“¿Dónde estoy?, ¿por qué está todo tan oscuro?, ¿por qué me duele tanto la cabeza y la mandíbula?, tengo miedo” pesaba Zelo cuando despertó. Intentó recordar lo que había pasado, pero solo recordaba flashes de lo sucedido; él y sus hyungs en el set de grabación, Yongguk diciendo que amaba a otro chico, él saliendo llorando del estudio, el callejón, las camionetas negras, los hombres que bajaron de ellas, los golpes, la aguja……”me han secuestrado” pensó Zelo mientras sus lágrimas resbalaban por su cara. Podía notar las cuerdas con las que sus manos estaban atadas, la tela que cubría sus ojos y el pañuelo que tapaba su boca para impedirle hablar. Zelo intentó con todas sus fuerzas desatarse, quitarse la tela y el pañuelo, pero fue inútil, estaba atrapado.
Pasó una media hora hasta que por fin oyó algunas voces en aquel oscuro y frio lugar. Ninguna de las voces le sonaba familiar a sí que eso solo sirvió para asustarlo más. De repente oyó como una de esas voces se acercaba a él. Zelo intentó alejarse pero fue imposible. De repente sintió como una mano le quitaba la venda de los ojos y la de la boca. Zelo empezó a toser intentado controlar su respiración cuando vio la cara de aquel hombre; no sabía quién era aquella persona pero su mirada infundía odio y resentimiento hacia aquel pequeño con lo que Zelo se asustó más si eso fuese posible.
- Por favor suéltame- dijo Zelo llorando
- ¿Sabes quién soy?- le preguntó aquel hombre misterioso
- Por favor- siguió llorando desconsoladamente- le juro que si me suelta no se lo diré a nadie, por favor.
- No has respondido a mi pregunta- le gritó aquel sujeto
- No- respondió Zelo temblando- no sé quién es usted
- ¿Sabes por qué estás aquí?- le continuó preguntado
- No, no lo sé- respondió Zelo con una casi inaudible voz que no paraba de temblar y llorar- por favor, solo quiero irme a mi casa
- Pobre Junhong, ya no volverás más a tu casa- dijo aquel hombre riendo y salió de aquella habitación húmeda y sin ventanas en la que se encontraba Zelo.
Cuando el pequeño escuchó a aquel hombre decir su nombre, un escalofrío le recorrió por todo el cuerpo. Otra vez se encontraba solo en aquel lugar. Zelo se fue a una esquina, se encogió lo más que pudo, metió su cabeza en sus piernas y se puso a llorar lo más fuerte que pudo hasta que se quedó dormido ya sin fuerzas.
Cuando despertó ya era de día. Lo supo por una pequeña grieta que había en la pared que dejaba pasar a penas un centímetro de luz a aquel lugar. Zelo siguió en aquella posición recordado los buenos momentos que había pasado con su familia, con sus amigos y con sus hyungs, logrando conseguir una pequeña sonrisa de aquella boca magullada.
Pasó más de una hora de esa manera hasta que escuchó como la puerta de metal oxidada se habría y entraba una mujer de unos treinta años, con el pelo liso, ojos marrones y sin ninguna expresión en su cara. Llevaba puesto una camiseta de deporte unos pantalones cortos. En la mano llevaba una cajita blanca, y comenzó a acercarse a Zelo. Este al verla se hecho hacia atrás intentando que no le tocara, pero cuando chocó con la pared vio que no tenía escapatoria.
La mujer se agacho a la misma altura en la que Zelo se encontraba y sacó de la pequeña cajita unas gasas y un poco de alcohol, empapó la gasa con el alcohol y se la puso en el labio a Zelo empezando a curar la herida que tenía por el golpe que le había dado anteriormente uno de sus secuestradores.
- ¿Por qué estoy aquí?- preguntó Zelo muy asustado
La mujer lo miró, pero no dio ninguna respuesta y siguió curando la herida de Zelo
- Por favor, contéstame, no quiero estar aquí- dijo Zelo sollozando
Cuando terminó la mujer se levantó y se fue por donde había venido.
- ¡Por qué nadie me dice por qué estoy aquí!- gritó Zelo levantándose y mirando fijamente a la mujer intentado tener respuesta de esta.
La mujer al escucharlo se giró y le miró, pero aun así no salieron palabras de su boca y se fue por la puerta cerrándola detrás de ella. Zelo al observar esta escena se dirigió corriendo hacia la puerta y empezó a golpearla y a gritar.
