La casa de Nora, por fuera, parece una mansión. Una ingente casa con una puerta enorme que parece de garage. Ventanales del tamaño de una persona, y un antejardín que parece sacado de un cuento de hadas.
Desde afuera, puedo escuchar la música y el bullicio de las personas dentro.
Ya le había mandado un mensaje a Nora, diciendo que estaba afuera, y supuse que no tardaría en aparecer tras la puerta.
Me dispuse a esperar en el antejardín, y no pude evitar mirar con admiración la luz de luna que atravesaba las nubes, haciéndoles parecer casi transparentes.
La brisa nocturna me sentaba bien. Era diferente a las cuatro paredes de mi minúscula habitación, principalmente porque la brisa que siento desde la ventana es muchísimo menos intensa que la que ahora me hace sentir escalofríos.
Aspiré profundamente el aire frío y puro, dejando que llenara mis pulmones por completo y desintoxicara mi muy contaminada alma.
-Dicen que cuando miras mucho a la luna, es porque extrañas a alguien -una voz resonó en mis tímpanos, lo cual me hizo sobresaltar e incluso asustar.
No quise moverme, porque el dueño de esa voz estaba justo detrás de mí, acariciando mis cabellos y aspirando su olor.
Dejo que acaricie mi cintura y me atraiga hacia sí. Podía sentir el aroma del cigarrillo en su nuca, una sensación amarga y atrapante a la vez.
-Tal vez...-sonrío para mí, mientras me doy media vuelta para plantarle cara -. Pero lo que sí es seguro es que a quien extraño no es a tí, Ethan.
-Auch -pone ambas manos en su pecho, ofendido, como si realmente le doliese. Sus ojos almendrados brillan aún más bajo la luz de la luna -. Un golpe bajo, señorita.
Ethan...¿cómo puedo describirlo de la mejor manera? Un imbécil.
Pero no un mal imbécil, sino de esos que siempre puedes sacar una buena característica de ellos, como por ejemplo la simpatía, o el carisma. Buenos adjetivos le componen. Ethan se caracteriza por ser básicamente un payaso.
Río, para luego volver mi vista hacia la luna.
-¿Qué estás haciendo aquí? -Pregunto al aire, sabiendo que escuchará mis palabras. Él está a mi lado, haciendo lo mismo.
-Esperaba a que Nora me abriese la puerta, pero creo que no va a venir.
Saca de su bolsillo una cajetilla de cigarros y me la tiende. A estas alturas, ya no tengo nada que perder.
Le acepto el cigarrillo.-Tal vez se ha puesto muy borracha...-suspiro, y dejo que prenda el cigarro mientras le doy una calada.
-No sería la primera vez que pasa -ríe, mientras prende el suyo y deja a su paso una hilo de humo.
No me gusta que Nora se deje llevar tanto por el alcohol, pero es lo que a ella le gusta hacer. Le he tratado de advertir muchas veces que puede enviciarse si continúa con ese estilo de vida, y arruinar su futuro, pero parece que ella tiene sus propios problemas y sus razones para hacerlo.
Le doy otra calada, dejando que el amargo sabor intoxique mi paladar y todos mis sentidos. Tiene un efecto algo nostálgico, y por alguna razón, me hace sentir en paz, o en un descanso por el limbo.
-Me produce más curiosidad saber por qué estás tú aquí -se dirige a mí, y voltea a verme con recelo -. Siquiera te veo por los jardines del campus, y con suerte te dejan salir a la vuelta de la esquina.
Sus palabras me hacen caer en la cruda y triste realidad, lo cual me hace volver a deprimirme.
-Me escapé.
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Abrazar a un monstruo, un amor enfermizo // Jeff the Killer.
Fanfic¿Qué pasaría si de un día para otro, descubres que posees habilidades sobrenaturales, y que un loco creepypasta está loco por secuestrarte? Pues es exactamente el caso de Audrey Blinkerhoff, sólo que no contaba con que un muy amargado pero interesan...