lo que he hecho es un tanto atrevido y no sé cómo lo vaya a tomar teniendo en cuenta su reputación.
Pero quería que me viera al menos una vez, y esta es esa vez.
– ¿Cuánto es? –cuestiona en tono frío.
Creía que al hablarle por primera vez sentiría nervios o miedo, pero lo cierto es que no podría estar más calmada.
El chico abre su billetera, pero yo sacudo levemente la cabeza.
– No es necesario que pagues esta vez, son productos que vinieron de más.
Él me ve unos segundos antes de asentir y volver a guardar su pertenencia en uno de los bolsillos traseros de su pantalón.
– Deberías evitar un poco más salir todo el tiempo herido –suelto al ver que toma entre sus manos la bolsa. Sabiendo perfectamente que él se encuentra en perfectas condiciones, así que son para un tercero.
Su mirada me muestra que le ha sorprendido mi atrevimiento, y aun así me sonríe. Pero no es una sonrisa agradable, es más bien amenazante. De esas que te advierten que, si llegas a dar un paso más, te arrepentirás de siquiera haberte atrevido a ponerte en pie.
– Y tú deberías ser un poco más...prudente.
– ¿No crees que tú eres el menos indicado para decir eso, teniendo en cuenta que todos saben lo que haces? –apenas decirlo de un tropezón de mi boca, por el cambio en su rostro, quise que mis pensamientos regresaran a estar solo en mi cabeza.
De repente el ambiente cambia de "extraño e incómodo" ha "turbio y peligroso".
– ¿Y qué es lo que hago? ¿Tú me has visto haciendo algo? –a medida que pronuncia cada una de las palabras, lentamente va rodeando el mostrador que nos separa hasta llegar a estar justo enfrente de mí.
Es dos cabezas más alto que yo y su postura es más que amenazante.
Ahora si tengo algo de miedo.
– No...–respondo con algo de esfuerzo – No, pero la gente dice...
– ¿La gente dice? –me interrumpe dando un paso más hacia mí, obligándome a retroceder y pegar la espalada de la estantería, haciendo que lo que antes estaba acomodando caiga al piso – ¿Te doy un consejo, bonita? ...No creas todo lo que escuches de la gente, porque a veces ellos saben una parte y lo que hacen es inventar la otra.
La manera en la que sus ojos ven con tanta intensidad los míos, corta mi respiración.
– Aléjate de mí.
Hubiese querido que eso sonara con mayor autoridad, pero solo logre que saliera en un susurro tembloroso e inestable.
Sin embargo, logro mi cometido y él se da cuenta de lo extremadamente cerca que esta y se separa rápidamente.
– Gracias por los productos.
Comienza a alejarse y yo comienzo a estabilizar mi ritmo cardíaco, hasta que se detiene abruptamente frente a la puerta y me da una mirada amenazante por encima de su hombro.
– Te lo voy a pasar porque estamos solos en este local de mierda. Pero no vuelvas a adelantarte con mi pedido, ni mucho menos entablar una conversación conmigo –hace una pausa como dándome chance de procesar lo que dice – ¿Me entendiste?
No respondo.
Pero quiero.
He llevado esperando la oportunidad de hablarle y poder preguntarle lo que ha estado por mi mente desde que piso este "local de mierda" por primera vez.
Y ahora que está aquí, con su atención en mí.
Simplemente no puedo hacerlo.
– Pregunte si me entendiste –insiste y yo solo asiento con la cabeza.
Suelta un suspiro de fastidio y se marcha dando un portazo, haciéndome creer por un momento que el vidrio de la puerta estallaría en el acto.
Me dejo caer en suelo, apoyando la espalda de la vidriera, cerrando mis ojos tomándome la cabeza con ambas manos.
¿Cómo pudiste ser tan estúpida?
Deje pasar la oportunidad y ni siquiera logre decirle nada.
Estoy tan enojada conmigo misma ahora, que, si pudiera abofetearme yo misma, lo haría con gusto y sin pensarlo dos veces.
Pero no te puedes rendir tan fácil.
Al menos logre llamar su atención, la próxima vez...A lo mejor sí puedo hacerle la pregunta.
NOTA DE ESCRITORA:
El nombre de la protagonista se pronuncia "Irini" (Eirene), es de origen griego, en español se traduce "Irene" y significa "Paz". Lo cual es una ironía que quise agregarle a la historia, por todos los acontecimientos que vendrán después 😊
¿Qué opinas del nombre?
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¿POR TI? TODO [Reescribiendo]
RomansEirene Duvall ya no es la misma... Después de la pérdida de su hermano se le hace difícil ser la de antes. Es curioso cómo cambian las cosas con el impacto de tres balas. Ahora ella solo tiene en su mente un objetivo, y es encontrar al responsable...