Capítulo 4: Intimidar a las bestias

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Llegó la mañana y todos habían trabajado toda la madrugada para tener todo listo y emprender el viaje, después de todo no se podían dar el lujo de quedarse en ese lugar, muy pronto llegarían más a buscar al Cazador Mágico que ya no volvería por obvias razones. Con la primera luz del alba, la caravana emprendió el viaje a través de las montañas.

Ya en el camino, Trygor se acercó a Arthur, quien caminaba en silencio al frente de todos.

—Así que fuiste un esclavo.

—Así es.

—No entiendo cómo es que un esclavo pueda tener un manejo así de la magia y que sea tan astuto.

—No siempre fui un esclavo, en realidad no fue por mucho tiempo, pero fue una horrible experiencia que me hizo sentir en carne propia la crueldad de este mundo.

—¿Puedo preguntar sobre cómo llegaste a ser esclavo y cómo dejaste de serlo?

—Tal vez te lo cuente luego.

—Entiendo, veré que todo esté en orden atrás.

—Me parece buena idea.

Aunque la personalidad de Arthur sea un tanto alegre y despreocupada, el recordar el tiempo en el que fue esclavo, desdibujó su sonrisa habitual, dejando un semblante un tanto sombrío.

—Así que no siempre tienes esa sonrisa de idiota en el rostro —lo sorprendió Leona.

—Me descubriste —dijo Arthur poniendo una sonrisa nuevamente.

—Volvió esa estúpida sonrisa —dijo mientras mostraba intenciones de irse.

—Si viniste hasta mí es porque querías decir algo, ¿te quedarás callada ahora?

—Sólo quería agradecerte...

—Vaya... —dijo poniendo un rostro del todo burlón.

—Me das asco.

—Está bien, está bien. Di lo que viniste a decir —dijo tras soltar una risa despreocupada.

—Gracias por defender a mi padre, de no haber sido por eso él podría estar muerto.

—No es nada, gracias a eso ahora todo tu clan me sigue y servirán a mi propósito.

—Sé que en realidad sí nos ves como una herramienta, pero también sé que no lo haces con maldad.

—¿En serio?

—Como sea, pareces ser un mago muy bueno.

—Por supuesto, soy un genio.

—Arrogante.

—No es arrogancia, es un hecho y no lo he dicho yo. Desde que era pequeño todos a mi alrededor estaban de acuerdo con que yo era un genio, por mi facilidad para dominar la magia y tener un talento innato.

—Ya veo...

—Usas magia de hielo y también puedes usar [Limit Breaker], debo admitir que eso es inusual.

—No sólo puedo usar ese tipo de magia. Lo viste en la pelea, puedo usar magia curativa, aunque no es mi especialidad.

—Tus cicatrices... ¿En cuántas peleas has estado?

—En las suficientes.

—Tu marca por la maldición de esclavitud...

—Parece que eso resulta interesante para tu padre y para ti.

—No tienes que decir nada si no quieres.

—Hagamos algo, si accedes a mi petición, entonces te diré todo lo que quieras saber sobre mí y mi pasado.

Hambre de LibertadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora