Londres en medio del fuego. Una guerra civil que llevaba extendiendose por mas de un mes, saqueos, robos y asesinatos eran las unicas preocupaciones de miles de personas consumidas por el miedo y la demencia. Donde la definición de amigos, familia y paz habia desaparecido o solo se había olvidado de sus debiles mentes, quebradas a falta de razones lógicas para todo aquello que de una manera tras otra, ocurria ante sus ojos.
Algunas personas habían formado pequeños ejercitos, consiguiendo sus armas de bases policiales o militares que habían perecido o desertado e incluso colaborado y unido a su causa. Solían andar en grupos de cinco a siete personas, separados a distancias de cien metros y organizados de manera que contaran con experiencia militar, y gente del común.
Ya que no contaban con radios funcionales o teléfonos celulares, se comunicaban con ruidos a los que le habían asignado distintas interpretaciones, asemejaban animales o diferentes tonos de silbato. Su misión era primordialmente obtener recursos basicos para su supervivencia.
El comandante Miller tenía como plan dirigirse a las afueras de la ciudad, y hacer un cerco de la misma, para atacar y controlar todo lo que entrara y saliera por la zona. A su paso reclutaba quien quisiera unirse y ayudaba a los que encontraba a su paso.
-¡Sigan al frente! Atentos y disparen a todo lo que se mueva sobre sus cabezas.- ordenó el comandante Miller a su brigada de no mas de diez personas
- Señor... Hace cinco minutos hemos dejado de escucharlo, creo que lo perdimos. -repuso un soldado observando a lo lejos, como si estudiara cada segundo de silencio y hasta el mas minimo susurro en el.
- está aquí, nos acecha, casi puedo olerlo... -comentó alguien mas con una voz temblorosa, pues no todos contaban experiencia militar o en combate, y, aún los que la tenían tampoco estaban mentalmente preparados para luchar contra esas bestias, como ellos solían llamarle.
-Solo necesito que se calmen, podremos con esa cosa.- dijo Miller con vos firme- Vamos a seguir hasta aquella casa, la usaremos como refugio esta noche. Eviten llamar la atención
El peloton avanzaba de cinco en cinco para cubrirsen la espalda, pues todo parecía tranquilo y la pesadilla que venía detrás de ellos, se había marchado, o era lo suficientemente inteligente para esperar a que bajaran la guardia. Era difícil encontrar proviciones de comida en buen estado, aunque ellos llevaban algo de fruta desidratada que hacían ellos mismos. La gente solía cultivar su comida en lugares remotos o escondidos, la comida mas facil era el pescado, pues debido a que las industrias y pezca excesiva ya no existía en la actualidad, la reproducción de los peces aumentó considerablemente, aunque no solo los peces, la contaminación se había elevado en un porcentaje bastante grande y dentro de los ríos aledaños a la ciudad, era dificil pescar algo mas que basura.
Al llegar a aquella casa, que en el interior parecía que antes se usaba como una fabrica textil, con maquinas de costura oxidadas llenas de telaraña y polvo.
- Perfecta para pasar la noche.- Comentó un soldado mientras se sacudía las telarañas de su cabeza.- Parece acogedora.
- Bien, vamos a descansar. Cubriremos tres turnos de vigilancia en la noche.- ordenó el comandante Miller mientras señanala a tres de los soldados que estaban tirados sobre el suelo.- ustedes comienzan a las mil ochocientas horas.
-Como ordene, señor.- Respondieron con una fuerte expresión de cansancio, aunque agradeciendo dentro de sí mismos, no vigilar en horas de la madrugada.
Era inevitable escuchar a esas horas el mas mínimo crujir de los arboles, pues las personas que llegasen a estar dentro de ese perimetro, ya comenzaban también a esconderse en la oscurodad de la noche. En diferentes partes se podían observar luces tenues de personas que encendían fogatas para calentar sus cuerpos, pues los fuertes fríos de invierno se acercaban, y, quien quiera que no hiciera parte de algun grupo, si no moría asesinado, seguro moriría de hambre y congelado.
Los tres soldados ubicados en las ventanas, con sus fusiles preparados y cargados, a la espera. Lo que ellos se preguntaban, era ¿a la espera de qué ?
Pues algunos hombres habían tenido contacto directo con las pesadillas, sean porque hubieran estado escondidos, hubieran presenciado la sangrienta carnicería de alguien cercano o se hubiera enfrentado y ganado a una cosa de esas.
Podía oírse el sonido de los grillos tan fuerte que hacía difícil concentrarse en cualquier otra cosa, evitaban hablar para llamar la atención y ya solo faltaban unos cuarenta y cinco minutos para la siguiente ronda de vigilancia. Uno de los que montaban guardia, el mas joven de ellos, quien jamás había sido militar y la mayor experiencia en exploración eran los Scouts cuando tenía solo once años. Ya estaba con los párpados pesados, aguantando con lo poco que le quedaba de energía y contando en su mente segundo por segundo para poder dormir aunque fuera solo un poco. Su fusil meneandose suavemente al compás de una danza somnolienta y unos ojos apagandose con el correr del reloj.
Un sueño profundo y un disparo ensordecedor.
-Serás hijo de puta.- Grito el comandante mientras se le arrojaba encima, estrellandole un puñetazo en el rostro. todos estaban en shock por lo ocurrido.- Te haz quedado dormido menudo idiota, y además... has revelado nuestra posición.
Uno de los soldados que se escondía dentro los edificios, flanqueando y observando al grupo del comandante que descansaba en el taller, quien desconcertado por el disparo que había acabado de estallar, salió de donde se encontraba camuflado para tener una mejor vista. Una respiración gorgoteante se escuchó a su espalda, no le dio tiempo de mirar hacia atrás, tampoco quizo hacerlo. Aquel hombre intentó correr sin éxito alguno. Un golpe tan fuerte que no se escuchó mas que un lamento, el lamento de una vida que se pierde. Como si fuese arroyado por un auto, salió arrojado del edificio donde se encontraba, golpeando la pared de grueso concreto y estructura gótica, rebotando así a la acera.
En su pecho un agujero donde debería ir su corazón. Todos quedaron paralizados, unos mirando aquella masa de carne irreconocible, y otros una bestia de dos metros que jurarían, los saboreaba desde arriba.
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Cazadores de sueños
Science FictionCuando los sueños se hacen realidad, cuando la inocencia se corrompe para causar una guerra entre soñadores y sueños. El mundo ya no está a salvo y solo unos pocos pueden hacer frente a una lucha en la cual nadie estará a salvo, la bondad y el odio...