orphanage - loona.

2 "Castigo."

Una apurada Hyejoo bajaba las escaleras, iba tarde a desayunar y probablemente recibiría un castigo por ello. Se quedó dormida y ni Chaewon, ni Sooyoung, quienes dormían a su lado, se molestaron en despertarla. Incluso le pareció extraño que Haseul tampoco lo hiciera, quizás lo hizo para darle una lección y maldijo quedarse tan tarde anoche.

Los Lunes eran los días más pesados, de inmediato después de desayunar tenían clases que durarían hasta las 5 de la tarde. Llegó al comedor y se sentó en una de las sillas intentando pasar desapercibida.

—Llega 5 minutos tarde, señorita Son.— La señora Lee le dio una mirada que le dio a entender que recibiría su castigo después. Miró el reloj en la pared y vio que marcaba las 7:05, era injusto que solo por pasarse cinco minutos se molestaran, aunque sabía que no podía reclamar o sería peor.

Se quedó pensando en lo que había hecho anoche mientras comía su desayuno a paso lento. Nadie sabía sobre eso, pero en los días en que la luna se dejaba ver, solía quedarse a susurrarle cosas, ya fueran secretos o anécdotas de ese día, la consideraba una amiga. Le parecía su único rayo de esperanza, porque Hyejoo tenía solo 14 años pero no era tonta y se daba cuenta de que las probabilidades de salir pronto eran muy bajas. Pensó así en Chaewon, y en que tenía que ser fuerte por ella, darle esperanzas en que saldrían. También pensó en Yerim, su compañera y confidente en todo, y que igual valía la pena luchar por ella.

Así su vista se dirigió a cierta chica de cabellera platinada, estaba comiendo su desayuno y le parecía demasiada ternura para ser real. Quería confesarle sus sentimientos pero a la vez quería impresionarla primero, pensó y pensó hasta que su cabeza por fin algo hizo click. Chae una vez había dicho que le parecía genial la gente que andaba en skate, y sabía de la persona ideal que le podría enseñar.

En otro lugar de la mesa, Heejin se sentía observada por alguien, o más bien en plural. Levantó su cabeza tímidamente y vio que una de las miradas pertenecía a Jeon Jungkook, un chico de la sección del otro lado que era solo para hombres, si no se equivocaba tenía 14. Apartó su vista y dio con su segunda admiradora, Nayeon de su misma sección pero jamás había cruzado palabra con ella, por lo que se le hacía extraño que la estuvieran mirando.

—¿Qué miras tanto, Heeki?— Sus pensamientos se vieron interrumpidos por la dulce voz de Hyunjin, que estaba a su lado terminando de comer su pan con mantequilla.

—Solo observaba al resto, me gustaría no ser tan tímida y hacer más amigos.— El pasado de Heejin había sido tormentoso, no confiaba fácilmente en la gente. No después de que sus papás la abandonaran a los 9 años.

—Bueno, puedes pedirle ayuda a Jiwoo-Unnie con eso.— La chica del flequillo era bastante conocida en el lugar, gracias a su habilidad para hacer amigos rápido.

—Eso es una buena idea.— Admitió Heejin, dándole unas últimas miradas a Jungkook y Nayeon, para así seguir disfrutando su desayuno.

—De todas maneras, yo siempre seré tu amiga, hasta el final.— Hyunjin la tomó por sorpresa pues jamás es de decir cosas tan cursis, pero desde lo de las confesiones del Sábado no había dejado de hablarle de esa manera. Jeon no pudo evitar sentirse la persona más especial, pero poco después se bajó de su nube al darse cuenta de la selección de palabras de la contraria. ¿Solo una amiga?. Eran jóvenes y tenían mucho tiempo para descubrir las cosas, pero tampoco quería ser solo la amiga de Hyunjin por el resto de la eternidad.

Sintió como un pedazo de pan impactó en su cabeza y buscó a su atacante con la mirada; Son Hyejoo. La pelinegra le hizo señas de que la viera después del desayuno, algo que terminó confundiendo a Heejin. Quizás que cosas tramaría. Y como si lo hubiera predicho, la campana sonó y todos se levantaron con pesadez de sus asientos para ir rumbo a sus clases. Hyejoo tomó a Heejin de la muñeca y se la llevó a un pasillo medio vacío.