GOLPES (cap. 2 en la serie)

1.2K 83 97
                                    

Estaba dormida, cuando oí ruidos.

—Te levantas ¿¡o qué?— Era cinco, que me daba palmadas en la cara para levantarme.
—No me toques— le di un golpe en el hombro
—¡ay!—Se quejó.
—Para que no me vuelvas a poner un dedo en cima— lo amenace.
—Muy bien ahora vamos a casa— volví a ordenar
—me temo que no-arrancó el auto
-¿y ahora qué?—me recosté en el asiento desganada.

—necesito ir a otro lado.—me dijo empezando a conducir.
—¿sabes? mejor te hubiera dejado en la cafetería, ahorita ya tendría ropa nueva y estaría en mi camita, ni siquiera me hubiera tocado dormir contigo—dije mientras él se parqueaba.

—deja de quejarte—apagó el carro.
—¿qué es lo que necesitas?— le volví a preguntar
—¿qué te importa?— me respondió, suspiré y volteé a la ventana.
—entonces ¿nos bajamos?—empecé a abrir la puerta del carro.

—¡Dices ser la inteligente! Obvio no—exclamó

—soy inteligente pero no adivina, y tú no me quieres decir qué demonios hacemos aquí—dije con un tono de voz ya harto de tener que rogarlo.
—al menos dime que hacemos aquí—me eché hacia adelante, y lo volteé a ver enojada

—necesito ir al hospital—lo señaló, estaba enfrente nuestro.
—¿para qué?—no quiero explotar de nuevo, pero se lo está ganando.
—no tengo porqué explicarte nada—rió irónico mirando por la ventana.

Lo tomé de la corbata y lo puse frente a frente conmigo.

—estoy aquí, sólo porque tu hermana se preocupa por ti; pudimos haber salido muertos de esa cafetería, te salvé la vida, te curé el maldito brazo, y por consecuencia de lo poco que queda de lado amable mío, estoy estancada aquí contigo. Así que por el amor de Dios, cuéntame lo que está pasando—lo miré amenazante.

—aunque ¿sabes qué? sólo bajémonos y robemos lo que tengas que robar y nos vamos a casa.—volví a abrir la puerta
—¿qué te hace pensar que voy a robar algo? no soy un ladrón—me miró con disgusto

—ah perdón es que tu actitud psicópata, me hizo confundirte con un maleante—asentí inocente.

—lo dice la que sabe quebrar cuellos con una sola patada y luego andar como si nada—miró a otro lado
—¿te das cuenta que nos conocimos hoy y ya nos odiamos como si nos conocieramos de hace 20 años?— le dije enojada

—yo no sé tú, pero yo sí te conozco de hace años. Vanya en su libro escribió casi que hasta lo que hacías en el baño— se rió —JÁ,JÁ,JÁ. Muy gracioso.

—desde ahí supe que eras odiosa. Ni siquiera sé por qué te llamas Dulce, de dulce no tienes nada— me miró con un gesto de disgusto

—y tú de cinco tampoco, al menos yo tengo un nombre normal—me reí de él.

como por un minuto nadie habló, hasta que él lo hizo

—necesito saber de quién es éste ojo—se giró, repentinamente y desesperado hacia mí
—¿para qué carajos?—lo miré extrañada.
—no sé si confiar en ti—me miró con desconfianza

—¿y confiaste en Vanya?—levanté una ceja.
—¿cómo sabes que yo?—me miró confuso
—¡por favor! ¿a qué más ibas a ir?— exclamé con ironía.

—Vanya, escribió un libro, exponiendo todos los secretos de la familia, no sé si es la mejor fuente de confianza que haya.—le expliqué asintiendo con la cabeza.

—es ordinaria— y empezamos la misma pelea de años de nuevo.

—¿y? entonces ve y cuéntaselo al mundo; El mundo es ordinario—reí irónica
—¿me vas a dejar contarte o no?—
—Obviamente—me giré hacia él.
—cuando desaparecí, fuí al futuro... al fin del mundo—me hablaba como si fuera un secreto del gobierno.

OH QUERIDO... CUÁN ODIOSO ERES... (TERMINADA) (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora