𝐩𝐫𝐞𝐭𝐭𝐲 𝐞𝐲𝐞𝐬 ❁𝐭𝐚𝐞𝐤𝐨𝐨𝐤

『16』

Mientras corría su pecho presionado por la falta de aire y trataba de dar grandes bocadas para recuperar el oxigeno que le faltaba.

Volteo de nuevo hacia atrás y sintió sus piernas por un momento fallarle al ver a aquellas tres personas corriendo para alcanzarlo.

Estaban cazando a su presa.

"Mamá, mamá..." susurraba como un niño pequeño asustado y viendo lo poco que faltaba para llegar a su hogar.

No debió quedarse más tiempo después de clases, no debió encontrar a Jungkook en clases de baile y quedarse espiando para ver lo perfecto que era haciéndolo, no debió decirle a su madre que no se preocupara por ir por él.

Y no debió nacer en primer lugar.

Sus pensamientos lo estaban abrumando y ni siquiera se dio cuenta cuando una mal formación en la calle hizo que tropezara y cayera al piso.

Se iba a levantar, pero era demasiado tarde.

Lo sujetaron de los pies y por más que pateo, se movió y grito, grito hasta que sintió su garganta desgarrarse por la fuerza.

Tenia miedo, tanto miedo que era imposible cuantificar.

Sentía que se desvanecía y que todo su cuerpo estaba en alerta, pidiendo auxilio y tratando de buscar en todos lados una manera de escapar mientras era arrastrado hacia un callejón.

"Por fin te tenemos, pequeño" dijo uno de ellos con voz grave y acercándose a su rostro mientras los otros dos lo sujetaban con fuerza en el piso. "No sabes cuánto te extrañamos".

Beso sus labios y lo sujeto de la mandíbula para que no se moviera para tratar de apartarse.

"Deja de llorar, marica" gruño, dandole un puñetazo en su rostro y el castaño simplemente sollozo en silencio y cerro los ojos tratando de detener las lágrimas. "No puedo creer que hayas olvidado cuando detestó que lloren, parece que tendré que educarte de nuevo".

Y después de eso, todo se oscureció...

Su mente lo inhibió al trauma, lo llevo a un lugar oscuro pero aun así podia sentir.

Sentía como bajaban su ropa, como se reían, como introducían sus miembros en su boca y como jugaban con él...

"Mamá, ayudame..." pensó entre pequeñas lagrimas que salían de sus ojos, queriendo que hubiera telepatía para que su heroína viniera a salvarlo como siempre lo hacia.

Pero esta vez... Esta vez no sería salvado.

Ni por su madre ni por su antiguo amigo.