- ¡Dejadme salir cabrones!, ¡no he hecho nada malo!, ¿por qué me retenéis?- gritaba Zelo detrás de esa puerta sin ninguna respuesta por parte del otro lado.
Cuando su cuerpo no aguantó más cayó desplomado en el suelo a causa de los llantos y del cansancio.
Pasado unos minutos Zelo volvió a abrir los ojos encontrándose a la misma mujer de antes, la que le había curado sus heridas, con un pañuelo empañado de agua sobre su frente. Zelo miró a aquella mujer a los ojos suplicando que le dejara libre con ellos, a lo que la mujer solo respondió con una mirada fría y sin ningún sentimiento en sus ojos.
La mujer volvió a levantarse cuando uno de los guardias que custodiaba la puerta trajo con sigo una bandeja con algo de comida un vaso de metal con un poco se agua. La mujer cogió la bandeja y la dejó al lado de Zelo.
- Come- fue lo único que dijo la mujer antes de irse.
Zelo cogió la bandeja y empezó a comer. La comida estaba asquerosa, pero aun así se la comió toda ya que si quería salir de ese lugar con vida, debía de estar con fuerzas.
Pasaron unas horas y la puerta se volvió a abrir, dejando pasar al hombre de antes. Zelo se fue corriendo a una esquina intentado escavar de aquel hombre ya que le tenía mucho miedo. Aquel hombre se acercó a Zelo y pasó su mano por su cara acariciándola con esta. Zelo vio como los ojos de aquel hombre estaban llenos de ira, alegría y superioridad, al contrario de los de Zelo que estaban llenos de temor, cansancio y desesperación.
- Eres muy guapo- le dijo aquel hombre a Zelo
Al escuchar estas palabras no pudo soportarlo más y se echó a llorar intentando que no se notase, pero era imposible.
- ¿Qué quieres de mí?- preguntó Zelo apenas sin voz
El hombre le sonrió de manera muy forzada y le respondió
- Eso lo sobras a su debido momento Zelito
Zelo con las pocas fuerzas que le quedaban escupió a aquel señor recibiendo como respuesta un puñetazo en su mandíbula abriéndole nuevamente la herida del labio y una patada en el estómago haciendo que Zelo dejara de respirar por unos segundos. El hombre cogió a Zelo de la barbilla y le levantó la cabeza obligándole a mirarle a los ojos, después miró a Zelo de arriba hacia abajo y empezó a reírse. Obligó a Zelo a ponerse de pie y cuando lo estuvo, de una bofetada lo tiró al suelo y se fue dejando a Zelo sangrando allí, no sin antes decirle las últimas palabras
- Estas atrapado aquí, no importa cuánto grites ni cuanto patalees ni todo lo que intentes, no saldrás de aquí hasta que yo lo ordene- le dedicó una sonrisa falsa y siguió hablando- tu estancia aquí puede ser agradable si te portas bien y haces todo lo que yo te diga, pero si me desobedeces, no respondes a mis preguntas, o si veo que la respuesta que das no es la indicada, te juro que rezarás por estar muerto ya que lo de hoy solo ha sido una advertencia. La próxima vez que intentes defenderte o simplemente intentar hacerme daño a mi o a alguno de mis empleados, lo de hoy solo habrá sido como estar en un campo de flores, ¿me has entendido?
Zelo asintió con la cabeza y aquel hombre le dejó allí tirado. Zelo se fue a una esquina de la habitación, metió su cabeza entre sus piernas y lloró sin descanso pensando en quién podría tener tan mal corazón para hacerle esto ya que se notaba que aquel hombre conocía a Zelo y no parecía que fuese muy fan de él.
- Yongguk hyung, por favor, sálvame- estuvo repitiendo eso hasta que a causa del agotamiento no lo pudo soportar más y se quedó dormido pensado y rezando que el amor de su vida viniese a rescatarlo y a sacarle de ese infierno donde ahora se encontraba.
ESTÁS LEYENDO
¡SÁLVAME HYUNG!
FanfictionDurante el último mv de Bap , Zelo salió llorando del ser de grabación a causa de un comentario que Yongguk dijo. Ya era muy tarde cuando Zelo se dio cuenta de que tenía que volver a gravar su parte del mv. Se metió por un callejón sin darse cuenta...