PRIMER INFORME

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Aletzwart Fugmen García

-Edad 40 años, Ciudad de Nacimiento: Ciudad de Monterrey Nuevo León México.

-Ocupación: Operador de la Fuerza Especial de Reacción del 101° Batallón del Ejercito Mexicano.

Operación- RECUERDOS DE UN PASADO ROJO Prioridad: CLASIFICADO.


Mi padre José García López, fue parte del batallón de fuerzas especiales en México, durante una estadía en la Aduana estatal de USA-MÉXICO, conoció a mi madre, Alexa Fugmen, una alemana que había sido perseguida durante el comunismo en aquel país. Decidieron quedarse en México, debido que en Estados Unidos también tenían represalias por algunos alemanes, por lo que mi padre compro un terreno en Victoria Tamaulipas. Una vida tranquila y sin preocupaciones, pues cuando me tuvieron mi padre tuvo que dejar el ejercito para dedicarse a la familia, pero algo que no sabíamos mi madre y yo, es que mi padre era parte de la elite en el crimen organizado, un grupo que había sido reclutado por un capo de la droga en Reynosa Tamaulipas, Osiel Cárdenas Guillen, líder del cartel del Golfo, un jefe de plaza muy sanguinario y ambicioso. En aquellos años el señor Guillen había contratado una escolta de lujo, al mismísimo cuerpo de fuerzas especiales del ejercito mexicano; grupo aerotransportado de fuerzas especiales del alto mando, el selecto reclutamiento de los mejores en las filas del ejercito, entrenados por Francia y la Delta Force de USA, hombres letales y leales a las ordenes.

Durante el reinado del terror de Guillen hicieron lo que quisieron con el país, tiempo después me entere que fueron los únicos que no quisieron afiliarse al sindicato criminal de Caro Quintero. Mi padre fue parte de las filas de ese grupo selecto, y sus tareas iban desde complacer los deseos de los gobernadores, hombres cerdos repudios, pues siempre pedían niñas para sus placeres. Los policías, corruptos hasta la placa, manchando el nombre de la ley, aceptaban un billete y hacían trabajos para el señor Guillen, desde desaparecer gente hasta hacer la vista gorda cuando alguien declaraba en la fiscalía. El país hundido en la muerte y en las fiscalías limpias del crimen sin expedientes, sin detenidos, en el mundo se cantaban como la mejor policía, si, la mejor para desaparecer y trabajar por el mal camino.

El ultimo recuerdo que tengo de mi padre fue cuando tenía 6 años, una noche del 16 de noviembre de 1986,  ese día un convoy de camionetas llegaron a la entrada de la casa, venían los muebles repletos de hombres con varas metálicas, era lo que pensaba, cuando eran armas de alto poder. Recuerdo que mi padre le dijo a mi madre que me escondiera junto con ella donde fuera, pero ya estaban casi en la puerta, por lo que no tenía otras opciones, recuerdo que ella se fue a esconder a otro cuarto y a mi me escondió debajo de la cama entre las tablas de la tarima, podía ver lo que pasaba, pero estaba confundido, era una situación muy rara, aun recuerdo la conversación de aquella noche, el hombre que se veía que todos seguían se presento como el "Z-3":

 Z-3- ¿Cómo andas o que Z-15? Mira nomas, que bonita casa te hiciste we.

Mi padre- ¿Qué quieres Humberto? Los negocios con Osiel Cárdenas ya no me interesan.

Z-3- Mira cabrón que te quede claro, ese nombre no lo menciona ni el mismo diablo ¿Entendido? Vuélvelo a decir y tendrás tu boca besando tu trasero. Además vine por parte del jefe, ya no eres parte del cuerpo rey, desertaste y según la ley eso se tiene que castigar.

Mi padre- ¿De cuando acá ustedes son hombres de ley?.

Z-3- Z-15, fuiste parte del cartel y del ejercito, ¿Tu crees que los gringos no van a venir a buscarte? vinimos primero rey para poder darte dos opciones, o le vuelves a entrar a los negocios, o te enterramos con todo y familia.

Mi padre- ¿De que hablas?.

Z-3- No puede ser ¿Creíste que no nos enteraríamos que te juntarías con la Alemana de aduanas? todos nos la queríamos chingar y llegas tu te desapareces y te la llevas, que cabrón eres.

En ese momento llegan hombres avisándole aquel que se hacia llamar el Z-3 que no había nadie en aquella casita escondida entre el monte, obviamente nos buscaban a mi y a mi madre, pero ¿Dónde esta ella? ¿Por qué la buscaban? las mismas preguntas que yo me hice, era las que tenía mi padre por su cara de confusión al escuchar las palabras volar en la habitación color naranja y fría por la noche.

Z-3- Bueno luego busco a donde fue toda tu familia, ¿Ya decidiste que harás Z-15?.

Mi padre- Me conoces bien Humberto- 

Z-3- TCH cabrón.

Mi padre- Mi familia primero, ustedes se pueden ir a la chingada a ver como le haces, ¿Qué me vas a torturar? traigo una píldora de cianuro, no te daré el placer de matarme lentamente, púdrete. 

En ese momento se crea un silencio en aquel cuarto, todos se miran y el señor Humberto se queda serio con la mirada fija hacía mi padre:

Z-3- ¿Alguna otra cosa? Me decepcionas, la neta, así que hazme el favor y ya muérete a la chingada, hare que nadie te recuerde, ni tu mismo, toda tu familia sufrirá, a tu esposa la voy a violar hasta que me salgan arrugas en el chile a tu hijo lo formare en mis líneas del frente donde se convertirá en un sanguinario y solo a mi me seguirá, ¿Entiendes? No tendré el placer de matarte lentamente y tu no tendrás la dicha de irte en paz.

Mi padre- Humberto Lazcano, el más marica de la tropa, un día te en... *Detonación de arma*

Humberto Lazcano- Ya me había hartado, cocínenlo en ácido y lo que quede tírenlo en el desierto, lo más escondido que se pueda, no quiero que alguien lo vaya a encontrar al desgraciado. 

Fue la peor escena que había tenido en toda mi vida, estaba en shock, la mente en blanco, la sangre se me helo, las lagrimas salían solas, no pensaba en otra cosa que en mi padre quien quedo tendido enfrente de mí, con un agujero en la frente con un chorro de sangre saliendo y derramando en el piso de cemento de nuestra casa. Quería llorar, gritar, no sabia que estaba pasando, ¿Por qué mi padre no se movía? ¿Por qué no esta hablando con ese señor?. En ese momento aquel hombre se paró enfrente de la cama donde estaba y murmuraba cosas que no entendía, los señores que venían con el se llevaban a mi papá y decían cosas como que habían registrado cada rincón, y creo que no encontraban a mi mamá, y entonces el señor z-3 dio un paso hacía atrás y dijo "Vive la vida muchacho, aun eres un pollo para entrar a los leones" y se marchó.

Salí de la habitación, no sabía que hacer, a donde ir, ¿Qué sucedió exactamente? Era un niño mimado que no entendía que estaba sucediendo. En ese momento escuche ruidos del cuarto de a lado, por curiosidad fui asomarme, era mi madre que estaba escondida debajo de la casa en una puerta secreta que se encontraba moviendo el viejo ropero de la abuela. Corrió y me abrazo, fue el abrazo más triste, pero a la vez confortable que he recibido en mi vida. Caminamos hacía la puerta y mi madre solo miraba hacía adelante, hacía la puerta de tallas de madera que daba hacía el patio, y dijo "Ahora solo somos tu y yo Ale".

FIN DEL REPORTE.



Los 40 DesertoresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora