En una esquina en la que pensaba doblar para así perder las camionetas, otra me tomó por sorpresa dando en la parte trasera del coche haciendo que este diera vuelta, cuando das vuelta dentro de un coche el tiempo es muy corto como para pensar muchas cosas al impactar contra el suelo lo único que se vino a mi mente fue que íbamos a morir por mi culpa, la vista se me fue nublando, desabrocho mi cinturon y moví a Paloma gracias a Dios aún respiraba.
—¿estás bien?, Paloma.
—me duele mucho -lloró- me duele la pierna.
teníamos sangre por toda la cara, y el mismo hombre del bar se asomó por la ventana y sonrió de una manera una completamente aterradora.
—te dije que te encontraría cariño.
Pateó la puerta, grité del dolor y este la rompió y me sacó, los dos mismos hombres anteriores que golpearon al tal Mauricio y a su amigo sacaron a paloma, ella gritaba tan recio de desesperación que la soltaran ya, sentí un golpe en el estómago y caí encajando en mi cuerpo los restos de cristales que se encontraban tirados, sólo escuchaba el "Elizabeth ayúdame" que decía Paloma claro traté de levantarme pensando En qué tal vez podía ayudarla y él porque a mí porque me sucedía esto a mí, al levantarme este hombre tomo mi cabello y lo jaló haciendo que lo mirará fijamente para después golpearme contra su rodilla haciendo que quedará completamente inconsciente.
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.Me desperté en un cuarto obscuro, al parecer grande, y con ataduras en manos y cuello, me dolía todo, las heridas causadas por los cristales ardían por culpa del maldito sudor y El calor del infierno que sentía,
mi vista aun seguía nublada, mi cabeza daba muchas vueltas a lo lejos escuche unos pasos y cerré mis ojos tenía ganas de vomitar claro me aguantaba, Se habría una puerta o eso dijeron mis oídos .—Se que estás despierta, preciosa— Hablo una tétrica voz en algún lado de la habitación, abrí los ojos en par cuando el se asomó y tomo la silla como en la que me encontraba se sentó enfrente de mi — mi nombre es Mario, un placer, —sonrió. Tu nombre es Elizabeth, ¿no? Bonito.
—pudrete -escupi, -¿como carajos lo supo? Pensé.
Escuche un grito muy fuerte, proveniente de una voz muy conocida, ¿quien sera?
Me quede atónita, por El grito desgarrador de ayuda.—PALOMA! —pensé y recordé todo...
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El secuestro de Elizabeth Bennet.
De Todo-¿tanto que te gusta verme sufrir? -claro, no sabes cuanto lo amo.